Félix Salgado Macedonio y el 8M
El presidente López Obrador marcó la línea a seguir en el caso de Félix Salgado Macedonio: las acusaciones de violación en contra del candidato de Morena a la gubernatura de Guerrero, surgidas hace unas semanas, no son más que un producto de la temporada electoral. “Y si no, ¿por qué las hicieron hasta ahorita?”.
La 4T, incluidas las mujeres que detentan altos cargos, se plegó al mandato presidencial, a pesar del costo político que esta decisión tendrá para Morena y sus candidatos, así como para el presidente nacional de su partido, Mario Delgado, de cara las elecciones del próximo 6 de junio.
¿Por qué sostener una candidatura que se volverá tema de campaña no solo en la contienda de Guerrero, sino incluso a nivel nacional?
La figura de Salgado Macedonio ha fracturado ya al feminismo agrupado alrededor de la 4T. En las redes sociales priva un desacuerdo que saltará a las calles el próximo 8 de marzo, cuando las mujeres vuelvan a tomarlas para protestar contra los feminicidios que no cesan y la violencia sistemática a que las somete la “normalidad” cultural y social que priva en el país.
La candidatura de Salgado vivirá entonces su prueba de fuego.
Tal vez no tanto en un estado donde los delitos cometidos contra las mujeres tienen un nivel de impunidad de 93%, y en donde se han registrado más de 700 casos de violencia sexual en solo 24 meses (“Aquí Félix es el ídolo de miles de guerrerenses”, denuncian feministas locales), sino por la presión que un fuerte sector del feminismo desatará inevitablemente alrededor del “presidente más feminista de la historia contemporánea”.
¿Por qué defender a piedra y lodo la candidatura de Salgado Macedonio?
En las altas esferas de la 4T sostienen la versión de que a principios de enero pasado, cuando aún 18 precandidatos de Morena esperaban los resultados de la encuesta que definiría al ganador, hubo una reunión a la que asistieron el exdelegado federal y fuerte aspirante a la precandidatura, Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros –hermano de la secretaria de la Función Pública–, Luis Enrique Ríos, presidente del consejo estatal de Morena, el también precandidato, pero priista, Manuel Añorve Baños, y el exfiscal de Guerrero, Xavier Olea, quien había renunciado al cargo a principios de 2018.
Según esa versión, que es la misma que conoció el presidente López Obrador cuando el escándalo estalló –y que confirman tres altos funcionarios del gobierno y el partido–, la reunión tuvo como fin descarrilar a Salgado Macedonio, el candidato más fuerte según los sondeos.
Se decidió destapar y difundir, a través del exfiscal Olea, la carpeta de investigación 1203027010000202011, que se le había abierto a Félix en mayo de 2016 por el delito de violación.
Como se sabe, esa carpeta fue interpuesta por una joven cuya identidad quedó reservada bajo las siglas J.D.G. Dicha joven, una abogada, trabajaba en La Jornada Guerrero, diario del que Salgado era director y propietario.
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J.D.G. acusó a Salgado de haberla llamado a su casa con engaños y de haberla drogado y violado. Antes de que ella despertara, el hoy candidato de Morena la fotografió y grabó. Más tarde, se lee en la denuncia, le envió una fotografía por WhatsApp en la que ella aparece completamente desnuda sobre una cama.
Salgado le dijo que tenía muchas imágenes más y que se las enviaría a su esposo si no iba a verlo de nuevo. Cuando ella fue a su domicilio a reclamar esos documentos, “El Toro sin Cerca”, como se hace llamar Salgado Macedonio, la golpeó y violó de nuevo.
J.D.G no se atrevió a decirle nada a su esposo que, para mala suerte de ella, tenía nexos familiares con el actual gobernador del estado, el priista Héctor Astudillo.
La carpeta fue filtrada a los medios, con algunas de las fotografías que se describen en la declaración, pantallazos de conversaciones entre la víctima y el hoy candidato, y diversos exámenes clínicos. El exfiscal Olea apareció en una entrevista de radio revelando todo esto, y afirmando explícitamente que quien toma las decisiones políticas del estado le ordenó congelar la carpeta.
En Morena achacaron la acusación “al parentesco del marido con el gobernador”. Y automáticamente la desestimaron. Pero el escándalo mediático estalló y atrajo nuevas voces, nuevas acusaciones, y todas por el mismo delito: violación.
Relatan en la 4T que al conocerse que todo había empezado por “politiquería” y procedía de “fuego amigo”, se desató el disgusto presidencial. Ese disgusto habría provocado la decisión de sostener a Salgado Macedonio a la “me canso ganso” –contra viento y marea–, y también el bajo perfil que el antes dicharachero y atrevido clan Sandoval ha mantenido en los últimos tiempos: un perfil que el descubrimiento de sus múltiples propiedades no ha hecho sino acentuar.
Por lo pronto, la primera gran prueba para el candidato será la escalada feminista que vendrá a partir del 8 de marzo.