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DUDA RAZONABLE

La eterna fila para vacunas a cuentagotas

La semana pasada estuvo llena de alegrías y esperanza para poco más de medio millón de adultos mayores, y sus familiares, ya que algunos municipios del país recibieron la primera dosis de la vacuna anticovid.

Es, sin embargo, una gota de esperanza en un mar de necesidad y angustia. El calendario de recepción de vacunas, que cambia cada día por la escasez de producción que se enfrenta en todo el mundo, y en particular las apuestas mexicanas por AstraZenca y Cansino que serán envasadas en el país, va mucho más lento que lo esperado.

Este primer pequeño piloto tuvo sus baches, sus ajustes, y a final de cuentas salió bien, tal vez porque el número de vacunas disponibles era pequeño.

Tal vez el bache más absurdo e inexplicable es aquello de la página de registro. Nada más inaugurada, miles de accesos la hicieron caer una y otra vez. Se dijo que los vacunados serían aquellos que se registraran, y todo mundo se dedicó a inscribirse o a inscribir a sus padres, por la edad, tal vez no los más duchos para eso del internet. Página arreglada, millones de registros completos…no sirvió de nada.

La semana pasada se abrieron los centros de vacunación y que vinieran todos —los de la localidad elegida, por supuesto—, pero de nada sirvió el registro. Eso causó, y no solo en Ciudad de México— que los primeros días se viera turismo de vacunación: adultos mayores de otros municipios y delegaciones colándose en la fila. Y los servidores de la nación tomando fotos quién sabe para qué. Para la segunda mitad de la semana algunos ajustes mejoraron el proceso.

Pero es poco más de medio millón en un universo de 15 millones de adultos encima de los 60 años… y ya para qué mencionar al resto de millones mayores de edad menores a 60. Todos haciendo una imaginaria cola que no avanza.

Y dicen los que han estudiado por años este asunto de las filas de espera —sí, los hay, en el MIT está el mejor que se llama Richard Larsson— que la peor cola es la que no avanza. Y esos estudios indican que la gente es mucho más paciente cuando sabe cuánto le toca esperar; por eso, por ejemplo, en los sistemas de transporte ahora nos dicen cuánto falta para el próximo tren o en una llamada de servicio nos indican los minutos que se tardará alguien para contestarnos.

Cuando escribo esto, en México nadie sabe cuánto tiempo tendrá que esperar en la fila, y la fila…dejó de avanzar.

@puigcarlos

Ámbito: 
Nacional