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HISTORIAS DE REPORTERO

Al presidente AMLO no le duele nada

Su contagio no le sirvió para recapacitar en su fallida estrategia. Mientras él convalecía, México se volvió primer lugar mundial en letalidad y tercero en total de muertes

¿Qué pasa con los mandatarios populistas cuando se ven contagiados de Covid? ¿Cómo reaccionan los que minimizaron la pandemia cuando ésta les pega directamente? Hay casos diferentes.

Boris Johnson, de Gran Bretaña, después de ser hospitalizado y pasarla mal, dio un giro radical en su gestión de la crisis por el coronavirus, según reportó la prensa internacional. Hoy está en los primeros lugares de vacunación a nivel mundial.

Donald Trump, de Estados Unidos, después de pasar un rato en el hospital, regresó a ser exactamente el mismo: a minimizar la pandemia, a negar la eficacia del cubrebocas, se desbordaron las muertes y contagios, y emprendió una torpe campaña de vacunación que ha sido brutalmente ridiculizada con la llegada de su sucesor, Joe Biden, que está vacunando a más de un millón de ciudadanos al día.

El presidente López Obrador, después de quince días de silencio interrumpidos sólo por dos breves videos que posteó en redes sociales, está de vuelta en las conferencias mañaneras, que es su manera de ejercer el poder. Día 1 post-contagio, AMLO reloaded, AMLO recargado. Su contagio y sus días de aislamiento no le sirvieron para recapacitar en su fallida estrategia contra la pandemia. Mientras él convalecía de la enfermedad, México se volvió primer lugar mundial en letalidad y tercero en número total de muertes. Pero López Obrador sigue rechazando el cubrebocas, sigue hablando de millones de vacunas que no llegan y asegura que su estrategia no amerita ningún ajuste.

Tampoco mueve un ápice su discurso de confrontación. El AMLO reloaded volvió a las andadas. No hay tregua ni moderación. Como si los adjetivos hubieran sufrido por el encierro, desfilaron todos otra vez: los conservadores, los opositores que quieren el fracaso de su transformación, los que vivían con privilegios no quieren que se acabe con la corrupción, su dios es el dinero, el periodismo ramplón, los intelectuales orgánicos, EL UNIVERSAL, Reforma, Krauze, Aguilar Camín, Iberdrola, Calderón…

Aquí no pasó nada: él venció al virus, no importa que 400 mil mexicanos hayan muerto. Su falta de empatía duele en piel ajena.

SACIAMORBOS

Cuentan que ya se volvió tradicional una arenga matutina entre celdas del Reclusorio Norte de la Ciudad de México. Desde la suya, el exgobernador de Veracruz, Javier Duarte, con su característica voz aguda, pega un grito para que lo escuche unos metros más adelante, en su propia celda, el abogado Juan Collado:

–¡Abogadoooooo! ¡Ya vamos a empinar a Peña y nos sacan de aquiiiiiií!–, y se ríe.

Es, digamos, la otra mañanera.

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Ámbito: 
Nacional