El veterano político busca la dirigencia del partido de López Obrador y amenaza con expulsar de la organización al canciller, a quien invita a aliarse con la derecha
A través de la pantalla del Zoom, el diputado Porfirio Muñoz Ledo (Ciudad de México, 1933) muestra tres fotografías en blanco y negro. Son imágenes que marcan tres hitos de una vasta trayectoria política. Las imágenes fueron tomadas en el Zócalo de Ciudad de México. En la primera, de 1976, el político observa a un mar de simpatizantes como secretario de Educación del presidente José López Portillo, del PRI. En otra, de 1988, aparece sonriente junto al excandidato presidencial Cuauhtémoc Cárdenas, a quien conoce desde el jardín de niños, y con quién abandonó el PRI para fundar la Corriente Democrática. La tercera es un multitudinario mitin de Andrés Manuel López Obrador durante la campaña presidencial de 2006.
A sus 87 años, Muñoz Ledo emprende su penúltima batalla. Quiere convertirse en presidente de Morena, el partido en el Gobierno, que busca un norte tras meses de disputas internas y acusaciones de corrupción. Su principal carta es la experiencia que lo respalda. La juventud de la fórmula la aporta la combativa senadora Citlalli Hernández, quien aspira a la secretaría general. Muñoz Ledo critica abiertamente —en una entrevista llena de paréntesis, elipsis y anécdotas— a Marcelo Ebrard, el secretario de Relaciones Exteriores y número dos de la Administración. En su opinión, el canciller emana una energía negativa dentro del partido y amenaza con expulsarlo de la agrupación si llega a la dirigencia junto a su delfín en la contienda, el diputado Mario Delgado.
Pregunta. ¿Cómo está de salud?
Respuesta: Estoy muy bien, como diría don Juan Tenorio.
P. ¿Cómo lleva una campaña en tiempos de pandemia?
R. Es una campaña virtual. Yo he entendido en esta pandemia algo que nunca hubiera imaginado. He rejuvenecido porque mi generación no me dejaba estos aparatos. Me ha venido un segundo aire. Para mi edad tiene la ventaja de que puedo hacer campaña desde aquí. He tenido los actos más impresionantes. Tengo reuniones con sindicalistas, con jóvenes y luego por Estados y regiones. Ya me enamoré de este televisor.
P. ¿Qué le hizo interesarse por la dirigencia de Morena?
R. Ya no pude ser premio Nobel.
P. La competencia parece más un concurso de popularidad que de ideas.
R. No es que vaya a ganar por popularidad. Es historia. Yo soy uno de los tres políticos que siempre están en la cabeza. Sale Cuauhtémoc Cárdenas, sale Andrés Manuel a veces Ifigenia Martínez, por el movimiento que organizamos en 1988. Yo he tenido 50 o 60 años de exposición a los medios.
P. ¿Qué diagnóstico hace del partido?
R. Somos muy poco partido y mucho movimiento. Andrés [ Manuel López Obrador] llega con un gran movimiento, pero no somos partido orgánico. Yo estoy proponiendo un partido con las características y valores de los grandes partidos políticos. Somos un partido histórico, la Cuarta Transformación, porque somos el único partido de izquierda que hay en el país. Conozco muy bien la vida de los partidos. Es mi especialidad académica. Los estudié con el primer tratadista que hubo, Maurice Duverger. De partidos sí sé y voy por mi tercer partido. Ya presidí dos, el PRI y el PRD.
P. Usted ha jugado un papel de voz crítica a la Administración. ¿Le interesa seguir haciendo autocrítica desde el partido?
R. No, pero permitiré que otros lo hagan. Yo concilio. He sido presidente del partido, concilio y sanciono. Soy muy duro. Voy a hacer un comité de justicia, ligado a un sistema de control de dinero, de contraloría y de administración de finanzas, que va a presidir la gran economista Ifigenia Martínez, la más honorable de este país. Yo entrando pido una auditoría. Yo audité al PRI contra el gran disgusto presidencial. Yo quiero depurar. No son purgas soviéticas. Son transiciones democráticas y republicanas.
P. En junio usted dijo en las redes sociales: “Que se vayan del partido los lambiscones y los corruptos”. ¿Cómo llevar a cabo la depuración?
R. Se van porque se van. Y si no, juicio. No estoy bromeando. Mi querido amigo, lo digo con respeto, Marcelo Ebrard, está ansioso, ganoso, desembocado para ser presidente de la república. En todos sus actos lo demuestra. Jugó un juego suyo en Washington. Eso llegó hasta nuestra representación en Washington. Que se cuide. Perdóname, Marcelo, pero te vas a ir del partido si sigues así. Yo me comprometo. Te vas. Mario [Delgado, cercano a Ebrard, uno de sus contendientes], te lo digo por este medio: “Ya te pasaste de cómplice. Estás comprando a todas las autoridades. Cuídate”. Si siguen en lo suyo, se van del partido. Marcelo, ¿quieres ser presidente? Que encabece la derecha mexicana, por favor. No es una oferta mala. Para que el país tenga una derecha abierta y que tenga una izquierda abierta.
P. Ya que está en esto. ¿Cuál es el sentido ideológico de Morena?
R. El Gobierno de Andrés Manuel se ha corrido al centro por dos razones. Una, porque la realidad del país está ahí. Hay una polarización en la sociedad, problemas económicos. Cualquier gobierno del mundo busca un equilibrio y es lo que está haciendo Andrés. Una parte de sus ideas de revolución asustan al empresariado. Y por otro lado, la política económica también. No es un Gobierno frágil porque tiene una gran base popular. Es un Gobierno sumamente difícil. Tiene empresarios ahí. Él tiene que hablar con los empresarios. Ahora hay una crisis económica. Hay un desempleo bárbaro, que es mundial, además. Entonces, el presidente tiene poco margen de maniobra.
Yo no he sido crítico sino corrector. Nunca le he preguntado a Andrés y él nunca me ha dicho nada. Yo tuve diferencias, pero ¿cuáles fueron? La migración, que es la que combinó Marcelo con los americanos, que violó todos los derechos humanos. Yo estoy con mis ideas. ¿Qué es lo fundamental? Romper con el PRI, hacer un programa de izquierda, absorber a toda la izquierda del país y hacer un bloque común para una transformación de fondo con justicia social. Para mí y para Bobbio una izquierda verdadera es al mismo tiempo justiciera, igualitarista y crítica, si no se vuelve soviética.
P. ¿Le preocupa este clima de choque entre la administración y sus críticos? El golpe cotidiano a la prensa crítica, al feminismo…
R. Bueno, no es la primera vez en la historia que un gobernante es crítico contra la prensa cuando esta lo ataca. Él se defiende. Los periódicos obedecen a la empresa. El periódico ya no da de sí. Ya el linotipo que conocí, ya no existe. Los directores de periódicos casi todos, algunos dos se salvan en México, son empresarios. ¿Por qué los empresarios invierten en un negocio que pierde? Porque su injerencia política les permite desquitarse.
P. Pero el presidente también ha chocado con otros grupos que no comulgan con la derecha, como el movimiento feminista.
R. El primero gobierno regional en la historia de México que obedeció la paridad de género fue el de la Ciudad de México de Andrés Manuel López Obrador. Ha respetado en todos sus cargos, ahí en el partido también, la paridad de género. Las manifestaciones de mujeres las hemos hecho nosotros. Las redes feministas que yo tengo, por ejemplo, en mi computadora, clasificada, yo puedo hacer una reunión en tres días con cuatro, cuando pueda salir, en un teatro. Ahí tengo los nombres: Marta Lamas, todas, todas… Hay un movimiento que en el fondo es provida. Habrá derecho irrevocable de las mujeres a la interrupción del embarazo. Habrá diversidad sexual. Eso va a estar en mi plataforma. La derecha no tiene con qué vencernos.
P. ¿Qué tanto habla con el presidente Andrés Manuel?
R. Telepáticamente. Acaba de salir una declaración que él hizo, que no me leyó, que es sobre este muchacho candidato [Gibrán Ramírez]. Es muy raro. Siempre me atacaba. Nunca lo toqué a este muchacho. Averigüé que había sido jefe de una oficinita del IMSS. Ayer [por jueves] me informé con Germán Martínez Casares [exdirector del IMSS]. Es un muchacho que no tenía chamba, era muy inteligente y se metió ahí. El hecho es que él renunció para incorporarse a Morena. Se inscribió al día siguiente y cinco días después se lanzó a la presidencia. ¿En qué lugar del mundo? ¿En qué lugar del universo? ¿En qué lugar de la galaxia central, perdóname, un joven se inscribe un día en el partido al que no pertenece y al día siguiente se lanza a la presidencia del partido sin saber nada? Lo compraron para que fregara y ya sé quién lo compró. He metido la investigación. De veras no hablé con Andrés Manuel y Andrés Manuel se fijó en lo mismo y dijo: “Este muchacho va a ser procesado”. Este muchacho ganó sin trabajar y tiene malos manejos. Va a ser procesado, punto.
P. ¿Qué opina de quienes dicen que Morena es una reencarnación del PRI?
R. Orgánicamente es todo lo contrario. El PRI era una máquina de Gobierno. Era un Leviatán, un robot. Un día me dijo [el expresidente] López Portillo “oiga, yo nunca fui miembro del PRI”. Yo era presidente del PRI. “Yo tampoco”, le dije. Entré al Gobierno por la academia. El PRI era lo contrario de nosotros. Tenía una estructura. Nosotros convocamos sin organizar y allá se organizaba sin convocatoria.