Trump y el Partido Republicano
Escribo antes de que sepamos los resultados definitivos de la elección de ayer en Estados Unidos. Con lo que sabemos de las encuestas previas y los resultados preliminares, sin embargo, queda claro que una de las mayores transformaciones de los últimos años y que impactará en el futuro es la de la identidad de los partidos políticos de aquel país.
La transformación del Partido Republicano ha sido un proceso largo, pero podríamos poner una fecha en que éste se aceleró, y fue con la elección de Barack Obama en 2008. Unos meses después nació el movimiento conservador que conocimos como el Tea Party. Sus principios originales tenían que ver con lo fiscal: menos impuestos, menos gasto público, menos deuda, frente a la propuesta de Obama que veían como la de un gobierno demasiado grande.
El talento del Tea Party fue convocar a nuevos participantes en la política y ayudarlos a lograr puestos relevantes primero en elecciones locales y después a llevar a estos personajes a algunas gubernaturas y al legislativo federal —con el logotipo del Partido Republicano—. El viejo y acomodado Partido Republicano tardó en darse cuenta de la fuerza que este nuevo conservadurismo —más rural, blanco, antigobierno, enojado, con menos educación formal— había logrado entre sus filas.
Donald Trump entendió esta división, tomó las causas del movimiento —migración, impuestos, el sistema de salud de Obama—y aprovechó la división en el partido para quedarse con la candidatura hace cuatro años. Pero ya en el poder sus acciones lo alejaron aún más del grupo de poder tradicional republicano; se peleó con figuras como los ex candidatos McCain y Romney y con los Bush, por ejemplo. Hoy debe tener el récord de personajes republicanos, incluidos tres gobernadores en funciones, que han apoyado a Biden, el demócrata. El resto de los republicanos se han entregado a Trump sin importar lo que diga, en maneras a veces vergonzosas.
Los resultados de ayer, más allá de las sumas finales en el colegio electoral, indican que buena parte de las ciudades que importan en el país y sus suburbios siguen abandonando a los republicanos, lo que hará que la batalla política cotidiana se vuelva aún más polarizada, no importa quién termine ganando la elección.
@puigcarlos