El próximo año será testigo de varios acontecimientos que modificarán profundamente el futuro inmediato de México y el resto de la humanidad.
El próximo será un año desafiante. Será el de las vacunas y la campaña de su aplicación. Será el año del retorno gradual a la normalidad. Será el año de la recuperación económica. Será el año en el cual la política norteamericana abandonará el caos al que la llevó el presidente Donald Trump. Será el año en el cual el gobierno mexicano tendrá un virtual referéndum con las elecciones de medio término.
¿Qué va a ser lo determinante para este próximo 2021?
No hay duda. El ritmo al cual se pueda vacunar a la mayoría de la población será decisivo para que haya un cambio en la dinámica económica y social.
Algunas vacunas empiezan a estar disponibles desde este mes. Se ha hecho un esfuerzo científico y tecnológico sin precedente, cuyas implicaciones de largo plazo apenas se atisban. El esfuerzo por producir en el corto plazo una vacuna que frene la pandemia permitirá, de hecho, una revolución en la medicina para los próximos años.
Sin embargo, en lo inmediato ya no se trata solo de un desafío científico y técnico, se trata de un esfuerzo logístico único en la historia de la humanidad y de una batalla cultural por lograr la aplicación rápida y generalizada de la vacuna.
Es muy probable que en los primeros tres meses de 2021 haya disponible algo así como una decena de vacunas autorizadas por los organismos reguladores de la salud, como la FDA en Estados Unidos, la EMA en la Unión Europea, y la Cofepris en México.
Ya con las autorizaciones, el gran tema de 2021 será todo lo que implica pasar de la vacuna a la vacunación.
Será de tal magnitud el proceso que difícilmente va a concluir antes de que termine el año.
En los países desarrollados, quizás al término del verano se tenga un porcentaje significativo de la población inmunizada. En el caso de los países en desarrollo, probablemente el mejor escenario sea llegar al final del año con esa misma condición. En México, el escenario es alcanzar el 75 por ciento.
Las primeras fases de la vacunación van a ser las más sencillas. Se ha identificado ya con claridad que el personal médico o asistencial que está en la primera línea de batalla contra la pandemia será el primer grupo en recibir la vacuna para generarles la protección que tanto requieren.
Luego vendrán quienes tengan condiciones de vulnerabilidad para desarrollar una enfermedad seria en caso de contraer el Covid-19, como los que tienen enfermedades preexistentes que aumentan el riesgo o los ancianos.
Pero, a partir de ese momento la discusión será más intensa. Por ejemplo, hay quienes señalan que los trabajadores de actividades esenciales o aquellos que tienen un mayor grado de exposición deberán ser los grupos que sigan en este proceso de vacunación. No será sencillo establecer la prelación, luego de los casos de mayor riesgo, salvo hacerlo por bloques de edad, como se planteó en México.
En los países desarrollados, además, deberá enfrentarse el reto cultural del movimiento anti vacunas. Aunque no represente un volumen demasiado grande de la población, podría incidir en el rechazo a esta nueva solución médica por parte de otros grupos.
En el caso de los países en desarrollo, el tema será de recursos e infraestructura. La cuestión será cómo llegar a poblaciones aisladas, o bien, cómo lograr tener los mejores registros para asegurar una adecuada secuencia de vacunación en un esquema que en la mayor parte de las vacunas serán de una doble dosis.
La cercanía de las vacunas abre, además, otro desafío. La percepción de que estamos en el proceso de vencer la pandemia ha relajado las medidas sanitarias requeridas en diversos grupos y países. Se da así la paradoja de que se estará iniciando el proceso de vacunación quizás en el punto más crítico de la pandemia, que probablemente exija en muchos lugares nuevas restricciones parecidas a las que se adoptaron en marzo y abril de este año.
El efecto que todo este proceso tendrá en la actividad económica todavía es incierto. No podremos tener una plena normalidad hasta que la inmunización avance de modo significativo y, mientras tanto, todavía habrá un freno en la actividad productiva y comercial.
Esto significa que es probable que por lo menos en la primera mitad del año tengamos una situación económica comprometida, en la que no va a ser sencillo conseguir una recuperación de los ingresos para amplios sectores de la sociedad.
Es posible también que en esta nueva fase nos enfrentemos a un mayor número de quiebras empresariales, así como de fusiones y adquisiciones corporativas. Igualmente, también es plausible que el sistema financiero tenga un impacto mayor que el que recibió en este 2020.
El próximo año, el mundo va a cambiar no solo por la nueva dinámica de la pandemia. La administración de Joe Biden incidirá en una modificación del entorno mundial, poniendo un acento mayor en los temas vinculados con el cambio climático.
En el caso específico de México, además del enorme desafío de la recuperación económica y de salud, se vivirá el proceso electoral más grande de la historia con la renovación de la Cámara de Diputados, de 30 congresos locales, de 15 gobiernos estatales, además de casi 2 mil alcaldías en el país.
Como en todas las elecciones intermedias, este proceso será un virtual referéndum para el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Del resultado de las elecciones del próximo año dependerá en buena medida la dinámica económica y política de la segunda parte de la administración de AMLO.
Si los partidos opositores consiguen evitar que Morena y sus aliados alcancen la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, estarán en capacidad de imponer restricciones a los proyectos que tenga la actual administración en la segunda parte de su mandato. Por ejemplo, posibles cambios en materia energética o la posibilidad de realizar una reforma fiscal, o incluso, obligaría a una negociación detallada del presupuesto de cada año.
Si Morena consigue retener más de la mitad de los diputados, entonces es probable que el gobierno de AMLO lance cambios legales para consolidar la transformación que considera estar haciendo en el país, lo cual podría conducir a modificaciones relevantes en la estructura institucional mexicana como, por ejemplo, la ampliación de los integrantes de la Suprema Corte o la inclusión de un doble mandato en el caso de Banco de México, solo por poner un par de ejemplos.
No puede dejar de mencionarse, en la perspectiva de 2021, el enorme impulso que tendrá la transformación digital.
Los meses de pandemia han conducido a un incremento considerable de la productividad laboral asociado con la digitalización a la que se vieron obligadas las empresas, lo que podrá aprovecharse de manera más amplia en cuanto la economía comience a recuperarse.
Si este hecho se acompaña con la aceleración de la instalación de las redes 5G, entonces podríamos estar en presencia de una aceleración dramática de la digitalización y la innovación tecnológica y social en el curso de 2021, lo que que marcaría una tendencia de largo plazo para los próximos años.
Este fue el año de la pandemia y la crisis. El próximo será el año del desafío… y también, de facto, el de la reinvención del mundo.
Este texto es parte del especial de la revista Bloomberg Businessweek México de 'Lo que viene en 2021.' Consulta aquí la edición fast de este número.