Lección a Pío del profesor Bejarano
Aclaración: Luis Cresencio Sandoval fue Subjefe, no “jefe” Operativo, del Estado Mayor de la Sedena.
Y al tema:
La víspera del juicio de desafuero del profesor, comiendo en su modesta casa con su esposa Dolores Padierna, sus dos hijas y el abogado Agustín Acosta, René Bejarano me dijo que Andrés Manuel López Obrador nunca preguntaba de dónde salía el dinero con que se financiaban por fuera las campañas del Partido de la Revolución Democrática, de modo que el entonces jefe de Gobierno (de quien había sido secretario particular y a la sazón poderoso coordinador de la bancada del “sol azteca” en la Asamblea Legislativa) ignoraba lo que aportó el empresario Carlos Ahumada con los innumerables fajos de dólares que se vieron en los primeros videoescándalos dados a conocer por Brozo en Televisa.
—Imposible creerte.
—Andrés actúa como Hidalgo: cuando Morelos le pidió instrucciones para la guerra, don Miguel nada más le dijo ‘vete al Sur’. Solo eso le dijo, ‘vete al Sur’. Y así es Andrés. Lo que le importa es que la causa triunfe y que cada quién resuelva qué hacer...
Quedé de a seis pero le creí.
El profesor no se pellizcó ni un centavo de aquel dinero, pasó casi ocho meses en prisión y salió exonerado. Como puede, ha seguido trabajando para López Obrador, pese a que éste jamás le ha reconocido su lealtad (ésta sí “a ciegas” como nadie), y supongo que en posteriores y ocasionales conversaciones tampoco me ha mentido.
La memoria me asalta por el papelazo de Pío López Obrador, exhibido por Carlos Loret de Mola recibiendo sobornos provenientes del erario chiapaneco de parte del gobernador Manuel Velasco y diciendo que de los cochupos estaba enterado su hermano.
Para el Presidente, lo revelado es equiparable con las aportaciones populares a la Revolución Mexicana, y su esposa Beatriz ironizó con que de las donaciones a independentistas como Leona Vicario no había manera de tomar videos.
Al parecer Pío se creyó su papel “histórico” y hasta sueña con una calle o alcaldía que lleve su nombre (como Gustavo A. Madero, hermano del Apóstol de la Democracia) ya que, a la reverenda pendejada de no precaverse de que podían estarlo grabando al “operar” una transa, suma la demanda penal contra mi tocayo, y le sugiere al Ministerio Público encausarle proceso para que se le pudra la vida 12 años en la cárcel.
No sabe o no entendió que, inteligente como es, Bejarano no la hizo de tos contra Brozo (ni Víctor Trujillo). Desconoce lo descocado de querer desquitarse con los mensajeros de noticias ingratas. Como el golpeador que acusa a su víctima de lastimarle los nudillos con la cara, Pío quiere voltear el chirrión por el palito.
El Presidente hace bien al deslindarse de Pío: “No estoy de acuerdo, no debe pedirse un castigo así para nadie, y más si es mi hermano” (que lo metió en un problema tan serio que ya no se hablan de los sobornos de Emilio Lozoya).
Pero muy mal AMLO al añadir: “No vamos a tocar a Loret de Mola ni con el pétalo de una rosa”.
¿Pues no la Fiscalía es autónoma…?