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COORDENADAS

Nos amenaza un nuevo estancamiento

Es un hecho que durante los meses recientes casi todas las variables económicas mostraron crecimiento si se comparan con los meses previos, tanto las asociadas a la exportación como al mercado interno.

Esta alza se debe en buena medida a la reapertura de la economía, que permitió que actividades que estuvieron detenidas durante abril y mayo nuevamente tuvieran actividad.

Esto se refleja en un incremento de la movilidad. De acuerdo con los datos de Apple Mobility, entre el 6 de abril y el 31 de agosto, la movilidad en trasporte público aumentó en 131 por ciento… aunque aún está 49 por ciento debajo de los niveles de enero.

En la medida que va creciendo la movilidad aumenta la actividad económica, pero mientras más crece, el ritmo de aumento se desacelera.

Una muestra de ello es la información que el día de ayer dio a conocer el INEGI, referente a la venta de automóviles en el mercado doméstico.

El crecimiento durante el mes de agosto fue de 5.8 por ciento, el cual se compara desfavorablemente con el 25.5 por ciento de julio y aún más con el 49.5 por ciento de junio.

Esta tendencia, que puede observarse en el mercado automotriz, probablemente la veamos en otros ámbitos en la medida que se vaya obteniendo información nueva.

Y también es factible que veamos lo mismo en la exportación. El crecimiento de las exportaciones no petroleras de México fue de 77 por ciento en el mes de junio respecto a mayo y bajó a 10 por ciento en el mes de julio respecto al anterior. Quizás, cuando conozcamos las nuevas cifras en las próximas semanas, veamos que en agosto se acentuó la desaceleración.

En Estados Unidos la apuesta es que el conjunto de estímulos fiscales y monetarios permita que la economía mantenga su crecimiento.

No hay garantía de que ello suceda. Estamos en una situación inédita en la historia y no debiéramos sorprendernos si las cosas no resultan como dice la teoría.

Aun considerando que las exportaciones no se estanquen, su dinámica no va a ser suficiente para darle tracción a la economía.

En el caso de México lo que se requeriría es un repunte de la inversión. Se trata de la única variable que puede impulsar el crecimiento.

Las posibilidades de que el aumento del consumo permita una mayor expansión de la economía, son limitadas, pues el consumo tiende a ser más estable.

Si consideramos que en agosto hubo una caída de alrededor de 4 por ciento anual en el empleo formal (de acuerdo con lo informado por el presidente López Obrador) y que se puede estimar un alza del salario real medio de 2.7 por ciento, tendríamos una caída de la masa salarial real del sector formal de 1.4 por ciento.

Es decir, del consumo no provendrá la recuperación.

Hay expectación respecto a lo que habrá de contener el Paquete Económico para 2021. Sin embargo, más vale poner los pies sobre la tierra porque prácticamente se puede anticipar lo sustantivo de dicho paquete.

No va a contener un programa específico de recuperación aunque, como ayer quedó manifiesto, tampoco contemplará la creación de nuevos impuestos.

Es decir, tendremos un escenario básicamente inercial que apuesta a un crecimiento de la economía, que probablemente se fije en algo así como un 4 por ciento, luego de una caída cercana al 10 por ciento este año.

Vuelvo con mi estribillo. Mientras la inversión privada no despegue, no habrá manera de encender el crecimiento económico.

Ámbito: 
Nacional