Que debieron exhibir a Guillermo Gutiérrez Badillo recibiendo junto a Rafael Caraveo pacas de billetes por un total, se oye en la videograbación, de 2 millones 400 mil pesos, para que su jefe, el hoy gobernador queretano Francisco Domínguez, saliera al paso de la exhibida y además de cesar a su secretario particular, se deslindara de toda relación con el escándalo. Hay que ver que su nombre figura, en tanto senador panista de la pasada Legislatura, en la declaración que rindió Emilio Lozoya hace días, publicada en MILENIO, como uno de los beneficiarios de los sobornos, al igual que su compañero de bandada Jorge Luis Lavalle y otros, para empujar la reforma energética de Enrique Peña.
Que por cierto, David Penchyna, ex presidente de la Comisión de Energía del Senado, está colaborando desde la semana pasada de manera voluntaria con las autoridades federales para conocer su participación en la red de sobornos de Emilio Lozoya con la empresa brasileña Odebrecht. Se dice que el hidalguense tiene una carta bajo la manga “por si presionan”: irregularidades en el Infonavit, lo que será un duro golpe, pero ahora al PRI. Todo parece indicar que con la difusión del primer capítulo de los videoescándalos 2.0 comenzarán a surgir más nombres.
Que gran ruido político ha causado en Coahuila la incorporación del ex gobernador priista Rubén Moreira y sus huestes al negocio de la radiodifusión, especialmente con estaciones de radio. ¿Algún tinte electoral o mera casualidad? Hay que recordar que el Tribunal autorizó el domingo los comicios en ese estado y en Hidalgo para el 18 de octubre próximo.