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REDES DE PODER

Momentos decisivos

La decisión sobre quién será el candidato a gobernador en Michoacán está por resolverse y todo apunta a que está entre el diputado federal Carlos Torres Piña y el eterno candidato, el hoy senador Cristóbal Arias.
Es evidente que el que salga de esta contienda tendrá muchas posibilidades de ser el sucesor de Silvano Aureoles.
Dicen que una buena parte de la militancia está con Carlos Torres Piña, quien se ha encargado de hacer un fuerte trabajo en la capital michoacana y zonas importantes como Uruapan y la Tierra Caliente del estado.
Si bien el alcalde de Morelia, Raúl Morón, se adelantó a decir que él es el elegido, bien es sabido que no tiene buena relación con el dirigente de Morena, Mario Delgado, desde hace mucho tiempo.
Ahora, el también exsenador montó su campaña desde hace algunos años con un fuerte pago a servicios de publicidad y asesorías desde el Ayuntamiento de Morelia. Estas asesorías incluyeron a gente del gobernador Silvano Aureoles, lo que no fue bien visto por la parte dura de Morena y hoy está pagando los platos rotos.
En el caso de Torres Piña, supo tejer alianzas con este sector morenista y por eso está dando la pelea.
¡Se pone buena la grilla!

El colapso

El cierre del CEFERESO número 9 toma por sorpresa a todos.
Lo mismo pasó con la cárcel federal de Puente Grande, que de buenas a primeras se anunció su cierre. Si bien es importante la reforma de los centros penitenciarios, considerados como centros de exterminio y fuertemente criticados por organizaciones internacionales, se tiene que dar un cambio de manera gradual y si bien su cierre se justifica con que se mejorarán las condiciones de vida de estos prisioneros, no está clara la estrategia.
Se supone que la población carcelaria está a tope, con menos centros este problema se agrava. Y parte de esta población tendrá que ir a centros con menor grado de seguridad.
Los penales de los estados tampoco es que tengan las mejores condiciones, por todo esto tenemos que entender que se asoma un posible colapso.

Días de guardar

En estos últimos días del año se nota que el Semáforo Rojo sirvió de algo. No estamos viendo el Centro Histórico repleto de gente pero aún falta la fiesta de Año Nuevo.
Es notable que en algunas colonias, sobre todo de la CDMX, se puede comer en algunos restaurantes pero sobre todo hay servicio en puestos callejeros.
Y es que es cierto que tiene su complejidad revisar los comercios informales, pero los restauranteros instituidos ya están pensando en irse mejor a la calle a vender porque hay mucho menos que perder.
Las multas para el comercio instituido son mucho más fuertes que para un comerciante de esos que tienen su puesto en la calle. Está bien que todos necesitamos del trabajo, pero la ley debería aplicar para todos, sobre todo en una emergencia sanitaria internacional como la que vivimos y que está pegando tan duro en los bolsillos.

Ámbito: 
Nacional