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EL ASALTO A LA RAZÓN

Un vulnerable informe oficial

A seis años de la matanza de normalistas de Ayotzinapa, la aseveración en el “Informe Institucional” de que “hay acusaciones de que cerca de 80 personas fueron masacradas y ocultadas en Iguala por diferentes grupos delictivos y sus cómplices oficiales en esa lucha feroz entre criminales y encubridores burocráticos” parece un error o una broma siniestra pero, en boca del fiscal general de la República, es una escandalosa revelación.

Pese a que Alejandro Gertz no especificó las circunstancias en que se habrían cometido esos asesinatos de manera simultánea con la agresión a los estudiantes, la Fiscalía de Guerrero no registró aquella noche algún otro hecho violento coincidente ni existen denuncias al respecto.

Hasta el viernes reciente solo se sabía que el total de víctimas del caso Iguala eran 49: tres normalistas en los enfrentamientos, Los 43 desaparecidos, el chofer del autobús y un jugador de Los Avispones, y la pasajera de un taxi. ¿Quiénes pudieron ser las 31 personas cuyos homicidios permanecieron desconocidos tanto tiempo?

En vez de arrojar luz, el informe abre más interrogantes:

Dice que se están “reponiendo procesos” contra detenidos de la “verdad histórica”, pero hay 70 órdenes de aprehensión contra los excarcelados cuando se rechaza la tesis del ex procurador Murillo Karam.

“Se han identificado y detenido a los altos funcionarios” de la PGR “que fueron los principales operadores de esa mentira histórica, y el líder de los narcotraficantes que operó la desaparición se encuentra también en prisión sujeto a proceso”. La referencia es a José Ángel Casarrubias Delgado, El Mochomo (en las grabaciones de Chicago le dice a su hermano Adán Zenén que en Iguala se habían metido “los contras con los ayotzinapos”), pero Gertz no precisó que se le capturó por delincuencia organizada, no por la desaparición de Los 43.

El pior de la película Informe Institucional es quien rescató del basurero de Cocula y el río San Juan más de 60 mil huesos carbonizados, entre los que estaban los pertenecientes a dos de los tres jóvenes (Alexander y Joshivani) que ha identificado el laboratorio forense de la universidad de Innsbruck, Tomás Zerón de Lucio.

Según el fiscal, el ex director de la Agencia de Investigación Criminal fue el “principal orquestador de toda esta mentira y de esas falsedades” constitutivas de delitos, pero “no lo hizo gratuitamente, él tuvo un pago, él cobró y se robó más de mil millones de pesos del presupuesto de la entonces PGR (…) como pago de sus infamias…”.

¿Cómo le habrá hecho para pellizcarse tanto dinero cuando el presupuesto de la PGR fue de 15 mil y medio millones de pesos y su gasto corriente ocupó casi el 95 por ciento?

Las insidias contra Zerón fueron desatadas por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes de la CIDH, esparciendo la miserable sospecha de que el hoy prófugo sembró aquellos restos.

Pues qué fregón. ¿De dónde los habrá sacado y cómo logró hacerlo de día y ante decenas de testigos…?

cmarin@milenio.com

Ámbito: 
Nacional