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ESTRATEGIAS

Las prestanombres de Graco

A dos años de distancia, las investigaciones de diversas dependencias de la actual administración comprueban que durante su sexenio, Graco Ramírez Garrido Abreu utilizó una forma de operar muy similar a la de Javier Duarte en Veracruz para apoderarse de los recursos del erario, sin embargo, la diferencia es que el veracruzano utilizó toda una red de empresas “fantasmas” en tanto que el tabasqueño que gobernó Morelos durante seis años utilizó a personas comunes y corrientes para “lavar” millones de pesos.

En los próximos días el gobierno de Cuauhtémoc Blanco presentará una denuncia penal ante la Fiscalía Anticorrupción sobre el caso de los 380 mil uniformes gratuitos para alumnos de primaria de los cuales no se entregó ni el 10 por ciento, de los que se presume un desfalco superior a los 40 millones de pesos.

Lo más indignante es que quizás resulte que las únicas penalmente responsables sean dos mujeres que fueron utilizadas para cobrar el dinero, mientras que los ex funcionarios del IEBEM, de la Secretaría de Desarrollo Social, y el propio Graco Ramírez hoy están disfrutando y riéndose de la “mini estafa maestra” que ellos operaron.

Le explico: de acuerdo a la documentación que obra en los archivos del IEBEM, y que fueron objeto de una “auditoría forense”, las únicas personas que recibieron dinero para la confección de uniformes y distribución de los mismos fueron Julia Domínguez Miranda y María del Carmen Alcantar de Luna, respectivamente. La primera aparece como “secretaria C de la Secretaría de Desarrollo Económico, Social, Movilidad Urbana y Transporte del Ayuntamiento de Jiutepec” y vive en una casa muy modesta de la colonia Constitución de esa misma localidad. El 23 de octubre del 2017 se le pagó una factura por un monto de un millón quinientos mil dos pesos por concepto de “Pago parcial correspondiente a la maquila de 380,000 piezas de uniformes escolares. Primer pago”.

El 1 de diciembre del 2017 recibió siete millones cuatrocientos sesenta y tres mil setecientos cincuenta y cinco pesos; el 12 de febrero del 2018, un millón tres mil trescientos setenta y cinco pesos; el 25 de abril del 2018, un millón tres mil trescientos setenta y cinco pesos. Extrañamente, el 25 de abril del 2018 la tesorería del IEBEM emitió cinco pagos el mismo día de un millón tres mil trescientos setenta y cinco pesos y el noveno pago fue el 28 de septiembre del 2018. Al analizar las facturas se observa que se emitieron con número de folio consecutivo, lo cual indica que este proveedor no emitió facturas a otros clientes durante este periodo y que los números de facturas son del 1 al 10, “lo que hace suponer que podría tratarse de una empresa prestanombres”, concluye la Auditoría.

La otra proveedora, María del Carmen Alcantar de Luna (entrenadora de Tiro con Arco, según una nota en la sección deportiva de La Unión de Morelos) fue electa por la comisión de adquisiciones para dos contratos, el primero por novecientos cincuenta y dos mil doscientos setenta y tres pesos por concepto de “Armado, Etiquetado y Almacenaje”, y otro por un millón sesenta y siete mil doscientos pesos por concepto de “Logística y Entrega de Uniformes Escolares a Nivel Primaria del Estado de Morelos”.

Si bien es cierto que su registro ante el SAT fue hace mucho tiempo, el domicilio fiscal dista mucho de lo que debe ser una empresa que factura esas cantidades de dinero, pues se ubica en una privada de la colonia Acapantzingo y el IMSS reportó que no tiene ningún trabajador dado de alta. Y lo que es peor: no se entregó ni el 10 por ciento de las 380 mil prendas estipuladas en el contrato. El resto del dinero se pagó a una empresa fabricante de telas (Mayar S.A. de C.V.) que parece tener todo en regla, salvo que por la cantidad de compra —25 millones de pesos—, debió licitarse y no aplicarse el método de invitación a tres proveedores.

“La Lic. Yanely Fontes Pérez quien se desempeñaba como Directora de Administración informó que previo estudio del mercado, se decidió mediante la minuta de trabajo de fecha 31 de julio de 2017, que sea el proveedor MAYAR DE MEXICO S.A. DE C.V., quien surta el material e insumos en la fabricación de los Uniformes Escolares”, fue lo que le informaron al despacho externo que se encargó de hacer la auditoría, mismo que dejó asentado que “no hay documentos que acrediten dónde se recibió el material adquirido a Mayar de México S.A. de C.V.”.

Como podrá advertirse, el asunto de los uniformes escolares gratuitos resultó una “estafa maestra” en chiquito, pues además de los 45 millones de pesos autorizados por la LIII Legislatura para los uniformes, hubo otra partida de 20 millones de pesos para la adquisición de máquinas de coser industriales cuya compra fue amparada con facturas impresas en papel, de esas que tiene años que se dejaron de usar.

Al final (como ocurrió en el megafraude que le imputan a Rosario Robles) nadie sabe y nadie supo dónde quedaron las máquinas de coser ni los uniformes.

La última versión oficial del gobierno de Graco fue que las prendas no fueron entregadas “porque los niños ya habían crecido y no les iban a quedar”. ¿Qué pasará con estas dos mujeres que a todas luces fueron usadas para disponer del dinero? ¿La Fiscalía Anticorrupción les dará un “criterio de oportunidad” tipo Emilio Lozoya para que digan a quién le entregaron el dinero? Muy pronto lo sabremos.

No es el único caso en que personas comunes (casi siempre mujeres) aparecen como beneficiarios de millonarios pagos erogados por el gobierno de Graco Ramírez. El nombre de Gabriela Yadira González Trujillo aparece en infinidad de contratos por todo tipo de productos y siempre en adjudicación directa o invitación a tres proveedores, y si buscamos en el Google Maps el domicilio fiscal podremos darnos cuenta que se trata de una tiendita en una colonia del poblado de Tejalpa.

Todo eso nos demuestra —una vez más— que Graco Ramírez se dedicó a saquear al estado durante los seis años de su gobierno, pero fue muy cuidadoso de no cometer los mismos errores que su homólogo de Veracruz, Javier Duarte. Por ello —lo dijimos y lo seguiremos diciendo— Graco no pisará la cárcel.

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