La incertidumbre llegó para quedarse
Atisbar lo que puede traer el futuro es siempre complicado. Pero hacerlo cuando nos enfrentamos quizás al momento de mayor incertidumbre en las últimas décadas, lo convierte en poco menos que una adivinanza.
Permítame poner sobre la mesa cuatro elementos que son algunas de las principales fuentes de incertidumbre.
1-La pandemia.
El 12 de enero se hicieron públicos los primeros casos en China y hacia finales de febrero se reconocieron los primeros en México. Llevamos más de 8 meses en el mundo con la más grave pandemia en los últimos 90 años y no se ve ni cuándo ni cómo pueda terminar.
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Esto afecta todo. Ha golpeado a la economía como nunca lo habíamos visto. Nos ha cambiado la vida cotidiana en múltiples aspectos. Y lo peor de todo es que no se ve luz al final del túnel.
En el caso específico de México, las perspectivas oficiales han perdido credibilidad. El descenso de la curva de contagios ha sido lento y hay una clara subestimación de enfermos y fallecidos.
La gran apuesta hoy es la vacuna. Sin embargo, como aquí hemos expresado desde hace mucho, aun en el caso más afortunado de que haya alguna que haya cumplido con todos los protocolos en el curso de este año, el proceso de vacunación tardaría en el mejor de los casos buena parte del 2021 y quizás incluso hasta el 2022.
No sabemos a ciencia cierta cómo puede comportarse la curva de contagios en el camino. El ejemplo de España es muy claro. Luego de que parecía que habían derrotado a la enfermedad entre mayo y julio, hubo un rebrote y hoy nuevamente hay amenaza de confinamientos, así sean locales.
La sensación de que “lo peor ya pasó” es equivocada y puede generar un repunte de los contagios en México en el último trimestre del año.
2- Las elecciones en EU.
Hay algunos que piensan que Trump tiene perdida la elección de noviembre. Lo dudo. Creo que la moneda sigue en el aire. En los 43 días que restan para la elección se definirá todo. La ventaja que aún tiene Biden en los estados que van a ser determinantes como Florida y Pennsylvania, es demasiado limitado para considerar que no pueda revertirse.
Y además se está configurando un escenario en el que, si no hubiera una derrota contundente del candidato republicano, éste pondrá obstáculos para reconocerla con la ventaja de una Corte que eventualmente puede favorecerlo tras la muerte de Ruth Bader Grinsburg. Eso puede generar una crisis política de consecuencias imposibles de anticipar y que puede generar un periodo de incertidumbre en la última parte de este año.
3-La incierta recuperación.
En casi todo el mundo se ha visto una recuperación de la economía en la medida que se ha abandonado el confinamiento estricto y se ha procedido a la reapertura. Sin embargo, luego de un primer rebote, se ha percibido que se presenta un debilitamiento. Pese a ello, en el mundo desarrollado, los pronósticos de la Reserva Federal o de la OCDE, son mejores hoy que hace un par de meses. En México, en contraste, solo se estabilizó la estimación de caída, alineándose en cerca de 10 por ciento para este año y sin consenso para el 2021, en el que podría haber un crecimiento del 2 al 5 por ciento. Todo esto cambiará si el curso de la pandemia es diferente al previsto.
4-Los vaivenes políticos en México.
Desde las próximas semanas, México vivirá una efervescencia política, pues deberán definirse miles de candidaturas para las elecciones del próximo año y la competencia por ocuparlas va a marcar buena parte de la dinámica política de los siguientes meses. Ya que se definan, tendremos un 2021 que en su primera mitad va a estar sacudido por la competencia electoral y en la segunda mitad por las consecuencias del balance político que resulte.
Si alguien le dice que puede anticipar con certeza lo que va a ocurrir en los siguientes meses, desconfíe. Seguramente no está bien informado.