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SERPIENTES Y ESCALERAS

Los abogados de Graco

Después de aguantar por mucho tiempo, de ser tolerante hasta el exceso, de llevar la prudencia al límite y soportar innumerables embates y acusaciones de Juan Salazar y Raúl Israel Hernández, finalmente el secretario de gobierno respondió: “La Fiscalía General Anticorrupción y la Comisión Estatal de Derechos Humanos no son autónomas, representan los intereses del exgobernador Graco Ramírez”. Entendido ¿Y luego?

El conflicto entre los titulares de la FECC y la CEDH con el gobierno estatal y con el secretario de gobierno sube constantemente de tono y expone la insoportable relación institucional y personal entre los funcionarios. Peor: el fiscal y el ombudsman han llevado al plano institucional sus problemas personales con Pablo Ojeda y utilizan sus oficinas para torpedear al gobierno estatal.

Las acusaciones lanzadas por Salazar y Hernández en las últimas semanas no son cosa menor, refieren actos ilícitos que no pueden pasar desapercibidos ni deben quedar sin investigación; sus operativos, por otro lado, demuestran que ambos abogados están dispuestos a usar toda la fuerza de las instituciones para pelear por sus intereses personales, aunque ello implique dañar la imagen de las dependencias, echar por tierra el trabajo de sus empleados y perjudicar al estado.

Los operativos que la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción ha llevado a cabo en los últimos meses llaman la atención por uso excesivo de fuerza y los abusos de autoridad; así pasó en el ayuntamiento de Cuernavaca, cuando acompañados del ejército mexicano y de la guardia nacional catearon la tesorería y extrajeron documentación de todo el personal; se repitió en las instalaciones del Centro de Asistencia Social para Adolescentes del DIF, en donde portaron armas largas y se movieron como si trataran de detener a un narcotraficante. Luego lo vimos que sucedió en la sede del ejecutivo estatal, específicamente en la Secretaría de Gobierno, donde utilizaron personal armado para entregar una notificación.

La Fiscalía Anticorrupción y la Comisión de Derechos Humanos, son empleadas como instrumentos de revancha política entre actores de poder y para proteger los intereses particulares de sus titulares. En los últimos años hemos sido testigos de diversos actos de corrupción institucional, es visible el enriquecimiento de funcionarios y es secreto a voces el tráfico de influencias para obtener ganancias económicas con el dinero público.

Se han presentado varias denuncias contra exfuncionarios y nadie ha podido explicar porqué las autoridades no han actuado contra los que malversaron los fondos para la reconstrucción, contra quienes hicieron negocios con los contratos de salud o aquellos que abiertamente desviaron dinero en el congreso y en los municipios. Ahí no se ve la fiereza del fiscal anticorrupción.

Hasta ahora Juan Salazar ha mostrado determinación solo contra quienes le caen mal o los considera sus enemigos, contra quienes le estorban, contra quienes lo señalan o le cuestionan la protección que brinda a su ex jefe; no ha sido así contra las personas acusadas de cometer actos ilícitos, contra quienes abiertamente robaron dinero del erario o desviaron recursos públicos. Ahí la fiscalía es dócil y su titular es ciego.

La actuación de la fiscalía frente a los señalamientos de corrupción contra funcionarios de la administración graquista, contra diputados de la legislatura 53 y contra exalcaldes es deficiente o nula; algunos personajes están sujetos a proceso, pero ningún actor relevante ha sido sancionado. Parece, como lo dice el secretario de gobierno, que realmente el fiscal Juan Salazar está encargado de cuidarle las espaldas a los graquistas.

El caso del ombudsman morelense es similar, porque aunque su trabajo no es combatir a los corruptos, su actuación se ha sincronizado con la de Juan Salazar para pelear contra el gobierno estatal. En cuanto a corrupción y derechos humanos se refiere hay mucho por hacer en la entidad y a pesar de ello los titulares de ambas dependencias están metidos en una lucha política y de poder que a nadie beneficia.

La ventaja que han tenido estos personajes es que durante dos años el gobierno estatal ha aguantado los golpes, ha sido el sparring de los graquistas y, salvo algunos comunicados, el jefe de la política interna nunca le entró al tema. Ese silencio pesa mucho, porque la ausencia de una voz firme contestando las acusaciones se confunde con la aceptación de los señalamientos.

Que bueno que Pablo Ojeda se salió de su zona de confort y respondió con la firmeza que amerita un tema tan delicado como el que se debate; el gobierno estatal ya no puede dejar vacíos, porque los llenan sus opositores.

Lo que sigue ahora es que se actúe, que se proceda y se haga algo para cambiar la situación en la que se encuentran dos dependencias tan importantes como la Fiscalía Anticorrupción y la Comisión de derechos Humanos.

El que calla otorga.

posdata

El alcalde de Cuernavaca ha decido buscar la reelección en el cargo; será la primera vez que competirá, porque en la elección del 2018 era candidato suplente y su llegada a la alcaldía fue producto de diversas circunstancias. Nadie imaginó que él terminaría gobernando la capital.

Antonio Villalobos gobierna bajo las siglas de Morena, aunque no se si milita formalmente en ese partido o es morenista por simpatía; en cualquier caso la candidatura del edil no será por el Movimiento de Regeneración Nacional, sino con el PT, que en el 2018 fue parte de la coalición Juntos Haremos Historia en Morelos.

Desde hace algunas semanas el alcalde dejó ver que analizaba la posibilidad de competir y dado que no se separó del cargo era obvio que la única posibilidad que quedaba era la reelección por uno de los partidos que lo llevaron al poder. Desde hace varios días el rumor de su participación subió de tono y hace unas horas se conoció que se había decidido a participar en el PT, como lo hará la alcaldesa morenista Jazmín Solano; en ambos casos el camino es el Partido del Trabajo porque tanto en Cuernavaca como en Temixco Morena cedió las candidaturas a Encuentro Social.

La decisión de Villalobos puede ser sorpresiva, pero no está del todo deschavetada; a pesar de que como autoridad municipal ha tenido tropiezos y desde hace más de un año se encuentra sujeto a muchas críticas, la presidencia municipal le brinda una proyección que no tiene ninguno de los otros candidatos. Pongámoslo de esta manera: Antonio Villalobos tiene muchos negativos, pero el nivel de conocimiento que tiene su nombre lo coloca en la pelea.

La inclusión del presidente municipal en la contienda capitalina le añade un elemento más a la compleja fórmula electoral que ya había; de arranque hay que considerar como los candidatos más fuertes al diputado Jorge Argüelles y al abogado José Luis Urióstegui, ambos respaldados por una coalición y los dos montados en los partidos con mayor intención de voto.

Después aparecen figuras que generan polémica y tienen capital político en la ciudad: el exgobernador Sergio Estrada Cajigal y el exalcalde Manuel Martínez Garrigós; el primero fue un fenómeno electoral en el año 2 mil mientras que el segundo ha caminado como nadie Cuernavaca. Por su trayectoria (buena o mala) Sergio y Manuel deben ser observados.

El quinto elemento en esta mezcla es Antonio Villalobos; al Lobito se le ha criticado mucho porque ha cometido errores, pero representa al gobierno de la ciudad; por esa sola razón tendrá más movilidad que los demás. Sus negativos son muchos, digamos que iguales a los de los excalcaldes que compiten, pero su posicionamiento personal es superior al de los dos punteros de la elección.

En una contienda normal figuras como Estrada o Garrigós no tendrían oportunidad de triunfo en un partido nuevo o por una fuerza emergente; tampoco Villalobos con los negativos que arrastra. Pero la del 2021 no es una elección normal y las condiciones que rodean el proceso están muy lejos de ser ordinarias, empezando por la pandemia y los 23 partidos con registro.

En un contexto así la candidatura de Antonio Villalobos debe mirarse con seriedad y ubicarla en la misma posición que la de los exacaldes; de principio no parecería tener la fuerza ni los apoyos de Argüelles o de Urióstegui, pero el control de la ciudad es importante.

El intento de reelección puede ser una ocurrencia, pero no es una locura: Antonio Villalobos tiene oportunidad de ganar y si lo hiciera no solo se aseguraría un boleto para la sucesión, principalmente lograría mantener el control del ayuntamiento y de esa manera tendría tiempo de corregir los errores que ha cometido; no competir lo coloca contra la pared, sin ninguna posibilidad de trascender, sujeto a los intereses de la clase política que buscaría cazarlo como trofeo político y a merced de quien llegase a la alcaldía.

Estratégicamente hablando Antonio Villalobos tomó la decisión correcta, porque es el único camino que le permitiría lograr un blindaje después de la elección. Lo que sigue a su registro es tanto o más importante que la postulación: necesita hacer una campaña seria coordinada por un profesional.

En este momento ninguno de los aspirantes a la alcaldía de Cuernavaca tiene asegurado el triunfo; antes de que arranquen las campañas hay algunos que están mejor posicionados y cinco con características especiales que los ponen en la pelea. Con tantos elementos en la mesa, la meta de votos se reduce y eso resalta el valor de las estructuras.

Reitero: en una elección tan sui generis como la que estamos viviendo cualquier cosa puede suceder. Ejemplo de ello son los candidatos que veremos en la boleta.

nota

Muchas cosas se han dicho y escrito en los últimos días respecto a las mujeres; lo primero, lo más importante y urgente, es la lucha que todos juntos debemos dar para garantizarles seguridad, respeto y equidad en todos los aspectos de la vida.

Las manifestaciones de los grupos feministas son polémicas, no les gustan a algunos y en distintos espacios provocan debate; en lo que todos coincidimos es en el mensaje de fondo, en ese grito de desesperación y frustración por tantas y tantas agresiones que padecen todos los días. En esa batalla debemos estar unidos, el reto es acabar con la violencia y erradicar la impunidad. Ni una más.

En este momento vale resaltar otro aspecto que hace destacar a las mujeres: su rol durante la pandemia. Ellas son trabajadoras, profesionistas, amas de casa, maestras, amigas, pareja, jefas de familia y muchas veces todas estas cosas a la vez; son el centro de la familia, el motor de las empresas y la estabilidad del hogar

El coronavirus ha cambiado sustancialmente la forma como debemos ver el mundo, nos obliga a reflexionar sobre lo que estamos haciendo, hacia dónde queremos ir y qué caminos debemos tomar. La crisis es sanitaria y económica, pero derivado de ello han aparecido problemas psicosociales y esto trajo como consecuencia más violencia en el hogar y el rompimiento de muchas familias.

Ahí también destaca la mujer: son ellas las que independientemente de su desempeño laboral mantienen la estabilidad; sin ellas, sin su fuerza, su determinación y su aliento seguramente, muchos hombres ya habríamos tirado la toalla.

El feminismo es un asunto que nos atañe a todos, por el que todos debemos luchar y en torno al cual se deben cerrar filas. Es válido no estar de acuerdo con algunas cosas (eso aplica para cualquier área del comportamiento y del pensamiento humano), lo que no está permitido es perder de vista el objetivo final de este tipo de movimientos. Se acepta que a alguien no le guste el estilo de las feministas, lo que nadie debe hacer es quedarse al margen del problema. Todos debemos apoyar la lucha a favor de las mujeres.

Los derechos de las mujeres se han ampliado en los últimos años, las leyes han comenzado a ajustarse para atender mejor y con más firmeza los agravios, pero todavía falta mucho por hacer, por eso es importante no dejar de alzar la voz.

Lo pongo de esta forma: debatamos el feminismo como un tema importante, polémioco, pero no dejemos de ver que esa lucha tiene razones y nos corresponde a todos. Pugnar por el respeto, la seguridad y los derechos de las mujeres es un asunto solo de mujeres.

Si ellas están bien, estamos bien todos; si no lo están, nadie puede estarlo.

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Villalobos se va a jugar el todo por el todo en la elección. Para ganar necesita aliados.

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Nadie pela a los candidatos del PRI y del PRD. Ni sus militancias.

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