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TEMPLO MAYOR

QUIENES lo conocen bien, dicen que Andrés Manuel López Obrador tiene un gran olfato político. Pero en el tema de las mujeres seguramente anda mormado, porque de nuevo se le salió
de las manos.

EN 2020 millones de mexicanas se manifestaron por sus derechos -y no solamente contra el gobierno-, las autoridades tuvieron ¡un año! para hacer algo y lo único que hicieron fue regarla. Se precia de ser un conocedor de la historia nacional, pero el Presidente no supo entender el momento histórico de la revolución de las jacarandas.

TAN ES ASÍ que no sólo López Obrador siguió descalificando al movimiento feminista, sino que terminó por caer en la desesperación del último minuto. Por ejemplo, fue hasta la noche del domingo que el Instituto Nacional de las Mujeres se acercó a las colectivas feministas; y ayer mismo el gobierno se sacó de la manga un foro sobre el tema de género que no estaba agendado.

MUY ELOCUENTE del desastre fue ver a personajes como Olga Sánchez Cordero o Nadine Gasman salir a arropar al Presidente diciendo que no es un machista.

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PROBABLEMENTE los ministros Yasmín Esquivel y Alberto Pérez Dayán quedaron inmunizados al vacunarse en Texas, pero también quedaron inhabilitados en cuanto a su autonomía del
Poder Ejecutivo.

AUNQUE han negado haberse vacunado contra el Covid-19 con la ayuda del cónsul en San Antonio, la realidad ha salido a flote. Dirán que no existen pruebas, pero tampoco existen dudas de que se colgaron de su posición y su privilegio.

EN LA Suprema Corte no sólo hay molestia, sino también preocupación pues los votos de Esquivel y Dayán han quedado comprometidos, no con el Poder Judicial, sino con el vecino de Palacio
Nacional.

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ALGO GRAVE está pasando en el Congreso de la Ciudad de México: Claudia Sheinbaum pretende imponer a un incondicional como encargado de ¡revisarle las cuentas! Como auditor superior están empujando, violando todo el proceso, a Edwin Meraz Ángeles que, ¡oh, casualidad!, trabaja para la jefa de Gobierno como procurador fiscal.

MONTADOS en su aplanadora legislativa, los morenistas capitalinos pretenden pasar por encima del poco pudor que les quedaba, con tal de darle a Sheinbaum su auditor carnal.

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EL MEJOR homenaje a Cepillín será, sin duda, volver a cantar sus alegres canciones, como aquella que decía: “En la feria de Cepillín me encontré una refinería, cara, cara la refinería; lejos, lejos el aeropuerto; bum bum la corrupción; chiquitín, chiquitín se nos ha hecho el PIB”.

Ámbito: 
Nacional