Salgado Macedonio y la moral del Presidente
En su conferencia de ayer, el presidente López Obrador trató de sortear las acusaciones de violación que penden sobre el senador Félix Salgado Macedonio, el impresentable candidato de Morena a la gubernatura de Guerrero.
El Presidente descalificó, como frutos de la estación electoral, las acusaciones de seis mujeres sobre la forma como Salgado las acosó y abusó de ellas, a tres violó y a una la fotografió desnuda, además, para seguir extorsionándola sexualmente.
Ya que al Presidente le gusta hablar de moral, quizá este sea un buen momento para que muestre en los hechos en qué consiste su moral a la hora de elegir candidatos. Es buen momento para dejar claro, ante sus seguidores y ante su partido, que hay cosas moralmente más importantes que una elección. Por ejemplo: la revuelta de las mujeres de México contra los Salgado Macedonio de este mundo, contra el abuso sexual, contra la violencia de género, contra el feminicidio, contra el pacto patriarcal que encarna, como nada en estos días, el respaldo del Presidente a Salgado Macedonio, a quien también hizo senador en 2018.
La de las mujeres es la revuelta más legítima moralmente que hay en nuestro espacio público. Imposible desoírla.
Sin embargo, el Presidente dijo ayer sobre Salgado :
“Yo no opino, son tiempos de elecciones y hay acusaciones de todo tipo. Hay que tenerle confianza al pueblo. Yo establecí la realización de encuestas para preguntarle a la gente. Eso es lo primero, tenerle confianza a la gente. Lo segundo es que hay instancias legales, que la justicia actúe y que se vea si existen elementos. Pero no hay que meternos en eso”.
No, Presidente, con todo respeto: usted ya está metido en eso hasta el cuello. Usted tiene la responsabilidad política y moral de la candidatura de Salgado Macedonio. No es Morena ni el pueblo de Guerrero quien la exige en una encuesta, que no conocemos. Es usted quien puso a Salgado donde está, y quien lo sostiene en su oprobiosa candidatura.
Porque el dueño de Morena y de sus encuestas es usted, Presidente. Eso lo sabe todo México. Y es usted, por lo mismo, quien saldrá moralmente derrotado de esta misógina aventura electoral.