El septiembre de AMLO
En la tradición política mexicana, septiembre es el mes del Presidente.
Ha sido la época del año de mayor exposición pública del Ejecutivo, la única en que su titular se ciñe cuatro veces la banda presidencial en un lapso de 15 días. Comienza con el Informe y sigue con las ceremonias relativas a las Fiestas Patrias. Es también el mes en que se presenta el Presupuesto del siguiente año.
Hasta el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz, el Informe era el único discurso anual del mandatario, en el que éste hablaba a la soberanía nacional, no a la prensa. Su sucesor, Luis Echeverría, se descosió ante el micrófono y, a partir de entonces, los presidentes devinieron voceros de su gobierno.
Esto último, Andrés Manuel López Obrador lo ha llevado al extremo. El día que no encabeza una conferencia mañanera o no se dirige a los mexicanos en un video colgado en YouTube parece que hay vacío de poder. Y sus mensajes políticos ya no son sólo anuales, sino trimestrales, lo que exacerba su visibilidad. Aun así, el mandatario se está preparando para un mes de septiembre dedicado a él.
El 1 de septiembre pronunciará el discurso de su segundo Informe en el patio central de Palacio Nacional. Igual que sucedió con su mensaje trimestral del pasado 1 de julio, el del próximo martes será atestiguado sólo por los integrantes de su gabinete por razón de la pandemia de covid-19.
Aunque ya se fueron los tiempos en que el país entero se paraba ese día para ver y escuchar al Presidente, López Obrador usará el colmillo que tiene para incidir en la discusión pública, de modo que un discurso en el que seguramente repetirá lo que dice todas las mañanas genere expectativa.
En su mañanera de ayer, anunció que pedirá a los legisladores que “la primera iniciativa que se discuta y, en su caso, se apruebe a partir del día 1 de septiembre –día en que también arranca el periodo ordinario de sesiones– sea la de quitar el fuero al Presidente, para que el Presidente en funciones pueda ser juzgado por cualquier delito como cualquier ciudadano”.
Por cierto que dicha propuesta de reforma constitucional, para retirar la inmunidad procesal de que goza el Ejecutivo, ya había sido enviada al Congreso, pero se quedó en veremos por falta de consenso entre diputados y senadores. El 13 de febrero pasado, el Presidente envió una nueva iniciativa sobre el tema a la Cámara de Diputados, que es a la que se refirió ayer.
Además, antes del 7 de septiembre, el gobierno federal tendrá que entregar el paquete económico al Congreso de la Unión, que incluye el Presupuesto de Egresos, en el que se verán las prioridades de gasto para el año entrante y será ocasión para medir qué tan comprometido está el Presidente con los proyectos de infraestructura y los programas sociales que ha impulsado.
En la primera quincena del próximo mes, la presencia de López Obrador en el escenario nacional será abrumadora, pues no sólo estará discutiendo el Congreso su iniciativa sobre el fuero presidencial y el Paquete Económico 2021, sino que se verá al Presidente encabezando las ceremonias de los Niños Héroes y el Grito de Independencia (si bien éstas serán ajustadas en formato por la pandemia).
En ese marco, ocurrirán dos cosas: el 15 de septiembre se realizará la no rifa del avión presidencial, ocasión que utilizará nuevamente López Obrador para fustigar los excesos de los gobiernos anteriores, y ese mismo día vence el plazo para presentar una solicitud de consulta ciudadana para ser votada en 2021.
Ayer, López Obrador insistió en que dicha solicitud debe presentarse para consultar a la ciudadanía sobre si deben ser llevados a juicio los expresidentes Salinas, Calderón y Peña. Dijo que prefería que fuesen los ciudadanos quienes la convocaran –mediante las firmas de 2% de los inscritos en el listado nominal de votantes–, pero que si eso no da tiempo, deberá hacerlo el Congreso de la Unión o, en última instancia, él mismo.
El caso es que viviremos un mes de septiembre que será el más presidencial en muchos años.