La fracasada persuasión y el virus
Ayer domingo, unas 100 personas que llegaron en un camión se colocaron frente al Ángel de la Independencia a gritar las consignas que llevaban en sus mantas: “Alto a la falsa pandemia”, “Unidos por la verdad”.
Hay imbéciles para todo y en todo momento.
Y me dirán que esos, los del Ángel, con apenas eso, unos locos, unos pocos… Pero en estos meses de pandemia que parecen siglos a todos nos ha tocado la persona que no usa cubrebocas en el elevador, el que se pelea en el restaurante porque se quiere sentar donde no debe, el que insulta a quien le pide guardar la sana distancia.
Y nos ha tocado el vecino que armó la fiesta multitudinaria, o el compañero de trabajo que invitó a una boda o el bar que abrió clandestinamente desde los días de la Jornada Nacional de Sana Distancia.
La lógica de “a todos nos va a dar, pues de una vez” o “eso no existe, es una gripa” no se reduce a los extraños manifestantes de ayer; ni, por supuesto, a México.
La eternidad que ha durado esta pandemia, sus efectos en el bolsillo de las personas, la novedad del bicho del que se aprenden cosas nuevas todos los días y ahora el desconfinamiento tienen a buena parte de los países europeos de regreso a limitaciones en movilidad y actividad económica que, según se anuncia, podrían durar hasta marzo del año que viene.
En EEUU, donde los efectos han sido devastadores, los números de contagios y muertes vuelven a ir en ascenso.
En México un estado ya ha tenido que regresar al semáforo rojo, Chihuahua, y un puñado más están en riesgo y con los números nacionales otra vez hacia arriba, con impactos económicos que podrían resultar devastadores.
Los europeos, exitosos cuando aplicaron medidas estrictas, hoy padecen los tiempos de liberación y “persuasión”. Regresan a lo que López-Gatell llama “coerción”. Aquí, seguimos en la misma, pidiendo a medias que la gente haga lo que tiene que hacer.
Y con distintos métodos y soluciones, pero aquí seguimos. Agarrados a la esperanza de una vacuna y contando infectados y muertos.
La “persuasión” ha fracasado aquí y en otras partes y con ella la posibilidad de que algún día, pronto, regresemos a la normalidad que nos permita comenzar a recuperar lo perdido, que ya es demasiado.
@puigcarlos