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SERPIENTES Y ESCALERAS

¿Acuerdo o imposición?

El dirigente estatal del Partido Encuentro Social lo ha dicho con todas sus letras: no hay ninguna duda de que el PES irá en alianza con el Movimiento de Regeneración Nacional en Morelos; dicen que ya tienen una lista de hombres y mujeres listos para competir en el próximo proceso electoral, que son aliados del presidente y que no le han regateado nada en San Lázaro, por esa razón Jorge Argüelles da por hecho el acuerdo electoral en el 2021. La afirmación del diputado respecto a su trato con el gobierno de López Obrador es cierta, lo que omite es su mala relación con la estructura morenista en el estado. Imponer una alianza implicaría perder la elección.

El dos de enero vence el plazo establecido por el IMPEPAC para que los partidos políticos registren los convenios de alianza o coalición con los que participarán en el proceso electoral intermedio; para esa fecha el dirigente estatal del PES calcula tener todo listo, dialogado y acordado, “porque no les ganan las ganas de cantar quienes serán sus abanderados” en las elecciones del año siguiente.

Pero las cosas no se ven tan sencillas como el diputado afirma, por el contrario, cada día luce más complejo el acuerdo entre partidos los obradoristas, o mejor dicho, la coalición entre Morena y el PES; con el resto de los partidos, PT, Verde y Nueva Alianza el Movimiento de Regeneración Nacional no tiene problemas.

Veamos las cosas de la siguiente manera: durante meses la dirigencia del Partido Encuentro Social no se preocupó por dialogar con la clase política local, específicamente con las dirigencias de los partidos que en el 2018 formaron parte de la coalición Juntos Haremos el Cambio en Morelos. Jorge Argüelles apostó todo a su relación con el gobierno federal, a su incondicionalidad con la 4T y a la fuerza que le daría en una negociación nacional la representación del grupo parlamentario del PES.

Como ha sucedido en otras ocasiones el personaje en cuestión despreció a la clase política local y asumió que los partidos obedecerían ciegamente a una indicación nacional. Obvio: al no ser de Morelos ni conocer a la gente de Morelos el diputado imaginó que los morelenses son personas torpes, sin voluntad, obedientes y con el precio marcado en la frente. Eso mismo ha pasado con otros políticos que llegan de fuera, como a Graco Ramírez. Los resultados están a la vista.

La realidad se le presentó de manera súbita al dirigente del PES cuando una mañana hace un par de semanas la dirigencia estatal de Morena acompañada de un número importante de consejeros hizo público su descontento con la alianza y advirtieron que no permitirían una imposición nacional. El mensaje verbal fue duro, pero no tanto como el hecho de ver juntos en una misma mesa a tres corrientes morenistas distintas que hasta antes de esto no dialogaban. En castellano: el rechazo a la alianza con el PES hizo que las bases de Morena salieran juntos y antepusieran su rechazo al Partido Encuentro Social por encima de sus diferencias personales; Argüelles logró lo impensable: que los enemigos de Morena se unieran.

Pero el rechazo a la alianza con el PES va más allá de la figura de Jorge Argüelles; en Morena no olvidan que, a pesar de haber hecho campaña por Cuauhtémoc Blanco ninguno de ellos fue tomado en cuenta para participar en la administración estatal. Por el contrario: el rechazo del régimen a los morenistas es total y se comprueba con hechos, con acciones y con un absoluto distanciamiento.

Resolver estas diferencias no es cosa sencilla, sobre todo cuando la estrategia del diputado Argüelles apuesta por reuniones con figuras de otros partidos antes que buscar a los liderazgos obradoristas. Esta semana el dirigente del PES se reunió públicamente con Víctor Saucedo Perdomo, un político priísta inteligente, con experiencia, pero que nunca ha sido bueno en cuestiones electorales.

Recordemos que en la contienda del 2018 la campaña de Víctor Saucedo por la capital fue la peor de todas, porque el candidato no supo armar un buen equipo de campaña, no tuvo estrategia, no logró empatía con el electorado ni fue capaz de lograr la unidad entre su gente. Como la de Jorge Meade, la de Saucedo Perdomo fue una campaña digna del olvido por su terrible manejo político y estrategia. ¿A él le va a pedir consejos Argüelles?

Puede ser que derivado de la relación política que tiene el PES con Morena a nivel nacional, o específicamente del afecto que al gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo le guarda el presidente Andrés Manuel López Obrador, al final se imponga una decisión nacional y se obligue a los morenistas de Morelos a ir de la mano del Partido Encuentro Social; si eso sucediera la suerte de la coalición estaría echada, porque antes de que se instalaran las urnas habría una revolución interna y un boicoteo de candidaturas que hundiría electoralmente la propuesta obradorista.

El problema de Jorge Argüelles no es de habilidad política, sino de conocimiento de Morelos; el diputado tiene capacidad de diálogo y operación, pero no sabe con quienes debe hablar ni conoce la cultura política estatal. Esta semana se reunió con un viejo político priísta, la semana pasada lo hizo con un panista obsoleto como Adrián Rivera ¿Mañana buscará a algún perredista fracasado como Jorge Messeguer?

El reto para el Partido Encuentro Social de Morelos no es solo concretar la coalición electoral con Morena, sino hacerlo de buena manera, convenciendo a las bases, dialogando con la dirigencia y logrando acuerdos que beneficien a todos. Por si solo Morena tiene un desgaste natural como resultado del ejercicio de gobierno, de los escándalos que le deja el gobierno de Antonio Villalobos y la crisis del covid; aunado a eso está la imagen que les refleja la administración de Cuauhtémoc Blanco y la belicosidad natural de un partido sin liderazgo local, ni capacidad de acuerdos entre ellos.

No será fácil para Jorge Argüelles amarrar la coalición electoral con Morena, mucho menos si continúa haciendo menos a los morenistas locales; el tiempo corre en su contra, le quedan poco más de dos semanas para cerrar acuerdos e iniciar la siguiente fase del proceso electoral: las precampañas.

Con todo el dinero que tiene, el diputado Argüelles no ha podido dar pie con bola, se tropieza con sus propios dichos y en lugar de plantear una estrategia conciliatoria, prolonga su plan de choque, de distanciamiento y de arrogancia. Una cosa es clara y la saben dentro del PES: si no concretan la alianza con Morena no tendrán nada que hacer en las elecciones del 2021.

Controlar la personalidad de Morena no es sencillo, sobre todo en Morelos donde los morenistas son afectos a hacerse pedazos entre ellos.

Luego apareció Jorge Argüelles y les dio una razón más para pelear.

posdata

La apuesta del Partido Acción Nacional en Morelos es alta, porque todas las decisiones que toman en materia electoral corren a cargo de la familia Terrazas; la tibia dirigencia de Marko Cortés ya se hizo a un lado y dejó a los hermanos hacer lo que quieran, incluyendo la repartición de posiciones entre ellos.

En la capital veremos una mezcla peculiar de candidatos, llamativa y competitiva en algunos casos, pero burdamente abusiva en otros. Su oferta electoral para Cuernavaca será atractiva si concretan la idea de tener a José Luis Urióstegui y a Javier Bolaños en una misma fórmula, pero puede no alcanzar para la reelección del diputado federal Terrazas si la gente hace diferencia en los votos.

En el caso del PRI el panorama también es sui generis; al principio fue sobresaliente el trabajo político de Jonathan Márquez, pero a la vuelta de los meses parece que la lógica del PRI seguirá siendo la misma y sus probabilidades de triunfo serán mucho menores de las que ellos esperan.

Eso sí, al final del proceso electoral el joven dirigente presumirá buenos resultados porque seguramente serán mejores que los actuales: en el 2018 el PRI perdió en los 12 distritos locales y solo ganó en dos presidencias municipales; cualquier cosa extra aparte de eso podrá venderse como una mejora en el triste panorama tricolor. Jonathan Márquez tuvo un buen arranque, pero a medio camino fracasó.

En el PRI la fórmula para la capital la puede encabezar el empresario Gabriel Haddad, ese mismo que fue diputado en el 2009 y a la mitad de la legislatura dejó el cargo para irse a vivir a los Estados Unidos; también está Maricela Velázquez, a quienes las encuestas colocan en buena posición de conocimiento, pero la dama necesitará de mucha ayuda para lograr traducir conocimiento en votos.

Es importante voltear a ver lo que hacen en Movimiento Ciudadano, porque al parecer su candidato será Antonio Sandoval; el rector de la Fundación Don Bosco es un personaje reconocido en la capital, con influencia en la zona de San Antón y buen ánimo en un sector importante de la sociedad.

A la candidatura de Sandoval se pueden sumar otros partidos y si ello sucediera, tendríamos un tercer bloque de oposición con un candidato rentable que, lo mismo que los otros dos, enfocaría sus baterías en contra de Morena y ofrecería un modelo diferente de gobierno en la capital.

La elección el próximo año en Cuernavaca será a partir de una premisa: cambiar o seguir igual. Ya conocemos a algunos de los que proponen un cambio, falta ver quien representa la continuidad de lo que hasta ahora tenemos. ¿Mojica o Argüelles?

nota

Un aspecto no se puede dejar de lado en el conflicto que localmente vive Morena: la dirigencia estatal que encabeza Gerardo Albarrán no se mueve sola, políticamente obedece al subsecretario de gobernación Rabín Salazar y quien opera localmente es su hermano, el senador Radamés Salazar Solorio.

Durante dos años la dirigencia de Morena se mantuvo callada, con bajo perfil y sin moverse; en un par de ocasiones Gerardo Albarrán alzó la voz y criticó ciertas acciones del gobierno estatal, pero la respuesta a sus expresiones vino de parte del propio presidente Andrés Manuel López Obrador, quien en todos sus discursos respaldó al mandatario, dejando claro que Cuauhtémoc Blanco cuenta con todo el respaldo del gobierno federal.

Algo parece haber cambiado en los últimos meses, la súbita salida de la base morenista rechazando la alianza con el PES no fue normal, ni decidida en el comité estatal. Digámoslo de esta forma: Gerardo Albarrán no tiene el carácter ni los recursos para contratar anuncios espectaculares dirigidos al presidente, ni para salir en rueda de prensa atacando al PES.

Si lo hizo, fue porque alguien se lo permitió… o se lo ordenó.

post it

Cuentan que los hermanos Terrazas volverán a agandallarse las candidaturas: uno de los hermanos buscará la reelección en el congreso federal, ahora por la vía directa, y el otro quedará registrado en la primera posición plurinominal al congreso de Morelos. Desde hace tres años Adrián Martínez Terrazas es legislador federal por la vía plurinominal mientras que Daniel ocupa una posición en el cabildo de Cuernavaca.

Por cierto, ir en la primera posición plurinominal ya no es garantía; hay que tomar en cuenta la cuota de género para mujeres y también la cuota indígena.

El tiempo y los votos dirán si las cosas les vuelven a salir bien y todos quedan acomodados. Ya lo dice el dicho: vivir fuera del presupuesto es vivir en el error.

redes sociales

El diputado Marcos Zapotitla Becerro, acusado de violar a una mujer, no ha acudido de manera consecutiva a las últimas cinco sesiones del congreso local, sus homólogos valoran la posibilidad de llamar a su suplente.

¿En qué trabajo puede alguien faltar cinco semanas sin que ser removido del cargo?

Cierto: la ley orgánica del congreso permite a los representantes populares faltar hasta en seis ocasiones.

¡Chulada de empleo!

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