Coincidencia no, milagro menos
Inimaginable que la petición de Andrés Manuel López Obrador para que se difundiera “todo el manejo del dinero, con la entrega de los sobornos, que se pueda ver en redes sociales, en la televisión convencional, el video que se asegura entregó el señor Lozoya” fuera de inmediato satisfecha por mera casualidad: ayer, finalizada la mañanera en que lo dijo, su demanda se satisfizo en YouTube, Ciro Gómez Leyva la pescó y la catapultó en un tuit.
Descartada como coincidencia o milagro, la revelación solo admite la conjetura de que la independiente Fiscalía General de la República cumplió los deseos del primer mandatario, ya que nadie nunca podrá demostrar que lo hizo ni que violó las leyes que la obligan a mantener en secreto sus averiguaciones en curso. Total, por más indignantes y escandalosas que sean las imágenes, no tienen utilidad alguna para la procuración o la impartición de justicia, porque carecen de valor probatorio en los tribunales y es obvio que nada de esto se pretende con su divulgación.
López Obrador dijo así lo que quería:
“Es importante ya que se conozca cuál es mi opinión o dejarla más clara sobre el asunto del señor Lozoya. Yo sostengo tres cosas, con todo respeto a la Fiscalía y al Poder Judicial, pero considero que es un asunto de Estado y tengo derecho a opinar. Le tengo confianza al fiscal general, le tengo confianza al presidente de la Suprema Corte de Justicia, pero creo, sin entorpecer las investigaciones ni tener una actitud injerencista, respetando la división de poderes, que el pueblo de México tiene derecho a saber toda la verdad. Sí, hay que guardar los requisitos del debido proceso, pero considero que se trata de un asunto de interés público nacional. Entonces, se debe conocer toda la denuncia del señor Lozoya. Todos los mexicanos deben saber qué fue lo que denunció el señor Lozoya. No sé cuál sería el procedimiento a seguir para que la Fiscalía o la instancia correspondiente del Poder Judicial informara sobre esta denuncia (sigue la sugerencia, ya transcrita, de utilizar las redes sociales). Conocer todo, primero, porque esto es sano. Esto ayuda a purificar la vida pública. Nada de ocultar la verdad. Transparencia completa, que es una regla de oro…”.
Si sencillo fue balconear el video de la oficina del Senado y los que resten, es impensable que prospere la idea, presidencial también, sobre procesar a los ex presidentes: “Como lo he venido diciendo, consulta ciudadana, para que el pueblo decida si se les juzga o no, con toda claridad. Además de que lo he venido planteando, quiero dejar de manifiesto de que tiene que ser la gente, tiene que ser el pueblo el que decida sobre este asunto (…). Cuando hablo de consulta es porque se tiene que llevar a cabo el procedimiento que establece la Constitución”.
Gran equivocación: lo constitucional son las consultas, pero ninguno de sus preceptos dice que se tome la opinión “del pueblo” para “enjuiciar” a nadie. Y menos que ese tipo de procedimientos conformen “la democracia…”.