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EL ASALTO A LA RAZÓN

Los Poderes y el riesgo colectivo

Unas 180 personalidades especializadas en diversas disciplinas, entre quienes destacan pensadores liberales y juristas intachables de la talla de Federico Reyes Heroles, Luis de la Barreda Solórzano y Sergio García Ramírez, suscribieron ayer un comunicado haciendo ver que “aceptar que desde la más alta esfera de poder se vulnere la independencia y la autonomía del Poder Judicial nos pone en riesgo a todos”.

La reflexión es a propósito de la reacción del presidente López Obrador a las que fueron (ya son muchas más) las primeras suspensiones provisionales de la contrarreforma eléctrica.

Citan a José María Morelos y Pavón:

“Que todo el que se queje con justicia, tenga un tribunal que lo escuche, lo ampare y lo defienda contra el fuerte y el arbitrario…”.

Para sustentar su texto se apoyan en la división de poderes que establece nuestra Constitución “y los principios básicos relativos a la independencia de la Judicatura adoptados por el Séptimo Congreso de las Naciones Unidas”, y recuerdan que “corresponde al Estado Mexicano garantizar la independencia del Poder Judicial, con la finalidad de proteger y respaldar la protección de los derechos humanos. En consecuencia, son inaceptables las intromisiones que desde el Poder Ejecutivo el Presidente de la República ha señalado, cuestionando la validez e imparcialidad de las decisiones judiciales en curso”.

Dicen que la única forma de garantizar los derechos colectivos, su defensa y exigibilidad, “es si contamos con jueces que puedan dictar sus resoluciones sin ser intimidados o presionados por autoridad alguna”.

Hoy, al juez Juan Pablo Gómez Fierro lo acompaña en la hoguera su colega Rodrigo de la Peza López Figueroa.

Por eso, en que vulnerar la independencia y autonomía del Poder Judicial “nos pone en riesgo a todos” me remite al poema Ellos vinieron, al parecer equivocadamente atribuido al dramaturgo Bertolt Brecht y no a su paisano y pastor protestante Martin Niemöller.

De los versos hay distintas versiones pero todas conducen a lo mismo. Aquí una:

Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas, guardé silencio porque yo no era comunista/ Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata/ Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas no protesté, porque yo no era sindicalista/ Cuando vinieron a buscar a los judíos, no pronuncié palabra, porque yo no era judío/ Cuando finalmente vinieron a buscarme a mí, no había nadie más que pudiera protestar.

Y una más:

Primero se llevaron a los judíos, Pero a mí no me importó porque yo no lo era/ Luego arrestaron a los comunistas, pero como yo no era comunista tampoco me importó/ Más adelante, detuvieron a los obreros, pero como no era obrero, tampoco me importó. Luego detuvieron a los estudiantes, pero como yo no era estudiante, tampoco me importó/ Finalmente, detuvieron a los curas, pero como yo no era religioso, tampoco me importó/ Ahora me llevan a mí, pero ya es tarde...

cmarin@milenio.com

Ámbito: 
Nacional