La más onerosa promesa de campaña
La mayoría de los grandes proyectos de infraestructura tienden a ser una calamidad financiera para los gobiernos.
He enumerado en otras columnas proyectos como el aeropuerto de Montreal-Mirabel, que después de años se cerró a la aviación comercial porque nunca llegaron los pasajeros necesarios; o el aeropuerto internacional de Denver —sobrecosto de 200 por ciento— y cuyo tráfico nunca alcanzó para cumplir sus compromisos financieros; o el aeropuerto de Hong Kong, que The Economist calificó como un “fiasco”. El túnel que comunica a Inglaterra con Francia tuvo un sobrecosto de 80 por ciento, con proyecciones de 15 millones de pasajeros en su primer año y que para 2001, seis años después, alcanzó los 7 millones anuales; o el túnel Copenhague y Malmö… Un buen inventario y análisis de esto se puede leer en Megaprojects and Risk. An anatomy of ambition. (Cambridge Press).
Por cierto, las proyecciones de pasajeros para el aeropuerto de Texcoco siempre fueron inverosímiles. Sí, nos iba a costar más y llegaría menos gente de la proyectada.
Esto parece “normal” en esos grandes proyectos. Tal vez porque si se supiera cuánto costarán en verdad y cómo funcionarán, nadie que quiera sobrevivir políticamente en un mundo de recursos escasos los emprendería. Pero eso es muy diferente a cuando un gobierno decide, por una promesa de campaña, tirar dinero a la basura.
Los datos que publicó la ASF sobre la cancelación del aeropuerto de Texcoco lo ponen claro. La cifra que llegó a las primeras planas, que ayer en la noche supimos inexacta, se divide en dos: lo ya gastado por Texcoco (obras ya realizadas, cancelación de contratos, recompra de 30 por ciento de los bonos de deuda y liquidación de Fibra E) y los miles de millones que aún se deben en bonos contratados para Texcoco que tendrán que ser pagados entre el 2026 y el 2047, más sus intereses; que se pagarán cada año con las tarifas y utilidades del Benito Juárez y (no está claro, pero uno supone) del Felipe Ángeles. Si llegan los pasajeros proyectados…
En resumen, hipotecamos el aeropuerto que ya teníamos para pagar el aeropuerto que no se hizo y en el proceso se desperdiciaron miles de millones de pesos del erario en algo que no existirá.
Si aumentamos el costo del Felipe Ángeles… pues sí, la promesa de campaña salió carita. Que se preocupen los que lleguen entre 2026 y 2047… han de pensar en Palacio Nacional.
@puigcarlos