I. Bienvenido amigo. Así le expresó Barack Obama, presidente de Estados Unidos, a su homólogo mexicano, Enrique Peña Nieto, su satisfacción por la visita oficial a su país. Destacó que México ha sido un socio importante para la economía, la seguridad y el desarrollo de la región de América del Norte, por lo cual debe fortalecerse la relación bilateral en lugar de pensar en levantar muros. Por su parte, Peña Nieto expresó su respeto por la demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump y, aseguró, que México colaborará con quien resulte el candidato ganador. Así, confió en que “será posible dar un paso hacia adelante para enfrentar retos comunes y encontrar soluciones a posibles diferencias”. Ojalá el republicano deje atrás la animadversión o esto se saldrá de control.
II. Batidillo. La guerra sucia entre el Partido Social Demócrata y Cuauhtémoc Blanco Bravo, alcalde de Cuernavaca, arreció esta semana. Se “filtró” un audio en el que presuntamente Bordonave Zamora, presidente del PSD, pide que se tomen fotos de un evento del exfutbolista y se distribuyan a los medios bajo la idea de que los ciudadanos abandonan a El Cuau. Y sí, en entrevista radiofónica, Zamora confirmó que era su voz y él había girado esa orden. Cuentan que desde hace tres meses, Blanco se alejó de la presidencia municipal “para dedicarse al embarazo de su esposa” y dejó en el cargo a su actual secretario técnico, José Manuel Sanz. El hábil exjugador de futbol no la ve llegar. ¿Y así quiere ser gobernador? Está frito.
III. Sereno. Jaime Rodríguez El Bronco, gobernador de Nuevo León, afirmó que sólo los alcaldes involucrados con el tema de lavado de dinero y enriquecimiento ilícito son los que deben sentirse intranquilos. Él no. A él le basta con justificar el alza de homicidios atribuyéndolo a sucesos como la matanza en el penal de Topo Chico y a los ataques en Apodaca y Santa Catarina. Si no hubieran ocurrido, se habrían mantenido las tendencias a la baja. “En un solo evento hubo 49 muertos... Si echan números, tuvimos siete en Santa Catarina, nueve en Apodaca...”, dijo. ¡Qué terrible hacer matemáticas con el número de muertos! Sólo en Nuevo León. Qué se intranquilicen los alcaldes, dice.
IV. Buen trabajo. Roberto Campa Cifrián, subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, hace un papel formal y responsable ante los familiares de las víctimas de Nochixtlán. Reconoció la voluntad de los representantes de los afectados para que el proceso de atención a víctimas avance y se desarrolle con pleno respeto a los derechos humanos. No cabe duda de que llevará a buen puerto la investigación. Nochixtlán no debe sumarse a la impunidad de otros casos dolorosos, como Aguas Blancas, Acteal o San Fernando. Heridas siempre abiertas.
V. Escándalo. Por acusaciones de desvío de recursos federales, Javier Hernández, delegado estatal de la Secretaría de Desarrollo Social en Durango, renunció temporalmente a su cargo. La denuncia fue hecha por Roberto Hernández, exencargado del programa Empleo Temporal, quien acusó al delegado de guardar despensas y otros productos con los logos de la secretaría, que no se repartieron a los beneficiarios. Hace unos días, José Antonio Meade, secretario de Desarrollo Social, informó que en Durango se había logrado el ciento por ciento de la cobertura de programas como 65 y más, y destacaba el avance de otros programas sociales en la entidad. Su delegado lo hizo quedar mal. Y eso debe tener sus consecuencias. ¿O no?