Los gringos son muchos más que los gringos
El acento original que ha encontrado Jorge Castañeda para intentar una visión abarcadora, a la vez cercana y lejana, de Estados Unidos es, precisamente, mirar hacia todo Estados Unidos.
Históricamente, aceleradamente en el último siglo, Estados Unidos no es solo el país de lo que nosotros llamamos gringos y ellos llaman blancos o wasps (white anglo saxon protestants), sino el país de una diversidad racial constitutiva, la cual no ha hecho sino crecer en el tiempo y en el espacio.
En cuanto se toma esta perspectiva, Estados Unidos aparece como una sociedad, una “civilización” dice Castañeda, distinta del estereotipo de un país blanco, de clase media, parejamente exitoso y homogéneo, capaz de cumplir el sueño de cada quien en la gran corriente del sueño americano.
Lo que Castañeda ha hecho es añadir a su mirada la diversidad racial, cultural, religiosa, regional estadunidense y examinarla como parte del todo americano, en continua contradicción respecto de sus propios sueños divergentes, en un entorno institucional de reglas parejas, que no siempre se cumplen, pero siempre se pueden exigir.
Es la diversidad racial y cultural que no está presente en la palabra gringo. Tampoco en la mayor parte de los grandes libros escritos por extranjeros sobre aquel país. Pero esa diversidad es también carne y hueso de la identidad estadunidense: el espacio histórico de sus opresiones, pero también de su enorme riqueza, de su incesante combustión creativa.
Castañeda ve como parte consustancial de la sociedad estadunidense a la sociedad estadunidense no blanca, empezando por la población afro, cuya historia es la mayor herida abierta en el corazón de esa nación, terminando con las otras minorías, nativas, hispanas, asiáticas, neoafricanas y neoeuropeas, que suben por las paredes interiores de aquel inmenso país, el más provinciano y el más cosmopolita de la tierra.
Es decir, que los gringos son muchos más que los gringos. Sobra, pero no sobra decir que Estados Unidos: desde la intimidad y a la distancia (Debate, 2020), no es un libro de ensayos reunidos, una colección de artículos o una crónica impresionista sobre la realidad estadunidense. Es un libro unitario, pensado y resuelto como libro, de alto refinamiento analítico y abrumadora reserva de información y lecturas.