Cuando se va la luz
La política es también cosa de suerte.
Sería simpático si no fuera por lo que afectó a familias y empresas de seis estados del norte del país el apagón de ayer, por la onda fría que afectó el suministro de gas desde EEUU.
El apagón se da al mismo tiempo que en el Congreso se debate la iniciativa preferente del presidente López Obrador que cambiaría la manera en que, a partir de las múltiples reformas energéticas de Zedillo para acá, ha hecho que funcione nuestro modelo de generación, transmisión y suministro de energía eléctrica.
El suceso de ayer, inédito en su consecuencia, pero también por la causa, importa más porque pone en otro lugar la discusión, un tema que estaba en la mente de empresarios, legisladores y, por supuesto, del Presidente, pero que de alguna manera no era de la gente, más preocupada hoy por no contagiarse, conseguir una vacuna o recuperar el empleo que la pandemia le quitó. Pero de repente, pues se fue la luz. Y pues luz si tenemos.
No me atrevería a decir, no lo sé, si fue responsabilidad de esta nueva CFE tan enemiga de la reforma y la participación privada en el sector —que por cierto es bastante limitada y regulada—, pero hoy apostaría a que más allá de la nueva atención que recibirá la iniciativa preferente, y la fuerza que esto le da a quienes la han criticado y advertido de sus consecuencias, será aprobada en sus términos.
Hace dos años que sabemos quién manda, cómo y por qué. Así que tendremos reforma (o contrarreforma) y el problema más allá de tecnicismos es que viene en un momento en que la economía, la creación de empleos y la inversión pública y privada están —seré generoso—de capa caída.
Uno pensaría que no es el mejor momento para agarrar otra bronca con los inversionistas o poner a CFE a reconstruirse para cubrir los huecos que dejen generadores privados que ya no puedan o no quieran con las nuevas reglas.
Uno pensaría que al contrario, en este momento en que el gobierno no tiene mucho dinero extra, se gasta en pandemia, programas sociales, Pemex y las obras de infraestructura del sur del país, no estaría mal una ayudadita de la inversión privada.
Pero no, porque así estaba prometido desde hace 20 años por el Presidente. Ahora, cuando se vuelva ir la luz… pues ya sabremos adónde mirar. Por eso lo de ayer importa de otra manera.
@puigcarlos