Absorbido el 80 por ciento de su personal y con erogaciones hasta ahora de entre 15 mil y 20 mil millones de pesos, la pandemia le ha impuesto al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) un desafío que deberá seguir atendiendo centralmente al menos otros dos meses.
“Nos ha, literalmente, raptado el Covid, y no nos queda más que hacerle frente”, señala en entrevista con La Razón el director de esa institución, Luis Antonio Ramírez Pineda, quien, sin embargo, tiene definidos otros retos que el organismo que encabeza habrá de seguir acometiendo, algunos de ellos “cuesta arriba”.
Es el caso del abasto de medicinas, en el que confía que la estrategia de adquisiciones a través de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS) habrá de eliminar el intermediarismo y evitar que los precios sigan escalando, “porque nos estamos gastando una barbaridad de dinero en medicamentos”.
Otro es la atención al rezago quirúrgico que estima en unas 30 mil cirugías, aunque la cifra crece semana con semana, en el cual vincula la situación de la pandemia con otro problema: la falta de inversión en personal y equipo de la que señala a decisiones en el pasado.
Yo, como director de Finanzas, lo vi en el sexenio pasado. Desafortunadamente no había inversión en capital, en equipamiento, y esto tiene que ver porque no nos permitían, a pesar de que teníamos dinero, invertir en equipamiento, en infraestructura y mucho menos contratar personal
Luis Antonio Ramírez Pineda
Director del ISSSTE
En la charla refiere también el caso de la excesiva subrogación de servicios, al grado de que, precisa, “yo te diría que el ISSSTE es una institución que subroga todo, absolutamente todo. Se perdió el control completo de la prestación de los servicios”.
En el tema de la pandemia, ¿qué porcentaje de las atenciones ha atendido el ISSSTE y qué ha representado esto en términos de recursos? A la fecha, hemos atendido a casi 75 mil pacientes a nivel nacional, de los cuales de cinco mil 800 a seis mil son no derechohabientes, y 69 mil son derechohabientes. Un volumen importante de población que hemos atendido y por supuesto seguiremos atendiendo. Esto obviamente nos ha hecho que tengamos que ir gastando cantidades importantes de recursos, porque tenemos que comprar ventiladores, contratar más personal, comprar medicamentos, adaptar camas y equipos de protección personal. En este momento estimo que hemos destinado entre 15 mil y 20 mil millones de pesos en atender el Covid, y esto para el ISSSTE es una carga muy importante dado el tamaño de la institución.
APOYOS DEL PRESIDENTE. El funcionario reconoce el apoyo que ha dado el Presidente a través del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) en la contratación de unas cinco mil personas y la ayuda, por medio de la Secretaría de la Defensa Nacional, para la reconstrucción del hospital Carlos Calero, en Cuernavaca, “que estaba literalmente abandonado”.
“Entonces, sí hemos dedicado, me atrevo a decirte, 80 por ciento de nuestro personal al Covid, y el otro restante es para atender temas de urgencias, de primer nivel”.
La pandemia ha generado un rezago en intervenciones quirúrgicas y en la atención de otras enfermedades, ¿de qué tamaño están dimensionando este reto? Nosotros estimamos un rezago como de 30 mil cirugías, que se va acumulando semana con semana, mes con mes, porque no podemos usar los quirófanos y porque incluso parte de nuestro personal médico está en este momento en su casa resguardado porque tiene más de 60 años de edad. Entonces sí es un tema que se va acumulando y nos está generando una presión que es muy entendible por parte del derechohabiente. Y, por otro lado, también vamos junto con el sector salud viendo, día a día, cómo se da el tema de la vacunación porque entre más rápido nos vacunemos, va a ser más factible que empecemos nosotros ya a regresar las unidades Covid a no Covid. En nuestro caso, tenemos 113 unidades médicas dedicadas a Covid y estimamos que nos va a ocupar un par de meses más, y a partir de abril vamos a poder ir cerrando ya unidades Covid para convertirlas ya en unidades para la atención de otros tratamientos.
ABASTO DE MEDICINAS. Para Ramírez Pineda, otro de los retos en el corto plazo es el del abasto de medicinas e insumos. “No podemos dejar de lado esta percepción que existe y, en algunos casos, pues sí hay alguna falta de ciertos medicamentos, pero en nuestro caso no de cáncer”, aclara, y explica que son dos las razones por las cuales ese problema se generó.
La primera, sostiene, es que sí ha habido un ambiente de tratar de obstaculizar al gobierno en la adquisición de medicamentos. Esto, agrega, a raíz de que se hizo una denuncia de que había una confabulación entre distribuidores farmacéuticos y una concentración en el mercado del abasto de medicamentos.
“Cuando quisimos como gobierno romper eso, pues obviamente generó chispas, generó un mal ambiente, pero la decisión del Presidente y de todos nosotros era muy clara: a como dé lugar debemos tener los medicamentos”.
Por otro lado, señala que por la pandemia, hubo laboratorios que redujeron su producción de medicamentos, y con ello su disponibilidad.
No obstante confía en la adquisición de los mismos a través de organismos internacionales como la UNOPS. “Tenemos confianza que este tema se va a subsanar ya muy pronto”.
¿Cuál es el pulso que tiene actualmente sobre la tensión que hubo con empresas del ramo farmacéutico y de distribución? Yo creo que ya está siendo superada. Creo que ya las farmacéuticas, los jugadores en el mercado, se dieron cuenta de que en esta administración de lo que se trata es de que haya un fair play. De darles a todos la oportunidad de que compitan en igualdad de circunstancias y poniendo siempre por encima el respeto que significa la relación con el gobierno. ¿A qué me refiero con eso? A cuidar los precios, el abasto, a no abusar con la cartera del gobierno, pensando que este tiene suficiente dinero para comprar a los precios que sea.
Nosotros queremos que los márgenes de utilidad que obtienen sean moderados y no se quiera jugar con los medicamentos como una forma de generar las grandes utilidades a que estaban acostumbrados.
La industria ya se dio cuenta que a través de la UNOPS pueden participar. Lo que el gobierno buscaba eran mecanismos novedosos, transparentes, para que quitáramos mucho intermediarismo y eso evitara que los precios siguieran escalando, porque nos estamos gastando una barbaridad de dinero en medicamentos.
¿No es un poco elevado el costo de los servicios de la UNOPS? Yo creo que es el precio que hay que pagar para regular. Como te decía, creo que esto es parte de un proceso de transformación en el cual todos tienen que empezar a darse cuenta de que hay nuevas reglas. Creo que así lo han entendido muchas farmacéuticas. Incluso las pequeñas ya saben que también tienen acceso directo al gobierno, y esto evidentemente va a ayudar para que poco a poco haya este reacomodo y para que empecemos también a regresar una vez más al mercado a parte de estas pequeñas empresas que dejaron de venderle directo al gobierno o que tenían que hacerlo a través de las distribuidoras. Esto es algo que nos va a caer muy bien a todos, y creo que hay cosas que se tienen que pagar obviamente por la transición que esto significa.
LA PROHIBICIÓN EN EL SEXENIO PASADO. Al hablar de los rezagos previos a que se presentara la pandemia de Covid-19, el titular del ISSSTE refiere que no hay suficiente personal —cirujanos, especialistas, enfermeros, anestesiólogos— para poder completar la plantilla que se requiere para una cirugía. “Es una realidad que la vivimos todo el tiempo”, apunta.
A ello agrega el hecho de que en algunos hospitales hay equipo obsoleto o que no funciona, producto de la falta de inversión que se dio en años pasados.
¿Cómo se dio esta situación? No es algo que yo esté inventando. Yo, como director de Finanzas, lo vi en el sexenio pasado. Desafortunadamente, no había inversión en capital, en equipamiento, y esto tiene que ver porque no nos permitían, a pesar de que teníamos dinero, invertir en equipamiento, en infraestructura y mucho menos contratar personal. Por eso las reservas del instituto fueron creciendo, creciendo. Somos una institución con mucho dinero guardado en el banco, tenemos más de 100 mil millones de pesos de reservas y tenemos una escasez de equipamiento, de capital humano y de infraestructura física, lo cual es una contradicción.
En el mediano plazo nosotros tenemos la claridad que nuestro desafío será combatir ese rezago. Y para eso ya el Presidente de la República nos ha aprobado recursos para que podamos adquirir ese equipamiento y vamos a ir poco a poco contratando al personal. Que ése es el otro gran desafío, cómo conseguir personal cuando hoy más que nunca se exhibió ante el país que no tenemos suficientes médicos y enfermeras para tapar esos boquetes. Habrá que preparar una nueva generación para ir cubriendo esas especialidades y al mismo tiempo también buscando las eficiencias.
En cuanto al tema de la subrogación, ¿también lo van a ir abatiendo? Yo te diría que el ISSSTE es una institución que subroga todo, absolutamente todo. Nosotros hemos perdido el control completo de la prestación de los servicios. Subrogamos servicios de laboratorio, de banco de sangre, de oxígeno, de hemodiálisis. O sea, tenemos un paquete impresionante de servicios que debemos ofrecerle a la gente, pero lo tenemos que hacer a través de servicios terciarizados porque no hay dentro de la institución equipo propio que nos permita otorgarlo. Un ejemplo de esto son los servicios de hemodiálisis. Tenemos una población muy elevada de personas que lo requieren, y, bueno, en el ISSSTE nos gastamos año con año entre cinco mil y siete mil millones de pesos en servicios subrogados. Tenemos también que ir buscando cómo detenemos esa dependencia y lo vamos a hacer en la medida en que nosotros también tengamos personal, espacios y equipamiento para ofrecer esos servicios.
INSATISFACCIÓN DEL DERECHOHABIENTE. Luis Antonio Ramírez advierte además sobre los servicios subrogados: “y que tú dijeras que son servicios donde la gente queda muy satisfecha, no es así”.
Explica, por ejemplo, que en el caso de la hemodiálisis, las personas deben desplazarse dos o hasta tres horas, todos los días, pues las empresas se concentran en las ciudades y no están en las rurales.
En esa lógica, considera también que el sector privado ha abandonado ciertas áreas que para las instituciones públicas de salud son muy importantes. “Es parte de lo que tenemos nosotros que enseñarle al privado: que ellos tampoco resuelven el problema real que nosotros estamos buscando atender, que es precio y calidad”.
PROCESO DE VACUNACIÓN. En la entrevista realizada a través de videoconferencia, Ramírez Pineda advierte la importancia de la vacunación para reactivar actividades y señala que el ISSSTE está participando de manera directa en la estrategia del gobierno con más de mil vacunadores.
En cuanto al personal médico de primera línea de la institución que ya fue inoculado refiere que son 59 mil trabajadores y que entre un 19 y un 20 por ciento de ellos ya recibió la segunda dosis. Estima que en febrero se concluya este proceso con todos los trabajadores de salud.
En el ISSSTE nos gastamos año con año entre cinco mil y siete mil millones de pesos en servicios subrogados. Tenemos también que ir buscando cómo detenemos esa dependencia y lo vamos a hacer en la medida en que nosotros también tengamos personal, espacios y equipamiento para ofrecer esos servicios
Luis Antonio Ramírez Pineda
Director del ISSSTE
¿Cuáles serían las grandes enseñanzas que hasta el momento ha dejado el Covid para una institución como el ISSSTE? Sin lugar a dudas, la primera lección es que debemos de tener una población más sana. El ataque del Covid ha sido principalmente a gente que tiene comorbilidades. Así que hay que promover el ejercicio, la buena alimentación y apostarle más a la prevención. El Presidente tiene como uno de los pilares, junto con los medicamentos gratuitos, el de fortalecer y consolidar un modelo preventivo. Si logramos educar a los niños en las escuelas, si logramos hacer conciencia en las familias, para que aprendamos a comer mejor, eso nos va a permitir que podamos tener una población menos enferma. Y otra es que tenemos que invertir en salud. No podemos dejarlo de lado como se hizo en otros sexenios. Es condición elemental en un país garantizar los servicios médicos con infraestructura, médicos, instalaciones.
Y eso no nada más en México, en todo el mundo. Lo vimos en Estados Unidos, en Europa, en todas partes. No había ningún país en el mundo que tuviera la capacidad, la infraestructura física y humana para poder hacer frente a la pandemia.
También tenemos que apostarle más a la investigación, a la ciencia, que nos permita también ir desarrollando nuestras propias vacunas y tratamientos.
Y por otra parte destacar la importancia de la solidaridad. En México una vez más, así como en el temblor del 85, vimos una enorme solidaridad de enfermeras, enfermeros, médicos, que estuvieron ahí trabajando, atendiendo el Covid, arriesgando su vida. Es algo admirable darnos cuenta de que tenemos una fuerza humana que está dispuesta a arriesgar su vida para ayudar a los demás.