¿Cómo pensaremos el 2020?
Cierro el año de este espacio con fragmentos de una lectura que en algo me ayudó a pensar este año espantoso. Escribió Laura Spinney en El Jinete Pálido (Ed. Crítica), una joya de libro sobre la pandemia del siglo pasado:
“En el origen de toda pandemia hay siempre un encuentro entre un microorganismo causante de la enfermedad y un ser humano. Pero ese encuentro, junto con los sucesos que conducen a él y los que derivan del mismo, está determinado por muchos otros que tienen lugar al mismo tiempo, como por el clima, el precio del pan, y las ideas sobre los gérmenes, los hombres blancos o los ángeles. La pandemia, a su vez, afecta al precio del pan, a las ideas sobre los gérmenes, los hombres blancos o los ángeles, y a veces, incluso, el clima. Es un fenómeno tanto social como biológico; no se puede aislar de su contexto histórico, geográfico y cultural”.
En el libro, Spinney recorre aquellos años y aquella plaga y sus consecuencias, sus efectos en la política o el arte, por ejemplo. Aquella pandemia infectó a 500 millones de personas y mató entre 50 y 100 millones de seres humanos. Más que cualquiera de las dos grandes guerras.
“Sin embargo —se pregunta Spinney–—, ¿qué vemos cuando desenrollamos el pergamino del siglo XX? Dos guerras mundiales, el auge y la caída del comunismo y quizá algunos de los episodios más espectaculares de descolonización. No vemos el acontecimiento más dramático de todos, aunque lo tenemos delante de nuestros ojos. Cuando se pregunta cuál fue el mayor desastre del siglo XX, prácticamente nadie responde que la gripe española”.
“La gente se sorprende al conocer las cifras relacionadas con ella. Algunos se paran a pensar y, tras una pausa, se acuerdan de un tío abuelo que murió a causa de ella, de primos huérfanos a los que perdieron de vista, de una rama de la familia que dejó de existir en 1918. Hay muy pocos cementerios en el mundo que, suponiendo que tengan más de un siglo, no alberguen un grupo de tumbas desde el otoño de 1918, cuando se declaró la segunda oleada de la pandemia, la peor, y los recuerdos de las personas así lo reflejan. Pero no hay ningún mausoleo, ningún monumento en Londres, Moscú o Washington D.C. La gripe española se recuerda de un modo personal, no colectivo; no como un desastre histórico, sino como millones de tragedias discretas, privadas”.
En este mundo hiperconectado, en el que el virus ha invadido todo, cómo recordaremos esta pandemia.
@puigcarlos