La joya de la corona
Ganar la capital, el primer paso para ganar la gubernatura.
Quien gane Cuernavaca en la elección del 2021 tiene asegurado un espacio en la competencia electoral del 2024; así de simple. La alcaldía capitalina no garantiza la gubernatura y a veces ni siquiera alcanza para ser candidato, pero representa una plataforma que invariablemente se tomará en cuenta. Ante la falta de liderazgos en Morelos, los ediles serán los primeros en ser incorporados al proceso de sucesión.
Por diferentes motivos la Ciudad de la Eterna Primavera es considerada como el trampolín natural para la gubernatura; es natural: se trata del municipio con mayor población, la sede de los tres poderes del estado, el motor económico de la entidad y el corazón político de la entidad.
A pesar de ello Cuernavaca no siempre ha sido el espacio desde donde se proyectan los gobernadores; hagamos memoria: 1- En 1994 Jorge Carrillo estaba en el gobierno federal y desde allá fue enviado a Morelos como candidato del PRI. 2- En el año 2000 Sergio Estrada Cajigal fue electo gobernador del estado; venía de ser presidente municipal de Cuernavaca. 3- En el 2006 Marco Adame Castillo dejó la senaduría para asumir la titularidad del Ejecutivo de Morelos. 4- En el 2012 Graco Ramírez ganó las elecciones gubernamentales; venía del Senado de la República. 5- En el 2018 Cuauhtémoc Blanco pasó de la alcaldía capitalina a la jefatura del gobierno estatal. En los últimos 30 años, dos alcaldes y dos senadores han competido y ganado la elección para gobernador.
Con esos elementos es posible anticipar que en la elección del 2024 veremos figuras que surgirán desde la cámara alta, como la senadora Lucía Meza Guzmán, lo mismo que varios alcaldes que seguramente lograrán su reelección en el 2021, como Juan Ángel Flores Bustamante y Rafael Reyes Reyes. Quien gane la elección del próximo año en la capital, llámese Antonio Villalobos, Javier Bolaños o José Luis Urióstegui, estará formado en la lista de sucesores de Cuauhtémoc Blanco.
El senado y las alcaldías no son las únicas plataformas desde las cuales se puede buscar la gubernatura, pero son las que de manera natural se tienen que considerar. Puede ser que en los próximos años veamos surgir nuevas figuras y liderazgos, quizá desde ámbitos distintos al ejercicio público (un rector, quizá), pero eso no ha sido común en los últimos tiempos.
Ante la carencia de liderazgos políticos en el estado y la falta de personalidades más allá de los espacios habituales del ejercicio público, es obligado estar pendiente de lo que suceda en Cuernavaca para poder armar el rompecabezas electoral de la segunda mitad del sexenio. Sin dejar de observar a quienes desde ahora se prefiguran como posibles candidatos, será interesante analizar la óptica desde la cual varios partidos pretenden renacer políticamente desde Cuernavaca. Hagamos memoria:
En 1997 los panistas no encontraban un candidato que los representara en la contienda de la capital, la dirigencia de ese partido le había pedido a Antonio Tallabs que fuera su representante en las urnas y se negó, buscaron a un par de panistas más y la respuesta fue la misma; pensaron en el nieto del exgobernador Vicente Estrada Cajigal, Vicente, pero también se negó.
Entonces apareció el otro nieto de don Vicente, Sergio, al que no habían observado porque no le veían capacidad intelectual, inteligencia, ni aptitudes políticas; Sergio era un muchacho frívolo, desinformado, mujeriego, afecto a las fiestas, los autos y el alcohol, pero retrataba bien y estaba dispuesto a competir. Sergio Estrada Cajigal aceptó la candidatura del PAN sin saber exactamente de qué se trataba ser presidente municipal y la suerte lo hizo ganar la elección. Lo demás es historia.
El punto es que desde la capital el Partido Acción Nacional comenzó a construir el proyecto electoral del nuevo milenio; desde Cuernavaca, aprovechando el foro municipal y el carisma del alcalde, los panistas catapultaron a su partido y tres años más tarde no solo ganaron la gubernatura, también se hicieron del control de la cámara y la mayoría de los municipios. Obvio: el gran impulso fue la ola Fox.
Cuernavaca es una plataforma sociopolítica que proyecta a su titular de todas las formas posibles; hoy Antonio Villalobos es un personaje conocido a pesar de todo lo que se diga en su contra, en las mediciones que se hacen sobre su desempeño las calificaciones son regulares, aún así, solo por estar al frente del ayuntamiento, su posicionamiento y rentabilidad está por encima de todos sus demás correligionarios.
En lo que va del sexenio no han surgido nuevos liderazgos en Morelos: el gobernador no ha asumido el rol que le corresponde, ha rehuido la responsabilidad de conducir la entidad y dejó suelta la conducción política y social de los morelenses. Lo mismo ocurre con su gabinete: la secretaria de gobierno ya no es un referente político porque se convirtió en una oficina burocrática más; todos los demás secretarios se ocultan detrás de sus escritorios y hasta los operadores políticos han desaparecido.
La situación en el congreso es un tanto más grave: de los veinte integrantes de la legislatura solo una (Tania Valentina) está haciendo política; el resto navega tratando de no hacer olas, evitan problemas y escudados en la pandemia eluden su responsabilidad, empezando por la de asistir a la cámara. Ningún miembro del parlamento tiene representatividad más allá de su equipo de trabajo y todos cargan con un desgaste muy severo producto de los enfrentamientos internos que tuvieron durante los primeros meses. Pero regresemos a Cuernavaca:
Ganar la capital se ha convertido hoy más que nunca en una meta para personas e instituciones, quienes están en condiciones de competir por esa posición saben que desde ahí pueden saltar a la gubernatura en el 2024 y los partidos de observan en Cuernavaca el punto de lanzamiento para un triunfo estatal.
Pongámosles nombre a los candidatos con lo que tenemos a la vista: en la carrera por la gubernatura del 2024 estará la senadora Lucía Meza, los alcaldes Rafael Reyes y Juan Ángel Flores y (dependiendo de quien gane) Antonio Villalobos, Javier Bolaños o José Luis Urióstegui. Supongamos que quizá en la siguiente legislatura sobresalga algún diputado y no descartemos que también estará considerado en Morena el actual subsecretario de gobernación Rabin Salazar. Todos estos, más los que se acumulen en el camino.
Estructuralmente hablando, quien busque la gubernatura desde un ayuntamiento tendrá más fortuna que quien lo haga desde el parlamento o desde un espacio ciudadano. Los municipios, empezando por la capital, brindan proyección personal, imagen política, rentabilidad electoral, pero también tienen recursos para operar y estructura con la cual construir una campaña.
A nadie sorprende que para los partidos Cuernavaca sea la joya de la corona; lo que sí tiene sorprendidos a todos es que el único que no tiene candidato, ni estrategia, ni proyecto, ni posibilidades de ganar la capital es el gobernador.
posdata
Solo dos presidentes de partidos políticos están trabajando rumbo a las elecciones del 2021 en Morelos: Jonathan Márquez y Tania Valentina; el primero en el Partido Revolucionario Institucional y la segunda en el Partido del Trabajo.
La estrategia de ambos líderes es diferente en su diseño, pero coincidente en sus objetivos: ganar. Jonathan Márquez inició con la reconciliación interna entre los grupos y luego entró a la reconstrucción de su estructura municipal; en el camino está buscando regresar a los viejos liderazgos de su partido al tiempo que analiza figuras ciudadanas que pudieran competir por las siglas del PRI.
Valentina Rodríguez aprovecha el desorden de Morena para abrirles la puerta de la coalición a muchas figuras de la izquierda que se identifican con el proyecto de López Obrador, pero no encuentran caminos en el Movimiento de Regeneración Nacional. El PT por si solo no es atractivo, sobre todo por los negros antecedentes de su dirigente estatal, pero como una puerta de acceso a la coalición con Morena resulta muy atractivo, porque se convierte en un atajo para ser postulado por tres partidos.
En el caso del PRI el plan es simple, aunque nada sencillo de realizar: retornar a viejas figuras del partido, ponerlas en un mismo espacio sin que peleen y acordar que ninguno de ellos tendrá una candidatura el siguiente año no es algo fácil y Jonathan lo está logrando. Luego está el diseño conceptual y estructural de la elección que pasa por un análisis de la nueva realidad en las elecciones y una medición de todas las figuras que pueden competir. Lo que el joven dirigente priísta está haciendo es ponerles método a las cosas.
La suma de Javier López equipo del PT ayudó a Tania Valentina a salir de la ratonera y pensar en grande; el ex panista es un hombre experimentado, pragmático y sin taras morales para actuar; su fuerte no son las relaciones públicas, pero sabe operar bien, sobre todo cuando hay dinero para hacerlo. Y hoy en el PT lo tienen.
El PT y el PRI les están comiendo el mandado a Morena y al PAN, que son los partidos con más proyección de triunfo debido a su rentabilidad electoral actual. Morena encabeza todas las encuestas como partido, pero no tiene definidas las candidaturas y enfrentará momentos de mucha tensión cuando decidan (de la manera que sea) sus candidaturas. Precisamente por ser el partido con más posibilidades de triunfo en Morena hay muchísimos aspirantes tratando de lograr la postulación en cada uno de los espacios, lo cual anticipa que la disputa será a muerte.
Acción Nacional no tiene las complejidades de Morena, pero enfrenta su propia realidad: la dirigencia aún no ha definido la forma como se procesarán los espacios de elección popular y muchos panistas de la vieja guardia consideran que el reparto será solo entre los miembros de la familia y los amigos. Independientemente de ello el PAN necesita de dos elementos para ser competitivo y aprovechar su posición en las encuestas: buenos candidatos y unidad interna; ambos asuntos siguen irresueltos.
Independientemente de que en la siguiente elección habrá 19 siglas distintas en las boletas electorales, la clave para entender la conformación futura del mapa político estatal está en estos cuatro partidos. Lo que suceda durante el proceso electoral y el día de las elecciones del 2021 está directamente relacionado con lo que desde ahora están haciendo o dejando de hacer las dirigencias.
Tania Valentina es una mujer con un colmillo afilado y varios años de práctica en los pasillos de poder; Jonathan es un político que conoce de estrategia electoral y tiene la experiencia de haber hecho política fuera del estado. Juan Carlos Martínez Terrazas es joven, es inteligente, pero está perdiendo tiempo valioso para consolidar a su partido. En Morena el problema es dramático: la dirigencia no tiene liderazgo y las bases militantes están listas para devorarse entre si.
nota
Cuernavaca igual que todos los municipios del estado enfrenta una crisis económica que ha paralizado la obra pública y compromete la prestación de los servicios, pero a diferencia de otros ayuntamientos en la capital el alcalde lucha, además, con una embestida política y jurídica en forma de demandas penales, acusaciones por malversación de recursos y campañas en redes sociales.
El tema en la capital es complejo, involucra a varias instancias y tiene que ver con mucho más que una defensa mediática. El escenario que vive Cuernavaca es consecuencia de diversas circunstancias, de errores del pasado y descuidos actuales, pero sobre todo apuntan a una vendetta personal en contra de Antonio Villalobos.
Para salir adelante de la crisis el alcalde primero debe entender a lo que se enfrenta, las consecuencias probables y los tiempos legales y políticos. Aunado a ello es fundamental que el municipio entre a un proceso real y profundo de reingeniería financiera, porque los recursos con los que cuenta, independientemente de cómo se apliquen, no alcanzan para sortear el lastre que arrastran.
El tiempo es oro en ese tema. El futuro personal y político de Villalobos está en juego.
post it
El gobernador Cuauhtémoc Blanco escaló un par de peldaños más en el ranking nacional de gobernadores, según la encuesta de agosto de El Heraldo; la recuperación en la confianza del mandatario morelense refiere el estudio, tiene que ver con la forma como ha manejado la pandemia de covid.
Sin menoscabo a la estrategia integral implementada en esta situación, gran parte del mérito lo merece la estructura de salud, es decir, las áreas médicas, operativas y administrativas, incluyendo a todos y cada uno de los trabajadores.
Morelos vivió un momento muy crítico por el coronavirus hace unos meses, cuando el número de enfermos y muertos al día se contaban por decenas; hoy parece que la peor parte se ha superado. La estrategia sanitaria de los servicios de salud ha sido buena, no así su plan de comunicación, empezando por el desafortunado e inoportuno comercial del hospital itinerante.
El covid es un tema que incide en todos los aspectos de la administración; para bien o para mal.
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