El presidente que acabó con la corrupción
Su vocero, Jesús Ramírez Cuevas, usó una empresa fantasma para financiar el órgano propagandístico del partido Morena. A su secretario particular, Alejandro Esquer, también le detectaron uso de empresas fantasma. Ya habían cachado en la misma a su superdelegado en Jalisco, Carlos Lomelí, quien además tenía contratos millonarios de medicinas… del propio gobierno. Birmex, la empresa gubernamental a la que quieren darle la distribución de medicamentos para pacientes con cáncer, desvió más de 200 millones de pesos usando también empresas fantasma entre 2014 y 2019 (ya en el actual sexenio).
Su hermano Pío López Obrador aparece en videos recibiendo paquetes de dinero en efectivo que dice son para la campaña presidencial de 2018. El que da el dinero era su funcionario consentido, David León. Cuando fue jefe de gobierno, su secretario particular y líder del Congreso local, René Bejarano, apareció también en video recibiendo fajos de billetes con ligas de un empresario. Al igual que dos altos mandos de su entonces partido, PRD, Ramón Sosamontes y Carlos Ímaz. Y su secretario de Finanzas, Gustavo Ponce, apostando en Las Vegas. Hasta una de sus diputadas en Veracruz, Eva Cadena, salió en video recibiendo cash prometiendo que lo entregaría a AMLO. Y su cuñada, Concepción Falcón, está acusada de desfalcar al municipio de Macuspana por 223 millones de pesos.
Su estratega energético, Manuel Bartlett, tiene un imperio familiar de 23 casas y una docena de empresas, que no declaró y cuyo financiamiento resulta inexplicable. El hijo de éste, sigue siendo un multimillonario contratista del gobierno. Su zarina anticorrupción, Irma Eréndira Sandoval, recibió en donativo una casa del gobierno obradorista de la Ciudad de México. Su Jefe de Oficina, Alfonso Romo, ha sido acusado de conflictos de interés y corrupción por dos integrantes del gabinete que renunciaron indignados: Carlos Urzúa y Víctor Manuel Toledo. El que fue su secretario de Comunicaciones y Transportes está salpicado por el escándalo Odebrecht-Idesa. El dirigente nacional de su partido, Mario Delgado, es acusado de lavado de dinero y desvío de recursos, por el legislador a quien escogió para ponerle la banda presidencial, Porfirio Muñoz Ledo. La anterior dirigente del partido, Yeidckol Polevnsky, fue denunciada por lavado de dinero; el denunciante fue el que la sustituyó en el cargo. El IMSS tiene contratos con el hermano del director general, Zoé Robledo. Condecora a su subsecretario negociador del TMEC, aún cuando pesan sobre él denuncias de haber desviado recursos públicos para pagarse vuelos en primera clase a Hong Kong para ver a su familia largas temporadas. Su aliado y gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, es investigado por la Unidad de Inteligencia Financiera. Otro de sus funcionarios estrella, Ricardo Rodríguez, fue acusado por su sustituto, Jaime Cárdenas, de estar robando al pueblo lo devuelto de lo robado en el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, organismo creado por López Obrador. Tiene de aliada electoral a Elba Esther Gordillo. También al Partido Verde y sus más escandalosas figuras. Su líder sindical favorito es Napito. Impulsó para presidir el Tribunal electoral federal a José Luis Vargas, conocido como “magistrado billetes” por las irregularidades en sus ingresos y sus decenas de viajes con cargo al presupuesto público.
Ya es mucho, ¿no?