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ESTRATEGIAS

Tres manchas más al Tigre

Desafortunadamente la seguridad pública sigue siendo “El Talón de Aquiles” para los tres niveles de gobierno, y no sólo por lo que hacen los delincuentes en agravio de la sociedad, sino por lo que hacen los policías en contra de los ciudadanos, corporaciones policiacas que –en mayor o menor grado están infiltradas por grupos de la delincuencia organizada.

Aquí tres ejemplos:

1.Una familia del Estado de México, vivió momentos de terror en el municipio de Yecapixtla, luego de que por error del GPS tomaron, a bordo de un auto, en sentido contrario una calle en el municipio. Esa falta llevó al conductor a ser detenido, incomunicado por más de 48 horas, golpeado hasta resultar con lesiones y un esguince cervical.

El 13 de enero, la familia acudió a esta entidad para realizar unos trámites, pasaron a desayunar al mercado municipal de Yecapixtla y al salir pasadas de las nueve de la mañana subieron a bordo de su auto (Toyota Yaris) y emprendieron su camino. Debido a que no conocen el municipio pusieron el GPS para guiarse, la aplicación les indicó doblar en una calle y al terminar el trayecto sobre esa vía se encontraron de frente a un policía que le marcó el alto y les dijo que estaban circulando en sentido contrario. “Le mostré que el GPS marcaba esa calle y le expliqué que no conocemos la zona, de inmediato me pidió mi licencia y otros documentos, se alejó un poco del auto y escuchamos que pidió una grúa y refuerzos. La verdad me espanté y opté por irme”, dijo Horacio Flores Escamilla.

Su huida provocó que fueran perseguidos por dos patrullas y detenidos, para ser llevados a la comandancia. “A mí me llevaron varias horas en la patrulla, las agresiones continuaron y también las intimidaciones me decían ¿Vas a regresar de nuevo a Yecapixtla? Y me pegaban hasta que les contestaba no, y me preguntaban ¿Nos vas a denunciar? Y otras vez yo les decía que no. Lo que yo quería es que esto parara”. Consiguieron el contacto de Martin Gutiérrez, secretario municipal de Yecapixtla, y le informaron lo ocurrido pero de manera hostil se negó siquiera a revisar el caso.

Horacio fue puesto a disposición del Ministerio Público a la 1:30 PM, cerca de tres horas lo estuvieron paseando en la patrulla. Una vez que ingresó lo incomunicaron y pudo ver a su familia y a su abogado 48 horas después y salió con varias lesiones, al grado que tuvo que ser atendido en un hospital privado.

2. Román Martínez García, presidente de la Asociación Civil “Gaseros Unidos por Morelos”, y su empleado Fernando Ogazón Ariza llevaban hasta ayer cinco días desaparecidos (no localizados, estatus que ahora utilizan las autoridades para que se oiga menos feo). Fueron vistos la última vez la tarde del lunes, cuando ambos viajaban a bordo de una camioneta propiedad del empresario sobre el Paseo Tlahuica del municipio de Yautepec. “Alcanzó a enviarnos mensajes donde decía que los iban persiguiendo los policías. Fue el último mensaje”, dijo uno de sus empleados.

Con el apoyo de vecinos pudieron reconstruir lo que ocurrió aquel sábado: Una patrulla de la Policía Estatal (la 00767) se le cerró a la camioneta del gasero e incluso se dio una colisión. Los bajaron, los golpearon y se los llevaron. El lunes por la tardenoche, decenas de familiares y amigos de los “no localizados” bloquearon la carretera YautepecCuautla. Sólo así lograron que acudiera el titular de la Comisión Estatal de Seguridad Pública, Antonio Ortíz Guarneros, quien al principio intentó defender a sus elementos, pero horas después tuvo que admitir que “ya se fueron”.

A casi una semana de los hechos, una fuente me confirmó que finalmente sí fueron detenidos y presentados ante el Ministerio Público los cuatro elementos que realizaron la detención. Sin embargo, siguen sin aparecer las dos personas mencionadas. Se teme que haya ocurrido lo que ya se ha visto en otros estados: que los policías están al servicio de “la Maña” y uno de esos servicios pactados es que detengan y les entreguen a los que ellos les digan.

3. Las mesas de la cafetería Starbucks de la avenida Río Mayo estaban llenas de políticos y periodistas. En una de ellas estaba siendo entrevistada la representante nacional de las mujeres del Partido Movimiento Ciudadano, Jessica Ortega de la Cruz. Repentinamente se escucharon tres balazos juntos y ella continuó hablando, pero inmediatamente se escucharon dos más y entonces tuvieron que cortar la grabación.

Los disparos provenían de un establecimiento ubicado a 30 metros del Starbucks, una cafetería llamada Illy. Cuando se dejaron de escuchar los balazos los reporteros pudieron salir y comenzaron a transmitir en vivo por Facebook, pero en ese momento todo era confusión.

Ambulancias, patrullas, motos, y un número cada vez mayor de reporteros que llegaron a reportar la balacera ocurrida a plena luz del mediodía en una de las principales calles de Cuernavaca, hasta que llegaron los policías estatales a ejecutar lo que saben hacer muy bien: acordonar el área. Ya por la tarde la CES emitió un confuso comunicado en el que se habla de que ingresaron a la cafetería dos masculinos, “quienes con armas de fuego dispararon contra el hoy occiso y se llevaron diversos artículos de quienes se encontraban en el lugar de los hechos, después de lo cual huyeron”.

¿Un asalto en el que llegaron directamente a disparar en lugar de despojar a todos los comensales como ya ha ocurrido en otras ocasiones?

El mencionado boletín dio cuenta del “levantamiento legal del cuerpo sin vida de un masculino identificado como Francisco “N” de 24 años de edad”; un segundo hombre con una herida en el cuello que fue trasladado a un hospital, “lo mismo que un agente investigador de la FGE quien sufrió una lesión en la cabeza”.

¿Qué hacía ahí un agente de la Policía de Investigación Criminal? ¿Iba a detener a alguien o estaba protegiendo a alguien?

También se dio a conocer la detención de un sujeto llamado “Alan” de 22 años, originario de Santa Rosa 30, pero no se dan mayores detalles de su participación en este crimen que en mucho se parece a la ejecución de Jesús García y Roberto Castrejón en pleno zócalo de Cuernavaca el 8 de mayo de 2019.

En aquella ocasión, pese a que el autor material fue detenido (en gran parte porque los camarógrafos nunca dejaron de grabar la persecución), sigue sin saberse quién lo mandó y por qué.

Ayer, aparece en la portada de “El Extra” la imagen del muerto de la cafetería Illy y el nombre del cartel al que presuntamente pertenece, como si esa fuera la prueba que requieren los sicarios para comprobar que ya hicieron el trabajo y cobrarlo. HASTA EL LUNES.

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