Un partidólogo idóneo para Morena
Para los otros 50 que aspiran presidir Morena, la levantada de mano de Porfirio Muñoz Ledo es como un manotazo que debiera despabilarlos, reflexionar sobre dimensiones y proporciones, y motivarlos a desistir a fin de que el desfigurado Movimiento de Regeneración Nacional, con mucho mayores probabilidades, cobre forma de un verdadero partido político.
¿Quién tiene la experiencia política y el conocimiento de la Constitución, del Estado, del Congreso y de la administración pública del cofundador de la Corriente Democrática que puso en estado comatoso al PRI, propició la alternancia democrática, el triunfo de Cuauhtémoc Cárdenas en la capital nacional y el arribo a la Presidencia de Andrés Manuel López Obrador?
Como secretaria general que es y presidenta interina que fue, Yeidckol Polevnsky conoce muy bien el Movimiento que no ha podido graduarse de partido. Mario Delgado fue secretario de Finanzas en el gobierno capitalino de Marcelo Ebrard y coordina exitosamente la bancada morenista en la Cámara de Diputados. Alejandro Rojas también conoce los entresijos de Morena, pero sus denuncias del cochinero interno lo colocan en constante conflicto con la nomenklatura.
Los demás, o son desconocidos o son bisoños en el arte de la política (que en su versión mexicana hiede a muladar).
Fogueado en ese mundo desde los años 60, Porfirio es el indiscutible mejor armado para presidir Morena:
Abogado por la UNAM y con estudios doctorales en la Universidad de París. Subsecretario de la Presidencia, subdirector de IMSS y secretario del Trabajo y Educación con Luis Echeverría, José López Portillo y Miguel de la Madrid. Ha sido senador y presidente de la Cámara de Diputados en dos ocasiones; representante permanente de México ante la ONU (coordinó al Grupo de los 77 y presidió el Consejo de Seguridad). Bajo la divisa del desaparecido Partido Auténtico de la Revolución Mexicana, contendió en 2000 por la Presidencia de la República y declinó a favor de Vicente Fox, quien lo nombró coordinador de la Comisión de Estudios para la Reforma del Estado y después embajador ante la Unión Europea. Rompió con el Presidente cuando éste pretendió intervenir en las elecciones de 2006 y a partir de entonces apoyó a López Obrador en su búsqueda de la primera magistratura.
En 2009 fue diputado plurinominal por el Partido del Trabajo. En el cambio de gobierno capitalino (2012), Miguel Ángel Mancera lo nombró comisionado para la reforma política de la capital y secretario ejecutivo de la Comisión Redactora del proyecto de Constitución para Ciudad de México.
Muñoz Ledo no tiene pelos en la lengua cuando discrepa de López Obrador y está por el saneamiento de las instituciones republicanas. Tiene la inteligencia de no ser sectario y la cualidad de hablar con todo el abanico de adversarios políticos e ideológicos.
Para encabezar Morena lo acreditan sus gestiones como presidente, ni más ni menos, que del PRI y el PRD.
Eso explica que sus competidores, frente a él, prácticamente no se vean…