Si sale Nuño entra AMLO

Los acuerdos SEP-SNTE no van a servir de nada porque los desconoce la CNTE.
El SNTE agrupa a la inmensa mayoría de los profesores del país, pero es pacífico. Con sus mañas de sindicato grande, pero pacífico.
La CNTE es una pequeña minoría, pero violenta.
Y en nuestro país el gobierno, del color que sea, se dobla cuando presionan los violentos.
Aquí se le hace más caso a las minorías bravuconas que a las mayorías civilizadas.
El SNTE planteó a la Secretaría de Educación Pública la necesidad de revisar los exámenes de la reforma educativa y adaptarlos a las realidades regionales del magisterio.
Lo anterior no compromete a la reforma, sino que es una adaptación de las pruebas.
La SEP dijo que sí, y el Instituto Nacional de Evaluación Educativa también consideró viable la demanda.
Con ello el SNTE busca adecuar un instrumento de la reforma y quitar presión sobre profesores de estados marginados.
Pero la CNTE va por la derogación de la reforma educativa. No habrá otra salida al conflicto si no la echan abajo.
Pueden estar sentados muchos meses, pero de esas mesas de diálogo no va a salir nunca una solución porque el conglomerado AMLO-CNTE busca anular al gobierno.
Al caerse la reforma educativa, el gobierno tendría una suerte de vida vegetativa hasta finalizar el sexenio y entregarle el poder a López Obrador.
Si el gobierno se raja ante esa minoría violenta, todo lo demás caerá por añadidura. No habrá de otra: AMLO Presidente.
Mientras dialogan la CNTE y la secretaría de Gobernación, los integrantes de esa minoría rijosa tienen sin clases (ya llevan dos meses) a los alumnos de Oaxaca.
Ayer tomaron por asalto el Congreso del Estado de Michoacán, donde realizaron actos vandálicos.
En Guerrero, atacaron las instalaciones del SNTE en Chilpancingo.
Al estado de Oaxaca le fue bien ayer: sólo hubo diez bloqueos, uno de ellos al aeropuerto de la capital.
Es que anteayer hubo 20 bloqueos. Los maestros de la CNTE irrumpieron en un hotel donde sesionaban funcionarios del Instituto Estatal de Educación, a quienes sacaron a empujones, les aventaron huevos en la cara al grito de “¡perros!”, “¡traidores!”.
Bueno, con ellos es la mesa de diálogo en la Secretaría de Gobernación, en la que no se resuelve nada porque ambos saben que no hay punto de arreglo.
O sí podría haberlo: que el gobierno se eche para atrás con la reforma, doble las manos ante los violentos y se conforme con sobrevivir de aquí al fin del sexenio, mientras toma posesión el candidato de la CNTE.
Menos que eso la CNTE no va a aceptar.
Del otro lado la alternativa sería desgastar al movimiento magisterial de la Coordinadora, exhibirlo en su mentira central que es la “privatización de la educación”, y no volver a cometer errores de operación como fue el desalojo de Nochixtlán.
Y la sociedad tiene que ejercer presión para que el gobierno actúe en defensa de las mayorías y del interés general.
Vamos a ver qué opción sale triunfante de este dilema.
Pero, ojo: el día que veamos a Nuño salir derrotado del edificio de la SEP, preparémonos porque el siguiente cuadro es la entrada de López Obrador a Palacio Nacional.
Twitter: @PabloHiriart