Incognitapro

SERPIENTES Y ESCALERAS

Política y realidad

Hablar de política se puede hacer de dos maneras: a partir de la teoría, abordando doctrinas, historia, convicciones, experiencia y expectativas; o de forma pragmática, tomando en cuenta las circunstancias, los intereses, los momentos y las personas. En ambos casos se puede hacer un buen análisis, aunque los resultados normalmente son distintos. La política que hoy vemos tiene algo de lo primero y mucho de lo segundo, se vende como un objetivo general, pero se hace en función de un deseo personal. Al final lo que más pesa es la naturaleza humana.

Veamos lo que está ocurriendo en Cuernavaca en lo que parece ser el proceso electoral más complejo y bizarro de los últimos tiempos: Como nunca la capital de Morelos se encuentra en un momento crítico, sumida en el caos operativo, insegura, descuidada y conflictuada; no es la primera vez que el municipio está mal, pero no existe un antecedente que se asemeje al grado de descomposición que ahora vemos.

La ciudad de la eterna primavera es un caso peculiar que se debe observar desde diferentes ángulos; la pregunta sobre por qué Cuernavaca tiene tantos conflictos y se encuentra tan rezagada respecto a otras capitales de México tiene razones muy concretas: ha sido mal administrada, carece de un buen plan de gobierno, no tiene políticas públicas efectivas y sus últimos cuatro presidentes municipales han estado enfrentados con el gobernador.

El fracaso de la capital ha sido sustancial en el deterioro que vemos en toda la zona metropolitana, porque la influencia del gobierno de Cuernavaca va más allá de las fronteras legales de su territorio. De Manuel Martínez Garrigós hasta Antonio Villalobos Adán la relación entre autoridades ha sido complicada y de abierta confrontación; es imposible pensar que al municipio y a sus habitantes les vaya bien cuando los encargados de conducir las instituciones están peleados y utilizan su representatividad para saciar apetitos y cobrar facturas personales.

Lo que hoy vive Cuernavaca supera con mucho lo que hemos visto en toda la historia municipal; la alcaldía le cayó del cielo a un personaje que nada sabe de administración pública, con una experiencia profesional muy limitada y que nunca esperó gobernar la ciudad más grande y cosmopolita de Morelos.

Antonio Villalobos recibió una administración llena de problemas y en dos años se ha encargado de multiplicar los conflictos. Las razones de su fracaso como autoridad no tienen que ver solo con su falta de experiencia y preparación, derivan en gran medida de un gabinete incapaz que no le ayuda, de asesorías que lo conducen a la confrontación y actitudes virulentas que le han abierto frentes de ataque por todos lados.

Lo que pasa en el gobierno capitalino y lo que estamos viendo en el proceso electoral de Cuernavaca coinciden en el mismo punto, se trata de problemas que nace en las campañas y se traslada al ejercicio del poder; la llegada de Villalobos a la presidencia municipal fue circunstancial, pero la manera como ha actuado como alcalde no es diferente a lo que han hecho otros políticos una vez que concluyen los procesos electorales. Pero regresemos a la elección:

La contienda en Cuernavaca es importante para todos los partidos porque representa una puerta a la sucesión, porque lo que ocurre en este municipio impacta a toda la zona metropolitana y la capital concentra el mayor número de electores en el estado. Frente a un gobierno estatal que también se ha hecho de muchos enemigos, el proceso municipal es la oportunidad para equilibrar políticamente las cosas, frenar el avance de Morena y anular la posibilidad de que Cuauhtémoc Blanco coloque a un delfín.

La ausencia de la oposición en los dos primeros años de gobierno estatal contrasta con el discurso que los partidos elaboraron para el proceso electoral; en casi todos lados, empezando por el Movimiento de Regeneración Nacional se puso énfasis en esta elección para, dicen, evitar que el gobierno actual prolongue su poder por nueve años más.

Los dirigentes de varios partidos políticos empezaron a hablar y a manejar distintos escenarios que podrían unir a la oposición, les ayudarían a captar el voto ciudadano y a construir un frente multipartidista que diera la batalla unido “porque lo importante era que el gobernador no impusiera a su candidato”. Morena pataleó, trató de frenar la alianza y continúa rezongando sin ningún resultado favorable hasta ahora.

Conforme avanzó el tiempo y se fueron aclarando las cosas la ambición y los rencores personales volvieron a aparecer: en Morena las cosas se les salieron de control cuando los Rabines ordenaron a la dirigencia estatal que rechazara el acuerdo con el PES, minando con ello la fuerza que tendría el candidato de la alianza Juntos Haremos el Cambio.

La fractura en el obradorismo era la oportunidad que necesitaba la oposición para tomar la delantera, pero en lugar de aprovecharla los partidos de oposición se empezaron a complicar las cosas solos. Acción Nacional había logrado juntar a los aspirantes mejor posicionados y ello les brindaba una alta rentabilidad electoral, pero repentinamente expulsaron a Javier Bolaños y de esa manera le quitaron un aliado muy importante a José Luis Urióstegui. ¿Por qué lo hicieron? ¿Cómo un desquite personal contra el exdiputado o porque vendieron la elección? Al final el más afectado es su candidato.

Los conflictos dentro de los partidos políticos son naturales y aumentan considerablemente durante los procesos electorales, pero lo que estamos viendo hoy rompe cualquier antecedente. La mala actuación de Antonio Villalobos combinada con el deterioro de la imagen del gobernador se unió al rompimiento entre el PES y Morena, lo cual abrió las puertas a un cambio de régimen. Entonces vino lo impensable: la alianza opositora más fuerte se rompió y los opositores al régimen se dividieron.

Lo que pasa en Cuernavaca es un reflejo claro de la decadencia de la política estatal y de la torpeza de los políticos morelenses; nunca Cuernavaca estuvo tan mal en todos sentidos, nunca vimos un enfrentamiento tan fuerte entre ejecutivos, ni tampoco una descomposición tan severa en los partidos; lo peor de la política morelense está en los políticos.

Mucha gente se siente ofendida por la llegada de figuras que vienen de fuera y toman el control de las instituciones, pero la razón de que eso suceda está aquí, entre los personajes nativos que no saben ponerse de acuerdo, que no saben trabajar en equipo, que no tienen altura de miras ni son capaces de anteponer sus intereses personales a las necesidades de la gente.

El primer problema que debemos resolver está en nosotros.

posdata

Al presidente municipal de Cuernavaca ya se le acabaron las opciones para continuar en la vida pública; a pesar de que aspira a ocupar una curul por la vía plurinominal, es casi imposible que lo consiga.

El primer objetivo de Antonio Villalobos era reelegirse en el cargo y proyectarse a la gubernatura en el 2024 y su idea no era descabellada: tenía una buena plataforma, carisma y estaba montado en el partido más fuerte. ¿Qué podía salir mal?

Todo su plan comenzó a derrumbarse cuando armó un equipo de trabajo con evidentes limitaciones profesionales y no hubo supervisión al trabajo municipal; luego vino la pelea con el gobernador, con los diputados y con todos aquellos que le caían mal. De la noche a la mañana un joven alcalde que llegó sin compromisos se convirtió en el enemigo común de todos.

Hoy el panorama es totalmente negro para el edil, aunque en su cabeza todavía ronda la idea de seguir en la vida pública desde un cargo de elección popular; las denuncias legales que pesan en su contra y su falta de cobijo político lo tienen con un pie en la cárcel, aunque a sus allegados les presume que “todo está resuelto”. Antonio Villalobos asegura que ya arregló sus problemas, pero nadie en su sano juicio puede creer algo así con tantos expedientes abiertos y porque este tipo de problemas no se acaban con un acuerdo político que, por cierto, tampoco existe.

En la mente del presidente municipal de Cuernavaca debe prevalecer la prudencia, necesita actuar con frialdad y tener claro que para dormir tranquilo es necesario atender y superar todos los asuntos judiciales que hay en su contra. Pensar en continuar su carrera política es absurdo si antes no concluye las demandas que hay en su contra.

Cualquiera que gane la próxima elección en Cuernavaca iniciará una auditoría a la administración actual, sacará a flote los asuntos que están en los tribunales, dará continuidad a los expedientes abiertos, revisará el uso que le dio al empréstito de más de 90 millones de pesos que solicitó el año anterior, echará un ojo a lo que ha sucedido en el Sapac y analizará todos los contratos que personalmente ha firmado Villalobos a lo largo de dos años.

El alcalde capitalino no puede darse el lujo de confiarse, de pensar que con una palmada política todo quedará resuelto; quienes lo sustituyan en el cargo verán en él a una presa cuya caza brindaría muchos aplausos y margen de maniobra política.

Antonio Villalobos no es un mal tipo, pero necesita mejores asesores y le urge cambiar de actitud antes de que sea tarde; se ha hecho de muchos enemigos que continuarán en posiciones de poder cuando él ya no sea autoridad municipal y que lo perseguirán cuando no tenga forma de defenderse.

Hoy más que antes los errores que se cometen en un cargo público se pagan muy caro: devolviendo recursos y hasta con la libertad.

nota

Dos coaliciones han recibido ya el registro de aspirantes a la presidencia municipal de Cuernavaca; el viernes fue José Luis Urióstegui en el PAN, el sábado Jorge Argüelles en el PES y el domingo Juan Pablo Adame, también en el PAN.

Urióstegui dijo que no espera ningún privilegio de la dirigencia, agradeció que le permitieran participar en Acción Nacional y resaltó la necesidad de rescatar el gobierno municipal desde la ciudadanía “con filosofía e ideología”.

Argüelles resaltó los temas que enfrenta hoy la capital, los problemas que la agobian y la necesidad de contar con gobiernos eficientes, honestos, transparentes, comprometidos y disciplinados; recordó el trabajo de Alfonso Sandoval, destacó el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador y habló de la necesidad de contar con un gobierno que no robe, que dignifique la autoridad, que empodere a la ciudadanía, que deje de lado las excusas, que colabore con los otros poderes y niveles de gobierno y que transforme la realidad a partir del trabajo coordinado con la ciudadanía.

Adame solicitó realizar debates para contrastar ideas, para conocer la propuesta de cada uno de los aspirantes y ofrecer a la militancia una oferta más completa que les permita tomar buenas decisiones; resaltó su trayectoria y la formación panistas de quienes lo acompañan en su planilla.

Todavía falta conocer a los demás contendientes por la capital y la manera como los partidos procesarán las candidaturas. En este primer tiempo comenzamos a ver el enfoque de algunas campañas y la manera como cada equipo enfrentará una elección que será distinta y sumamente complicada.

En un proceso tan complejo, inusual y competido como el 2021, la estrategia, la estructura, el equipo y la comunicación serán factores claves para la victoria.

post it

Luis Echeverría Álvarez cumplió ayer 99 años; fue presidente de México de 1970 a 1976 y vive en Cuernavaca desde hace varias décadas; su casa, Los Laureles, está ubicada en la Avenida Ávila Camacho esquina Compositores.

A propósito de sus casi cien años vale recordar algunos aspectos del expresidente relacionados con Morelos:

Ordenó el cambio de destino de los terrenos que hoy ocupa el Campus Chamilpa de la Universidad de Morelos; el presidente Miguel Alemán los expropió para el Colegio Militar, pero Echeverría determinó que ahí se construyera la UAEM y en su gobierno se edificaron los dos primeros edificios.

Donó una propiedad de 70 mil metros que pertenecía a su familia, la casa conocida hoy como Los Belenes, además de que impulsó la donación de los terrenos donde ahora se encuentra la Facultad de Medicina, la Escuela de Enfermería y la extensión de la facultad de psicología. Esos predios pertenecían a la Lotería Nacional.

Concluyó y continuó el proyecto de Civac que inició con el presidente Díaz Ordaz y el gobernador Emilio Riva Palacio.

redes sociales

El PRI tuvo que mover la fecha de registro de sus candidatos porque al parecer no tienen quién los represente en las urnas en las próximas elecciones.

¿Alguna vez les había pasado esto en Morelos?

Comentarios para una columna optimista: eolopacheco@elregional.com.mx

Twitter: @eolopacheco

Facebook: Eolopachecomx

Instagram: eolopachecomx

Ámbito: 
Local