Dos años: aprobación entre ruinas
Paradoja mexicana: los malos resultados del gobierno son tan claros como la aprobación del Presidente. Algo leen mal quienes ven solo los malos resultados. Algo leen mal también quienes ven solo la aprobación.
Quienes ven solo malos resultados son inmunes al discurso del Presidente. Pero este discurso tiene su propia potencia. Mantiene un efecto persuasivo, independiente de la realidad.
De hecho, ese discurso es su propia realidad. Y genera una alta aprobación al Presidente, en medio de la pandemia, de la crisis económica y de los miles de muertos de sus primeros dos años de gobierno.
Los que nada más ven los saldos ruinosos dan poca importancia a hechos como la estabilidad macroeconómica o el dinero de programas sociales que llega a familias pobres.
Quizá la estabilidad macroeconómica, hija de una austeridad a rajatabla, explica que ni la economía ni el peso se hayan precipitado en un pozo de inflación, devaluación, fugas de pánico y crisis del sistema bancario, como en el 95. El dinero que llega a las familias puede explicar también, al menos en parte, la popularidad de López Obrador.
Lo que quiero decir es que el discurso no está hecho solo de palabras. Pero los agujeros de la realidad son tan grandes que no pueden llenarse indefinidamente con palabras. La estabilidad macroeconómica sin crecimiento puede terminar en otra crisis. El dinero de los programas sociales no puede compensar la destrucción de empleo y la nueva pobreza que deja la crisis de hoy.
Quien lea con cuidado la aprobación al Presidente registrada en las encuestas verá que la gente distingue entre el Presidente y su gobierno y aprueba al primero pero reprueba al segundo. Es una esquizofrenia de opinión publica que acompaña a este gobierno desde su arranque: malos resultados, buena aprobación.
La aprobación se ha reducido. Empezó en 80 por ciento, va en 62. Los malos resultados crecen: en la economía (-10 por ciento de crecimiento en dos años), en la pobreza (12 millones más de pobres ), en la salud (250 mil muertos), en la violencia (70 mil muertos).
La realidad es dual: aprobación para el Presidente luego de los dos peores años gobierno de mucho tiempo. Aprobación entre ruinas.