El Inegi se acobarda
El Inegi se volvió un títere cómplice de la opacidad. Sus funcionarios no aguantaron la presión política y con tal de salvar el pellejo, esta institución se volvió oficialmente mentirosa.
Primer acto: Julio Santaella, presidente del Inegi, proporcionó información que hace sospechar seriamente de los datos que la Secretaría de Salud ha venido entregando a propósito de la pandemia de coronavirus.
Mientras el gobierno dice que, entre enero y agosto de 2020, debido al covid-19 perdieron la vida 69 mil 849 personas, el Inegi advirtió que la cifra real, durante ese mismo periodo, fue de 108 mil 658 víctimas.
El tamaño del error es escandaloso: 56.5 por ciento más decesos en comparación con lo reportado por el zar anticovid, el doctor Hugo López-Gatell.
Segundo acto: Julio Santaella advirtió que no tendrá la cuenta total de muertes por coronavirus de 2020 sino hasta el mes de octubre de este año.
Preguntan Gabriela Warkentin y Javier Risco, durante la emisión matutina de Así las Cosas (270121), ¿por qué tomará tanto averiguar los datos de los cuatro meses faltantes del año pasado?
Tercer acto: Julio Santaella vomita un galimatías infantilizante para la inteligencia de los radioescuchas. Que dizque es complicado tener la cifra anualizada porque los médicos legistas y los médicos tratantes viven en la edad de piedra, y luego las familias toman su tiempo para solicitar las actas de defunción y también los registros civiles son un desastre y etcétera, etcétera, etcétera.
Todo suena muy complicado excepto la respuesta a una pregunta simple: ¿por qué el Inegi fue capaz de proporcionar información relativa a agosto de 2020, solo cuatro meses después, y no lo es de hacer lo mismo con septiembre, octubre, noviembre y diciembre del año pasado?
Cuarto acto: Julio Santaella mintió por motivos electorales. El Inegi no entregará resultados hasta octubre porque alguien de muy arriba le ordenó que lo hiciera con posterioridad a los comicios.
Zoom: No es el autoritarismo del gobierno lo que debemos temer, sino la complacencia de los funcionarios que prometieron guardar la Constitución y, sin embargo, cobardemente terminan quebrados cual copa de cristal barato.
@ricardomraphael