No solo es inútil, también criminal
En lugar de asumir la irresponsabilidad letal de andar esparciendo el virus de la peste mundial en un concurrido parque y entregarse ante la Fiscalía General de Justicia de Ciudad de México por haber cometido el delito de peligro de contagio, previsto en el Código Penal de la entidad, el bribón subsecretario federal de Salud, Hugo López-Gatell, endosó su conducta criminal a “la lamentable realidad de tener en México medios de comunicación, sobre todo los corporativos, que durante toda la epidemia, y la verdad que dudo que cambien de actitud, han buscado sacar, de alguna manera, notoriedad, supongo que por razones, en algunos casos, de lucro. Seguramente es más lucrativo sacar noticias que pudieran generar escándalo y entonces esto les aumentara las cuotas de las tarifas de publicidad y otras fuentes de ingresos. En otros casos es muy claro, como tienen agendas políticas, de grupos de interés, sobre todo económico, que han sufrido pérdida de privilegios a lo largo de la 4T…”, declaró cachetonamente la noche de antier, luego de ser exhibido paseándose en el Parque México de la colonia Condesa sin cubrebocas, pese a que sigue dando positivo a covid-19 y ser una amenaza ambulante de transmisión de la mortal enfermedad.
Ante el alboroto que se armó con las apanicantes imágenes, su reacción inicial fue decir: “No hay ninguna contraindicación médica o epidemiológica de salir a caminar. Mi capacidad contagiante es mínima. Por supuesto no voy a estar en una oficina cerrada o interactuando con otras personas”, para después desmentirse y confesar: “Lo que sí es que me volví a hacer la prueba hoy (miércoles) y vuelvo a salir positivo, esto quiere decir que tengo carga viral lo suficientemente alta para ser contagioso. Por tanto, aunque tengo el alta médica, no tengo el alta epidemiológica”.
Fue entonces cuando galimático, rollero, veleidoso y mentiroso como es, reprochó a los medios haber evidenciado su delincuencial y mortífera conducta.
No tiene la menor vergüenza.
El delito de peligro de contagio figura en el artículo 159 del Código Penal capitalino “al que sabiendo que padece una enfermedad grave en período infectante, ponga en peligro de contagio la salud de otro, por relaciones sexuales u otro medio transmisible, siempre y cuando la víctima no tenga conocimiento de esa circunstancia, se le impondrán prisión de tres meses a tres años y de cincuenta a trescientos días de multa. Si la enfermedad padecida fuera incurable, se impondrán prisión de tres meses a diez años y de quinientos a dos mil días de multa. Este delito se perseguirá por querella de la víctima u ofendido”.
¿Cuántas personas que se cruzaron con el inexplicable zar anti-covid y aspiraron sus tóxicas exhalaciones están en aptitud de demandarlo ante el Ministerio Público?
Contradictorio pero confeso de su crimen, López-Gatell ha venido encarnando el desprecio por la ciencia de su poderoso tutor.
Pero le facilitó las cosas, Presidente, ya chole con él. Córralo antes de que lo atrape la policía…