Las maromas de la mayoría de Morena
¿Cómo se hizo la coalición oficialista de una sobrerrepresentación anticonstitucional de 17.6 por ciento en la Cámara de Diputados? Igual que el PRI en 2012 y 2015. El PRI fue su maestro.
La ley de coaliciones electorales permite a los partidos coaligados registrar candidatos de un partido con las siglas de otro. Permite una simulación. En el caso de la coalición Juntos Haremos Historia, dos partidos comparsas, el PT y el PES, fueron fortalecidos con candidatos y votos de Morena, el partido fuerte de la coalición.
De 43.6 por ciento de los votos que obtuvo la coalición, el PT aportó solo 3.9 por ciento y el PES 2.4 por ciento de los votos. Este último ni siquiera alcanzó su registro.
De los 220 triunfos de mayoría obtenidos por Morena y por su coalición, 213 se explican por votos de Morena, pero 114 de esos triunfos se endosaron al PT (58) y al PES (56). ¿Para qué? Para que Morena tuviera menos triunfos oficiales por mayoría y pudiera obtener una mejor tajada de diputados plurinominales: 85 de los 200.
Fue así como con 43.6 por ciento de los votos, la coalición Juntos Haremos Historia obtuvo 61.6 por ciento de las curules: 308 diputados.
Es una maniobra legal cuyo resultado, sin embargo, viola la Constitución, ya que “en ningún caso, un partido político podrá contar con un número de diputados (...) que exceda en ocho puntos a su porcentaje de votación nacional emitida” (artículo 54).
Terminada la elección, Morena empezó el proceso contrario: engrosar su bancada mediante el paso voluntario a Morena de los diputados prestados al PT y al PES.
Dos de los que cambiaron de bando fueron el hoy dirigente de Morena, Mario Delgado, y el vicecoordinador de la bancada, Pablo Gómez, ambos candidatos del PT en 2018.
La astucia y la eficacia de la maniobra son claras. Morena empezó la Legislatura con 196 diputaciones, en septiembre de 2018, pero en abril de 2019, según los registros de votación de la Cámara, tenia ya 257 diputados, seis más que la mayoría absoluta.
Este abuso de las reglas es lo que el INE se propone enmendar con los criterios que aprobó la semana pasada y que han causado furor en el campo oficialista.