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DÍA CON DÍA

Convivir con la pandemia

La experiencia personal del coronavirus no parece haber cambiado la visión del presidente López Obrador sobre la gravedad de la pandemia ni sobre la estrategia que su gobierno ha seguido para convivir con ella.

Digo convivir, porque no es posible decir que México la ha combatido con todos sus recursos.

El gobierno mexicano asumió la pandemia como una especie de tragedia natural, inevitable.

La evidencia mundial indica lo contrario. La pandemia ha sido distinta en cada país, según la respuesta de sus gobiernos y sus sociedades. Hay países donde la epidemia ha sido contenida, como Nueva Zelanda, Taiwán o Vietnam, y otros donde se expande todavía a su “ritmo natural”, como Brasil y México.

No sé si en Brasil los responsables de la pandemia dijeron alguna vez que lo mejor sería que la gente se infectara rápidamente para lograr pronto la “inmunidad de rebaño”.

Es lo que dijo el responsable de la pandemia en México, Hugo López-Gatell, el 16 de marzo de 2020, ante la propuesta de cerrar escuelas donde hubiera un caso de coronavirus.

López-Gatell sostuvo entonces que sería mejor esperar a tener 100 niños infectados, y que lo ideal sería tener infectados a 400, “para infectar a los 600 que restan: esa sería la máxima utilidad de la infección”.

López-Gatell dijo también que en la pandemia “la fuerza del Presidente es moral, no de contagio” y que “casi sería mejor que padeciera coronavirus, porque lo más probable es que él en lo individual, como la mayoría de las personas, se va a recuperar espontáneamente”.

Recuerda todo esto la doctora Laurie Ann Ximénez-Fyvie en su libro: Un daño irreparable. La criminal gestión de la pandemia en México. (pag.109-111)

Los deseos de López-Gatell sobre el Presidente se cumplieron ya. Pero para alcanzar su deseada “inmunidad de rebaño”, dice la doctora Ximénez, tendrían que infectarse unos 88 millones de mexicanos, habría que hospitalizar a 13 millones, requerirían terapia intensiva al menos 4 millones y morirían entre 3.5 y 3.8 millones.

Convivir con la pandemia ha sido en realidad como aceptar morir con ella.

hector.aguilarcamin@milenio.com

Ámbito: 
Nacional