Adicionalmente debe $11 mil millones a los proveedores y la entidad no crece
A poco más de cuatro meses de dejar el cargo, el Gobernador de Veracruz, Javier Duarte, ha generado un auténtico desastre financiero en la entidad con una deuda desbordada, nulo crecimiento económico y una mayor carga fiscal para los veracruzanos.
En su gestión, la deuda de Veracruz se incrementó 113 por ciento, al pasar de 21 mil 499 millones de pesos al cierre de 2010 a 45 mil 776 millones en marzo de este año, según datos de la Secretaría de Hacienda.
Dichos registros contemplan sólo la deuda de largo plazo –con vencimiento mayor a un año– y que tienen como garantía de pago los recursos transferidos desde la Federación, como participaciones y aportaciones.
Es decir, la deuda total de Veracruz es aún mayor de lo que revela la SHCP.
De hecho, un informe del propio Gobierno estatal reveló que la deuda con proveedores y contratistas suma 11 mil 38 millones de pesos.
Apenas el jueves y con la resistencia empresarial manifiesta, el Congreso local, de mayoría priista, aprobó el plan de Duarte para destinar los ingresos del Impuesto sobre Nómina al pago de deudas a proveedores y contratistas.
Dicho gravamen fue creado con una tasa de 2 por ciento; sin embargo, en octubre de 2015 se elevó a 3 por ciento con la promesa de impulsar una mayor inversión en infraestructura.
Con Duarte, la deuda de Veracruz pasó de ser la quinta más elevada del País a la tercera, detrás de las de la CDMX y Nuevo León.
En el proceso de endeudamiento, su Gobierno sacrificó buena parte del dinero que recibe de la Federación, pues del total de su deuda, unos 37 mil 205 millones de pesos están garantizados con participaciones y 4 mil 871 millones con aportaciones federales.
Ni un solo peso de la deuda de Veracruz está garantizada con ingresos propios.
Y el endeudamiento no se ha traducido en repunte económico para la entidad, pues de acuerdo con el Inegi, la economía veracruzana fue una de las de menor crecimiento en el País en 2015, con apenas 0.2 por ciento.