Campañas federales
¿Recuerdas algo bueno que hayan hecho los diputados federales de Morelos?
Ayer iniciaron las campañas de los diputados federales; Morelos tiene cinco circunscripciones y 23 partidos registrados para competir. En la elección del 2018 Morena arrasó con todo, se llevó las cinco posiciones federales en disputa, la mayoría de los ayuntamientos y los distritos locales. La elección del 2021 será diferente empezando porque Andrés Manuel López Obrador no estará en la boleta. ¿Obtendrá Morena otra vez carro completo?
La apuesta del Movimiento de Regeneración Nacional en Morelos para el congreso federal es por el refrendo; tres de los cinco candidatos que compitieron en la elección anterior buscarán la reelección con regulares posibilidades de ganar. En el distrito uno que tiene como cabecera la capital, Morena apostó por un perfecto desconocido porque el diputado actual, Alejandro Mojica, decidió no competir por un segundo periodo; en el cuarto distrito pasa lo mismo toda vez que el diputado de esa circunscripción competirá por la alcaldía de Cuernavaca y en su lugar mandaron a una legisladora pluri que no ha hecho nada.
Sin Andrés Manuel López Obrador acompañándolos, la oferta electoral de Morena es más bien mediocre; ninguno de los diputados federales actuales de la Cuarta Transformación ha sobresalido ni hecho nada por la entidad; en la última discusión presupuestal Morelos sufrió un severo recorte económico y luego perdió 1 mil 500 millones más en comisiones sin que los representantes del estado alzaran la voz. Vamos, ni siquiera en el uso de la tribuna los diputados morelenses han llamado la atención.
En descargo del mediocre trabajo legislativo de nuestros representantes populares habría que decir que con las nuevas reglas implementadas en la 4T y la anulación de la gestoría, ningún representante popular ha podido apoyar a sus regiones; explico: a partir de la llegada del gobierno de Andrés Manuel López Obrador se eliminó la posibilidad de que los diputados federales bajaran recursos a sus municipios porque el presidente consideró que eso fomentaba la corrupción.
Digámoslo en sus propias palabras: la cancelación del “fondo de moches” acabó de golpe con un canal de corrupción que había entre diputados y alcaldes: los primeros buscaban dinero extra para obra pública, pero acordaban con los ediles las empresas, los montos de inversión y los porcentajes de comisión que ello implicaba. En Morelos Maricela Velázquez y Matías Nazario fueron los reyes de la gestoría pública, con la comisión económica que ello implicaba.
Pero eliminar la posibilidad de que los legisladores federales gestionaran obras para sus estados y obtuvieran recursos extras para los presidentes municipales no resultó del todo bueno, porque aunque sí se anuló la posibilidad de que los diputados hicieran negocio con los alcaldes a partir de la gestión de recursos, también se quitó a los municipios la oportunidad de obtener recursos extraordinarios para beneficiar a la gente.
En la visión de la 4T anular el fondo de moches no afectaría a los ayuntamientos porque los recursos seguirían fluyendo a través de los súperdelegados federales; por esta vía, decían, se acabaría con los intermediarios y se le cerraría el paso a la corrupción. El problema es que los recursos federales dejaron de fluir hacia los ayuntamientos y eso ha pegado muy duro a los municipios. Cierto: ya no hay moches, pero tampoco hay obras.
La elección del 2018 permitió al electorado darle un giro a la historia política reciente y cambiar a los actores tradicionales de poder; la oferta en ese momento fue acabar con la corrupción para beneficiar a más personas con el manejo más eficiente de los recursos; unos años más tarde podemos constatar que aunque efectivamente se le ha cerrado el paso a la corrupción en algunos aspectos, la eficiencia gubernamental que se esperaba no se ha visto.
Por estas y otras razones la contienda del próximo mes de junio será diferente en muchos aspectos: la Cuarta Transformación ya no es una idea ni un escenario perfecto, es algo que estamos viendo, que se puede medir y que divide opiniones; tampoco veremos un voto en cascada como el del 2018 porque ya no estará Andrés Manuel López Obrador en la boleta, ni existe esa empatía generalizada por un cambio de régimen sin importar las figuras que lo representen.
La contienda del 2021 es más pareja, con cierta ventaja para los candidatos del Movimiento de Regeneración Nacional porque su partido sigue teniendo mayor intención de voto, pero con aspectos que les pueden generar incomodidad cuando vayan por el refrendo.
Pongámoslo de esta manera: los candidatos a diputados federales de la 4T ya no pueden prometer lo mismo del 2018, ni tampoco pueden presumir sus logros en el congreso federal, porque a nadie le interesa el número de iniciativas que presentaron, ni las gestorías que realizaron; la gente quiere saber qué beneficios directos les pueden dar o en caso contrario buscarán figuras que sean capaces de alzar la voz en contra de las autoridades actuales.
Con sus candidatos Morena tendrá un escenario más complejo, porque frente a sus ofertas habrá propuestas de otros partidos que pudieran resultar más llamativas para la gente y mucho más rentables que las de ellos.
En el distrito uno con cabecera en Cuernavaca el duelo no será sencillo: el ilustre desconocido de Morena competirá contra el diputado federal panista Daniel Martínez Terrazas, cuya marca (PAN) esta bien posicionada en la zona metropolitana del estado y contra el empresario Gabriel Haddad, un personaje que ya ganó una elección en un distrito local de la capital en el 2009.
El distrito dos es el más seguro para Morena, no por el trabajo realizado por la diputada Pani, sino por el desempeño que en Jiutepec ha tenido el presidente municipal Rafael Reyes; en el distrito 04 también veremos un duelo interesante entre la candidata de Morena, la diputada plurinominal Brenda Espinoza y el representante del partido Fuerza por México Amado Orihuela, un expriísta polémico, pero con arraigo y liderazgo en esa región. En este distrito no se puede dejar de observar al exalcalde Enrique Alonso, candidato de Redes Sociales Progresistas, quien por distintas razones tiene que ser visto como un contendiente fuerte con altas posibilidades de vencer en las urnas.
La ventaja de Morena en los distritos federales de Morelos es más o menos la misma que tienen en el resto de los espacios en disputa: sus candidatos no son muy buenos, pero no hay una oposición fuerte que les den competencia. La decisión del electorado en el próximo mes de junio versará entre el refrendo hacia un régimen que está tratando de imponer su estilo como autoridad u otro cambio que ofrezca una nueva esperanza.
Es evidente que en el 2021 el Movimiento de Regeneración Nacional puede revalidar la mayoría de los triunfos que obtuvo en el 2018, sobre todo porque no tiene opositores enfrente; la oposición más fuerte que tiene la Cuarta Transformación no está en los partidos políticos, sino entre la sociedad, en un sector importante de la población que apostó por un cambio de régimen, que aún confía en el presidente, pero no está de acuerdo con la manera como que se conducen la mayoría de los representantes de la 4T.
Digámoslo de esta forma: Morena puede ganar la mayoría, pero no le será tan sencillo ni obtendrá todos los espacios como en la contienda pasada.
posdata
José Luis Urióstegui Salgado será el candidato del PAN a la presidencia municipal de Cuernavaca; atendiendo el resolutivo del Tribunal Estatal Electoral de Morelos la dirigencia nacional del partido Acción Nacional lo designó candidato a la alcaldía capitalina y refrendó a todos los integrantes de la planilla.
Era obvio que así sucedería: el TEE echó abajo el proceso de selección de candidato y ordenó que el consejo nacional panista eligiera entre los dos aspirantes registrados: José Luis Urióstegui y Juan Pablo Adame; el hijo del exgobernador nunca tuvo posibilidades de ganar la elección internas y era imposible que lo seleccionara el comité nacional. En ningún momento hubo duda de que el abogado perdería la postulación.
La presencia de Urióstegui sacó a relucir los conflictos que al interior del PAN se viven desde hace varios años; lo primero que ocurrió luego de que el abogado fue presentado como precandidato fue la renuncia de Javier Bolaños Aguilar, otro panista reconocido, bien posicionado, pero señalado por su habilidad para negociar posiciones. Luego apareció Juan Pablo, con una propuesta disruptiva, encaminada a enfrentar a los hermanos Terrazas, pero que terminó sirviendo a intereses opuestos a los de su partido.
Javier Bolaños, dicen, negoció su paso a Fuerza por México directamente con Pedro Haces; igual que Sergio Estrada, aseguran, el exdiputado federal habría pactado una fuerte suma de dinero a cambio de ponerse la camiseta rosa para ir a campaña. Bolaños acusa que los Terrazas le cerraron el paso en el PAN, pero a la vuelta del tiempo parece que su decisión tuvo un sentido económico.
El caso de Juan Pablo es peculiar: el hijo del exgobernador parecía tener claridad en sus pasos, enfocó sus baterías en el partido para lograr ganar la presidencia estatal en las elecciones del próximo mes de noviembre, pero luego se perdió. Adame aprovechó que los hermanos Terrazas no hablaban con nadie, no exponían sus ideas ni compartían sus planes para hacerlos ver como los malos de la película, como quienes venderían las candidaturas del PAN y entregarían la plaza a sus adversarios. Hoy parece que quien lo hace es él.
La oferta electoral de Acción Nacional en la capital es llamativa por José Luis, interesante con Daniel Martínez, pero se pierde en los distritos locales: Andrea Gordillo es una joven entusiasta, pero poco conocida en la zona metropolitana y Ángel Adame fue un líder empresarial gris y es un candidato que no despierta ninguna emoción.
El triunfo electoral del candidato del PAN en Cuernavaca es posible, pero no sencillo; enfrente tiene a Morena con el diputado federal Jorge Argüelles, quien trae un equipo profesional de campaña y lleva varios meses caminando las calles de la ciudad; también deberá tomar en cuenta los votos panistas que le quitarán el exgobernador Sergio Estrada, los panistas que se han ido a esa campaña (empezando por Margarita Alemán) y el hoyo que le puede hacer la candidatura de Javier Bolaños.
El PAN tiene posibilidades de triunfo en la capital, pero de ninguna manera será una elección sencilla. La clave en este y todos los partidos está en conectar con la gente y eso lo lograrán solo a través de una estrategia de campaña bien diseñada con canales de comunicación correctos.
nota
Todo indicaba que el Partido del Trabajo ganaría el tercer distrito local con José Casas; los números y las condiciones así lo mostraban, pero de último momento el PT le retiró la candidatura para cumplir con la paridad de género. O al menos esa fue la excusa.
José Casas ha sido un legislador polémico, disruptivo, que seguramente seguirá vigente en la vida pública aún sin estar sentado en una curul; podría ser un buen aliado en campaña y en el gobierno del actual alcalde de Tepoztlán, que buscará la reelección por el Partido del Trabajo.
post it
Hablando de candidatos: el INE confirmó su negativa al registro de Sergio Beltrán Toto como candidato a diputado por no cumplir con el reporte de gastos de precampaña.
Obvio: la rendición de cuentas nunca ha sido el fuerte de ese personaje; para muestra vean lo que hizo en la Secretaria de Obras Públicas y en el Fideicomiso de Reconstrucción.
redes sociales
La violencia sigue presente, no hay excusa que valga. El silencio no ayuda a que las cosas mejoren.
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