La realidad es terca y va a imponerse
La recuperación de la economía parece estar quedando sin fuelle.
Ayer se dieron a conocer dos datos, uno de México y otro de Estados Unidos, que indican que ya hay signos de fatiga en la tendencia al crecimiento.
En nuestro país, se reveló que en el mes de julio la industria de la construcción creció sólo 1.1 por ciento respecto a junio, y que en el comparativo anual, es decir, contra el mismo mes del año anterior, la caída fue de 29.1 por ciento.
La construcción es una de las industrias que tienen un mayor efecto multiplicador y por lo mismo es uno de los termómetros más fieles de las perspectivas de la economía, por lo que el dato referido no es una buena noticia.
En el caso de Estados Unidos, como cada jueves, se reveló la cifra de solicitudes iniciales de apoyo por desempleo, las cuales ascendieron a 870 mil, una cifra ligeramente superior a la de la semana anterior.
Después de una baja muy fuerte ocurrida en el mes de mayo, ha habido ya sólo descensos marginales y en las últimas semanas la cifra parece haberse estabilizado.
Esto significa que la creación de nuevos empleos en la economía norteamericana va a un paso más lento de lo que se esperaba. En junio, se crearon en EU 4.8 millones de empleos; en julio, 1.7 millones; en agosto, 1.4 millones. Y, en septiembre, las perspectivas señalan que la cifra será menor.
Ayer, el Banco de México, tomó la decisión de bajar en un cuarto de punto su tasa de referencia, dejándola en 4.25 por ciento. Había consenso de parte de los expertos en que esto ocurriría, pero quizás lo más relevante ayer fue la percepción de que hemos llegado al piso, es decir, que en el caso de México el dinero ya no se seguirá abaratando.
En Estados Unidos, la Reserva Federal ha mandado el mensaje de que las tasas cercanas a cero permanecerán así por un largo plazo. Igualmente, a pesar de las diferencias que existen entre demócratas y republicanos en el contexto de la competencia electoral, se espera que pueda haber un acuerdo para extender por un plazo mayor los estímulos fiscales.
En México, la Secretaría de Hacienda, a través del subsecretario Gabriel Yorio, habló esta semana de la necesidad de tener una política fiscal expansiva en caso de una segunda ola de la pandemia, a través de endeudamiento.
Sigo pensando que eso será inevitable, pero por lo pronto el presidente paró en seco esta posibilidad.
Si la recuperación va perdiendo aliento y si no existen políticas deliberadas para impulsarla, entonces nos vamos a enfrentar con seis meses o más sumamente complicados.
La gran apuesta que el gobierno ha hecho a la economía norteamericana será insuficiente si, como se percibe, también allá pierde aliento la recuperación.
Y las cosas serían más complicadas aún si se genera un conflicto poselectoral en Estados Unidos que genere incertidumbre durante varias semanas.
La realidad es terca y los indicadores poco a poco señalarán que se tienen que emprender nuevas acciones de política económica y un nuevo enfoque a la crisis sanitaria.
No va a ser fácil que el gobierno, y particularmente el presidente de la República, admitan que el rumbo tiene que corregirse.
Sin embargo, pienso que será por su propio interés que deban hacerlo en el curso de los siguientes meses.
No creo que a nadie le guste suicidarse políticamente… pero en este mundo a veces uno se lleva sorpresas.