El fiscal sí puede ir a Disneylandia
Para entender el desistimiento de las imputaciones que pesaban en EU contra el general Salvador Cienfuegos, el fiscal de la República, Alejandro Gertz, tiene la explicación más convincente: el expediente acusatorio era de tal fragilidad que sería imposible condenarlo… y le echaron la pelota a México.
—Argumentaron razones “superiores”, como la puesta en riesgo de la colaboración bilateral —le comenté. Se carcajeó.
—¡Eso es puro cuento, cómo crees, es irrelevante! ¿A poco no sabes que la política exterior es una cosa y la justicia otra? No tuvieron elementos y punto. Ningún asunto judicial puede sujetarse a intereses políticos.
(Me hizo pensar en el asesinato de Bin Laden. Las leyes gringas permiten a sus instituciones de seguridad actuar fuera de su territorio, y el obvio riesgo de que el Medio Oriente se desestabilizara más de lo que estaba no impidió el operativo militar y acribillamiento con que terminó la cacería del terrorista)
Echado para adelante como suele estar, Gertz desparrama carácter y argumenta sin tapujos. El caso de Cienfuegos, noté, de veras lo calienta:
Con Ciro Gómez Leyva lo había escuchado insistir en que la fiscalía estadunidense determinó que el ex secretario de la Defensa es “inocente” (o “no culpable” en la jerga de tribunales).
Por eso lo busqué. Lo atrapé en un error de mucho fondo, suponía, y aventuré:
—Desistimiento no quiere decir inocencia…
Volvió a carcajearse pero neceé: no es lo mismo que alguien esté libre de culpa (sea “inocente”), que renunciar a algo que se había empezado, abandonar un derecho o una acción legal (“desistirse”).
“Déjate de tonterías. Se desistieron porque no podían lograr una condena con lo que les entregó la DEA. Quisieron que México les hiciera la tarea para la que fueron incapaces. Nosotros hicimos lo que corresponde y del expediente que nos entregaron más las investigaciones que hicimos no queda la menor duda de que no tienen un solo argumento contra este sujeto” (o “individuo”), me dijo el fiscal.
Razona: “Ellos” presentaron la denuncia, “ellos” mismos la desestimaron y enviaron a México sus dizque “pruebas”.
Se ufana: “Les notifiqué de manera oficial que su denuncia simplemente no nos sirve. Ellos pueden recurrir legalmente como les convenga. ¿Cómo ves? Nosotros lo haremos ante el Alto Comisionado de las Naciones Unidas”.
—¡Órale!
—¡Pues nada más faltaba! Nos descalifican por no hacer lo que ellos no pudieron hacer allá”.
Con Joaquín López-Dóriga dijo después que el presidente López Obrador “se quedó corto” al decir que el trabajo de la DEA fue “tramposo y poco profesional”.
—Los delitos que se estaban cometiendo en México y que investigaron ocho años en secreto es algo que no tiene nombre.
Por eso Gertz les envió a “ellos”, íntegro, el expediente mexicano del que son públicas pequeñas partes. Y afirma no ser quien difundió completo el de la DEA.
No creo que se le ocurra pero me dejó la impresión de que iría sin temor a Disneylandia...