La falta de espacios para hacer ejercicio o realizar actividades al aire libre debido a la violencia, pone en riesgo la salud de las personas, sobre todo de los niños y mujeres. Especialistas afirman que el encierro llega a provocar alteraciones como ansiedad y depresión que pueden reflejarse en un aumento en la ingesta de alimentos
Además de las grasas, el consumo excesivo de azúcares y una alta ingesta de calorías, la falta de seguridad en parques, calles y avenidas también es uno de los factores que fomenta la obesidad en la población.
En décadas anteriores, era muy común que en las calles de las diferentes ciudades los niños salieran a correr o jugar a la pelota, hoy a muchos padres de familia les da miedo exponer a sus hijos a los espacios públicos y mucho menos sin su vigilancia.
“El problema de inseguridad es muy grande y se debería de atacar de fondo, una vez que se combata, quizás ya podamos empezar a ver niños que puedan salir y vivir mejor su vida.
Hay una creencia muy fea y muy mala de que los niños deciden no moverse, no estar activos y que prefieren estar viendo la televisión. No es cierto. Los niños prefieren el movimiento sobre cualquier otra cosa. Más bien no les estamos permitiendo como sociedad tenerlo en parte por cuidarlos
Alejandra Ponce
Nutrióloga y especialista del Laboratorio de Datos Contra la Obesidad
El exceso de trabajo también provoca que los padres de familia no puedan cocinar en casa, la falta de áreas verdes en el espacio urbano dificulta que las personas puedan hacer ejercicio y los bajos salarios hacen que los trabajadores no puedan tener tiempo para ellos, lo que conlleva a la depresión y ansiedad, que a su vez pueden incidir en un incremento de peso.
“Ahorita si me preguntan si yo dejaría que mi hijo saliera a correr al parque o a estar jugando en la tarde, cuando él quiere hacerlo, diría que no porque hay un problema de inseguridad muy grave en México”, explica la especialista.
Los padres de familia también deben dar preferencia a las frutas y verduras frescas en la alimentación de los hijos antes que a los productos ultraprocesados. Los pasteles, galletas, papitas y dulces tienen que ser consumidos solo de manera excepcional. Un punto importante, sobre todo en esta pandemia, es procurar que puedan tener actividad física.
“Yo recomendaría ser un poco más flexibles con ellos al momento de estar haciendo trabajos, tareas, estudiando y demás, poner ciertos horarios para eso pero también fomentarles mucho el ‘vamos al parque, vamos juntos’ y desde ahí como papás, aunque sea una media hora, permitirles tomar el sol, llenarse de energía, dejarlos salir un poquito más. Creo que fomentar toda esta parte, que no es nada más la académica, son cosas que tenemos que procurar”, apunta la nutrióloga.
Obesidad: Un tema complejo
En este panorama, las mujeres resultan más vulnerables porque es aún más riesgoso para ellas salir a la calle a ejercitarse, ya que es común que sean agredidas o acosadas.
“Varias de mis pacientes mujeres me dicen: ‘es que yo ya no salgo a caminar ni nada porque estoy aterrada y me han seguido y me han ofendido’”, dice Ponce.
Pero no es solo la inseguridad, existen muchos otros factores que inciden en la obesidad de las personas y que algunos expertos definen como “ambientes obesogénicos” y son muy diversos.
“Es un factor de riesgo que ha producido otras múltiples enfermedades, realmente sus causas son múltiples, si nos centramos exclusivamente en una explicación muy sencilla de que solamente es el desbalance entre lo que uno come y lo que uno gasta, no sería certera. No es nada más decir come bien, come frutas y verduras, como si el acto de alimentarnos fuera lo único importante”, explica el ingeniero en alimentos, Guillermo Arteaga MacKinney.
El especialista asegura que esta idea de que la alimentación se tiene que atender desde un punto de vista complejo se está retomando con la aparición de la pandemia por COVID-19.
“Quizás de alguna manera nos dimos cuenta que los ambientes, el entorno en donde vivimos, donde nos desarrollamos, tienen una influencia muy importante en nuestras vidas”, sentencia el colaborador del Laboratorio de Datos contra la Obesidad.
Arteaga MacKinney hace un llamado a ser conscientes de que tenemos ciertos comportamientos culturales en los que estamos inmersos, y con la pandemia tenemos que tener mayor conciencia de nuestra salud.
“Las comidas son parte central de nuestra idiosincrasia. Nacemos con una comida en el bautizo, en muchas zonas el velorio es otra comida, nos pasamos a la parte social de la alimentación, que es muy importante, pero creo que son temas que hay que considerarlos y hacer lo que en salud pública se llama intervención de medidas preventivas sobre cómo yo puedo combatir estos factores o estos ambientes obesogénicos donde estamos inmersos”, apunta.
El Laboratorio de Datos Contra la Obesidad indica que el encierro provocado por la pandemia ha causado que los ambientes obesogénicos tradicionales, como lo eran la escuela para los menores de edad y el trabajo para los adultos, se trasladen a la casa, en donde los mexicanos también encuentran factores como son el sedentarismo, el acceso a productos ultraprocesados y una poca educación nutricional.