Argüelles, candidato obradorista
La autoridad federal electoral validó la coalición Juntos Haremos Historia, conformada en Morelos por los partidos Movimiento de Regeneración Nacional, Encuentro Social y Nueva Alianza. El fallo no fue sorpresivo para nadie, ni siquiera para aquellos que apostaban por tumbar la alianza; lo que sigue en la novela morenista es la definición de una estrategia que conjugue a todas las corrientes de la 4T para ganar un municipio lleno de problemas, con una administración cuestionada y un alcalde que buscará la reelección por otro partido. En Morena necesitan unirse.
El desgaste que provocó la lucha interna en el Movimiento de Regeneración Nacional no fue cosa menor, se combina con el deterioro de la imagen de un gobierno capitalino y la personalidad de un alcalde llevado a juicio por malos manejos financieros. El enfado de los militantes de Morena con la alianza nunca tuvo sentido: reclamaban la candidatura para un morenista sin tener a un candidato mejor posicionado que el diputado del PES.
Ahora que una autoridad federal desechó las impugnaciones y dio por bueno el acuerdo electoral lo que sigue es simple, pero sumamente importante: en Morena deben ponerse de acuerdo, tienen que sumar fuerzas y trabajar de manera coordinada en un mismo sentido para alcanzar el objetivo que a todos conviene. Seguramente habrá quienes sigan sin estar de acuerdo en la postulación de Jorge Argüelles, pero cuestionar la candidatura ya es ocioso porque no hay manera de revertirla.
Item más: los morenistas que dicen no estar bien representados por el diputado federal tendrían que pensar si su dirigencia estatal los representa, si la administración de Antonio Villalobos es congruente con la actuación del presidente Andrés Manuel López Obrador o si los diputados de Morena son el reflejo de la 4T. Aunque no les guste, sin ser militante del Movimiento de Regeneración Nacional Jorge Argüelles ha sido más consistente con los postulados de la Cuarta Transformación que cualquier otro actor político de Morena en Morelos.
Hay muchas formas de ver lo que está pasando con los morenistas de Morelos, pero en todos los casos se llegará a un mismo punto: o se unen o pierden. El vacío de la dirigencia estatal y los traspiés de casi todos los políticos de la 4T en el estado no es un asunto menor y ha causado un profundo desgaste en la imagen del partido; Gerardo Albarrán dejó que cada uno de los representantes de Morena actuara bajo su propia lógica, sin seguir una política definida, ni una agenda estatal; los resultados están a la vista.
La falta de liderazgo en el partido provocó lo que ahora vemos: los diputados hacen lo opuesto a lo que impulsa el presidente de México y algunos alcaldes se comportan como en los peores momentos del PRI. La definición de candidatos se complicó por esa razón: la dirigencia ha estado ausente de las decisiones políticas y cuando apareció fue para incitar a la rebelión interna.
Todo lo anterior ya es historia, sirve para tomar referencia, pero no para cambiar las cosas. Aunque la figura del presidente está bien calificada y su desempeño sobresale, no ocurre lo mismo con el partido. La elección del 2021 no será igual a la del 2018, empezando porque Andrés Manuel López Obrador no estará en la boleta; precisamente por eso la coalición Juntos Haremos Historia necesita lanzar buenos candidatos y caminar unidos en campaña. Pelearse entre ellos solo fortalece a sus adversarios.
Lo visto en el registro de la candidatura de Jorge Argüelles, cuando el dirigente estatal de Morena aceptó el resolutivo y le levantó la mano a su candidato puede ser el principio de una necesaria recomposición política en ese partido y la vía para definir un proyecto conjunto. El candidato también debe tener claro que necesita conquistar al morenismo y eso se logrará haciendo política, acercándose a la militancia, dejando de lado los pleitos y sumando a todos a su proyecto. Justo lo que ha hecho ahora.
La coalición Juntos Haremos Historia tiene la posibilidad de refrendar el triunfo en la capital, pero eso depende de que todos hagan campaña juntos; la candidatura de Jorge Argüelles es la mejor posicionada en este momento, pero la ventaja que le lleva a su más cercano competidor no es la suficiente para aguantar otro conflicto entre morenistas.
La presencia del dirigente estatal de Morena en el registro del candidato de la coalición Juntos Haremos Historia es una buena señal, debe ser el principio de un intenso trabajo de recomposición interna para iniciar una campaña sin fuego amigo, en donde se unifiquen a todas las corrientes y se consiga atraer el voto obradorista.
El trabajo político hecho por quienes operan a favor del diputado federal ha dado sus primeros resultados; ahora hay que cerrar la pinza, se deben unir a todas las expresiones de Morena y atraer al voto simpatizante. Todo debe hacerse antes de que comience formalmente la campaña porque en ese momento la lucha será con los candidatos de los otros partidos.
Todos los golpes que se tenían que dar en la coalición Juntos Haremos Historia han sido lanzados; fue un pleito donde no hubo vencedores ni vencidos, lo que sigue es comenzar a construir un proyecto conjunto para alcanzar un objetivo electoral que no es sencillo e invariablemente pasa por la unidad.
Sería imposible convencer al voto simpatizante si entre los morenistas no hay capacidad de acuerdos.
posdata
Una década después de haber dejado la alcaldía de Cuernavaca Manuel Martínez recibió una nueva oportunidad política. En diez años el priísta vivió muchas cosas terribles en lo público y en lo privado, se convirtió en el actor de poder más cuestionado del estado y enfrentó momentos familiares que no se le desean a nadie.
Los yerros cometidos por Garrigós como alcalde son inocultables, aunque en su descargo habría que decir que no todo lo hecho durante su administración fue malo. A la vuelta de los años el gobierno que encabezó en la capital no se ve tan mal como cuando recién termino, el tiempo se volvió su mejor aliado y la comparación con las siguientes administraciones lo favorece.
Los costos más altos que ha tenido que pagar Manuel Martínez a lo largo de estos años están más relacionados con lo que sucedió después de que fue presidente municipal que con su función como administrador de la capital; su error público más grande fue la arrogancia, enemistarse con todos y asumir que el poder era para siempre. Luego está lo privado que se hizo público y que lo ha dañado de todas las formas posibles; sus problemas familiares lo han lastimado más que todas sus fallas como político y lo acompañarán durante el resto de su vida.
La posibilidad de que compitiera nuevamente por la capital era la oportunidad que Martínez Garrigós necesitaba para lavarse el rostro, para reaparecer en política y buscar su regreso al escenario público. No era sencillo que un partido se animara a postularlo, quien lo hiciera sabía que atraería la atención de todos y se volvería motivo de escarnio.
Políticamente hablando Manuel Martínez aún cuenta con algún capital político, pero para capitalizarlo es indispensable que esté en la boleta; electoralmente no sirve de nada tenerlo como operador, porque no tiene votos ni estructura que ofrecer a terceros. Aquellos que aún lo recuerdan o lo estiman solo lo apoyarían si él es el candidato.
La candidatura a la presidencia municipal de Cuernavaca era la oportunidad para que Martínez Garrigós necesitaba para regresar a la política después de su fugaz y triste paso por la administración federal. Aunque no ganara, Manuel volvería a estar en una boleta y eso era sustantivo para su retorno a la vida pública: si competía en el 2021, más allá del resultado, lo veríamos nuevamente en el 2024 con un ambiente más favorable.
Al final todo quedó en hubiera: Manuel Martínez hubiera sido un candidato interesante en la contienda, hubiera sido uno de los cinco personajes a los cuales valdría la pena observar, hubiera tenido oportunidad de ganar, hubiera logrado el chance de lavarse el rostro, hubiera tenido un foro para expresarse y recordar las cosas buenas que tuvo su gobierno, hubiera empezado a construir su regreso a la política, se hubiera sacado una espina electoral… Hubiera.
A pesar de que ya había grabado un mensaje en video presentando su candidatura a la presidencia municipal de Cuernavaca por MC, de último momento el partido Movimiento Ciudadano le retiró la candidatura. No hay claridad sobre el porqué del rompimiento, algunos hablan de la impericia de Julio César Solís y Jessica Ortega, otros refieren que los conflictos familiares movieron al comité nacional y algunos más aseguran que Manuel enloqueció y pidió todo, no solo la candidatura de Cuernavaca.
Sea cual sea la razón al final la postulación de Manuel Martínez Garrigós se quedó en una promesa, como su carrera política. Nadie lo boicoteó, nadie le puso el pie, nadie lo saboteó ni nadie le hizo el feo. Fue él quien nuevamente hundió el barco y echó a la basura su oportunidad de regresar a la política.
En la campaña Manuel Martínez no tenía nada que perder, pero perdió la oportunidad de lavarse la cara.
Parafraseando al meme: sus seguidores no esperaban nada de él y aún así logró decepcionarlos.
nota
El secretario de educación en Morelos habló del regreso a clases presenciales en el estado; afirma que ya se está trabajando en el protocolo para que los alumnos retornen a las aulas. Eso sucederá, aclara, en semáforo verde y con un escalonamiento a partir de su apellido. La reapertura física de escuelas será, si todo ocurre conforme a lo planeado, en agosto, cuando inicie el nuevo ciclo escolar.
Dos cosas serán fundamentales para que los alumnos regresen al salón de clases, además de que se cumplan con todas las medidas sanitarias: 1- Que no falte el agua en los planteles y 2- Que los maestros estén vacunados.
Al menos esa es la condición que el presidente López Obrador ha puesto para Campeche, donde las clases presenciales reinician después de la semana santa.
post it
Alejandro Vera Jiménez no se presentó a la audiencia judicial programada para el martes 16 de marzo y al no hacerlo fue considerado por un juez como prófugo de la justicia, susceptible de ser aprehendido.
Al ex rector de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos se le atribuye el delito de peculado por más de 450 millones de pesos, además de que también se le relaciona con el mal manejo del dinero que la Sedesol otorgó a la máxima casa de estudios en la llamada “Estafa maestra”.
La parte acusadora afirma que Vera Jiménez utilizó el presupuesto de la UAEM como garantía de un crédito solicitado a Banco Interacciones, cuando dichos recursos públicos estaban destinados para cubrir salarios, plazas de nueva creación, carrera docente, gastos de operación, desarrollo de programas y proyectos de docencia, investigación y difusión de la cultura, así como los apoyos administrativos necesarios para la prestación del servicio educativo en la UAEM.
Al exrector universitario le sigue lloviendo sobre mojado y su panorama es cada vez más sombrío; su ausencia en la cita judicial abre la puerta para su detención y una vez puesto tras las rejas su defensa será aún más compleja.
El tamaño de los cargos que se le imputan a Vera Jiménez lo han ido arrinconando, lo dejaron sin aliados y próximamente le arrebatarán la libertad. La suya no ha sido una historia sencilla, refleja los costos de no saber administrar una institución y jugar en política sin tener conocimiento.
Alejandro es un buen académico, un activista social, un defensor de los derechos humanos, pero con todo lo sucedido queda claro que fue un pésimo administrador. No sé a ciencia cierta a dónde se fue todo el dinero que las autoridades achacan como desviación al exrector, porque él mismo no ha podido explicarlo.
La administración de recursos públicos no es un asunto menor, la responsabilidad es enorme y los costos de un descuido suelen ser tremendos. Todos los funcionarios actuales deberían ver el caso de Alejandro Vera como un ejemplo de lo que les puede suceder si no supervisan correctamente el proceder de su equipo.
redes sociales
Reviso la lista de candidatos a diputados locales por Morena. No veo a ningún liderazgo que pueda hacer la diferencia en la elección. Los otros partidos están igual o peor.
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