Disparatada celebración
La inesperada negativa del Consejo General del INE a otorgar el registro al partido de Margarita Zavala y Felipe Calderón, motivó en el presidente López Obrador una festiva y virulenta reacción de interpretaciones erradas, propuestas indecorosas y ráfagas de odio y rencor impropios de su investidura.
En vez de guardar distancia de las instituciones autónomas y las guerras partidistas, se preguntó y se respondió: “¿Cual es mi opinión?, ¿qué es lo que yo considero que está sucediendo?, ¿por qué estas cosas tan extrañas? Yo creo que esto es un triunfo del pueblo de México”.
Y se sinceró: “No saben cuánto celebro esto. Porque nosotros nos vamos a ir, incluso pueden cambiar los que van a las instituciones, pero ya tenemos una población muy consciente”.
¿Mediante qué artimaña o artilugio habría podido “el pueblo” hacer que siete de los 11 consejeros electorales votaran contra una propuesta que el día anterior, por unanimidad, habían hecho los cinco de Comisión de Prerrogativas y Partidos Políticos? ¿Cómo habrá hecho “el pueblo” para que dos de éstos recularan?
Otros dos de quienes votaron contra el registro son Lorenzo Córdova y Ciro Murayama, a quienes el Presidente aludió en el mismo mensaje de la celebración: “¡Cómo iba el INE a otorgar el registro del partido, se acababa el INE! Si de por sí están totalmente desacreditados porque ya cambió la mentalidad del pueblo. México es de los países, repito, con menos analfabetismo político, es un pueblo de lo más consciente en el mundo. Lo celebro muchísimo”.
Al mismo par de consejeros electorales lo incluyó entre las personas que citó de manera despreciativa, al sugerirle a Calderón: “Que recurra a los que lo ayudaron en aquel entonces. Ahí tiene al Reforma. Tiene a los intelectuales orgánicos (Héctor) Aguilar Camín, (Enrique) Krauze. Hasta a uno que ahora votó contra él (Lorenzo Córdova) y Ciro… no sé cuál es su apellido (Murayama). El mismo Lorenzo Córdova estuvo a favor del fraude en ese entonces. Que Calderón convoque a sus amigos de antes de las cámaras empresariales, como Claudio X. González; las televisoras, los medios; que le ayuden y que salgan a la calle a protestar pacíficamente. Y que si no hay justicia en México, que vayan al extranjero, que vayan ante la OEA en Washington —pero que no vayan a Nueva York, porque aunque allá está la ONU también está allá García Luna. Pueden ir con sus amigos de la OEA, pero que sigan luchando, como lo hicimos nosotros…”.
Dado a mezclar política y religión, aventuró: “Los católicos, evangélicos a favor de la transformación, dirán ‘es justicia divina’; los laicos, no creyentes, deben estar sosteniendo que es ‘justicia terrenal’; los escépticos todavía no alcanzan a comprender lo que sucedió. Deben estar pensando que es una jugarreta para que luego en el Tribunal (electoral) se le dé marcha atrás a la decisión del INE y al final de cuentas se le dé el registro al partido de Felipe Calderón”.
Incontinente, pues, desaprovechó la oportunidad de mantener presidencial silencio.