Misión cumplida, señor Presidente
“Misión cumplida!” podrá decir a su líder el señor que ocupa el puesto de dirigente nacional del partido mayoritario de México después de haber hecho una enorme cantidad de maromas, artimañas legaloides y demás triquiñuelas para que el designado por el jefe, Félix Salgado Macedonio, sea el candidato de Morena a gobernar Guerrero.
Mucho se escribe y dice de cómo Morena y su gobierno se asemeja al viejo PRI, yo creo que nada supera el asunto de quién manda cuando hay que tomar una decisión que importa: el Presidente. El papel de los demás es obedecer y maquillarlo todo para que parezca otra cosa.
Y el papel de los perdedores por la decisión es callar y ser discretos en su rabia. En el camino de esta decisión ha quedado tiznada la reputación de comisiones y personajes. Y el documento argumentando la decisión final (emitido el viernes pasado) es un monumento a la maroma y la incongruencia. La verdad es que se lo podrían haber ahorrado, como por decencia, y solo decir que pues sí, será Félix porque así lo quiso el líder y jefe. Ya qué.
Comparan a su partido con el feminismo —no se rían— y se dicen solidarios y ofendidos por cómo la sociedad mexicana, el patriarcado y la justicia no escuchan las voces de las víctimas... para después hacer exactamente lo mismo, no escucharlas. Y por supuesto, acuden al magisterio presidencial para echarle la culpa al pasado: “La inacción de las instancias penales en los casos de violencia contra las mujeres no solo violenta sus derechos, sino que nos niega, como sociedad, el derecho a la verdad y la justicia. Estamos ante un sistema cuyos vicios no permiten elementos concluyentes en un sentido o el otro. Sin embargo, nuestro instituto político no puede colocarse por encima de los órganos de impartición de justicia ni violentar derechos esenciales, como la presunción de inocencia”.
Y olvidan mencionar que ese derecho esencial, el de la presunción de inocencia, es el que Morena, por orden del jefe, ha ido afectando en estos dos años con la infame acumulación de delitos que merecen prisión preventiva oficiosa… mecanismo que termina, pues sí, con la presunción de inocencia.
Porque en eso, como con Salgado Macedonio, como en todo lo demás, lo único que importa es poder ir a Palacio a decir misión cumplida, sin importar el carácter de la misión. Las órdenes se cumplen, no se discuten, ¿a poco no, Mario?
@puigcarlos