Dos Guías para la felicidad
Luego de repetir miles de veces que el pueblo es bueno y sabio, que no se equivoca porque es inteligente, noble, solidario, alegre, ingenioso, trabajador y con grandes reservas morales que le aseguran un futuro luminoso, ahora difunde millones de panfletos con su Guía Ética para darle a su amado pueblo la “felicidad del alma”. ¿Habrá alguna felicidad que no habite en el alma?¿Y para qué le sirven, entonces, al pueblo tantas virtudes?
Si con tan excelsas prendas no han podido superar la milenaria pobreza ni romper las cadenas que los han esclavizado desde que llegaron a América Latina los pobladores “originarios”, por lo visto, tampoco les han servido, siquiera, para lograr la felicidad, a pesar de que el Presidente asegure que lo material no importa.
Asumiendo que no mentir es para el Presidente el primer postulado que honra su vida toda, y que es el estadista más prestigioso en el mundo de nuestro tiempo, podemos darle la “lealtad ciega” que solicita, aunque parece haberla dirigido solamente a sus mascotas; pero eso no importa, nadie puede negarnos el “honor de estar con Obrador”, porque han reencarnado en él, en amalgama perfecta, los inmaculados e integérrimos varones que nos dieron (y nos siguen dando) patria: Hidalgo, Morelos, Juárez y Madero; por eso, la Guía Ética enviada por nuestro predicador y guía, los malvados debemos recibirla sin sospechar, entendiendo que gracias al sentimiento libertario de su autor no es obligatoria, sino campana que llama a una misa laica. ¡Vayamos a ella jubilosos!
Ahora, con la humildad de súbdito que me ha caracterizado, me tomo la licencia de sugerirle al Presidente, “con el debido respeto” y “salvo su mejor opinión”, un ahorro multimillonario de recursos públicos, que le servirán para concluir sus obras prioritarias, en beneficio de los más pobres (incluidos los que inundó en Tabasco), y tan importantes como lo fue la consumación de la independencia nacional.
La propuesta es razonable: no tapizar de Baja California a Yucatán con su Guía Ética. La inmensa mayoría de los mexicanos son preclaros y poseen las virtudes descritas; lo nefando que ha acumulado la historia de la humanidad se halla concentrado en unos cuantos antipatriotas que “añoran los viejos privilegios” y se niegan a reconocer las bondades de esta rutilante transformación de cuarta: “nada ni nadie por encima de la ley”, ¡Ajá! Pues, si somos pocos los redimibles, poco debiera costar nuestra redención.
Pd. Ya circula otra Guía Ética; es copia fiel de la presidencial y con igual propósito, solo cambian sus postulados básicos: NO mentir, NO robar y NO traicionar se sustituyen por NO traficar drogas, NO torturar y NO asesinar. Esta la propone el otro crimen organizado.
Dos vacunas eficaces contra la tristeza.