Declinaciones
Antes de que inicien las campañas se puede anticipar algo: muchos no van a llegar al final.
Con 23 partidos registrados y 19 candidatos buscando ganar la elección de Cuernavaca es sencillo anticipar que muchos de los contendientes se quedarán en el camino; una contienda electoral es como cualquier competencia: no importa quien quede en segundo lugar, ni quien jugó mejor: solo hay un ganador. Un aspecto clave en este proceso será la unión de candidatos, ya sea en forma de declinación o como alianza de facto. ¿Quién construirá los mejores acuerdos?
A unos días de que inicien oficialmente las campañas hay cuatro candidatos que llaman la atención por encima de los demás: Jorge Argüelles Victorero, el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia en Morelos, conformada por Morena, Encuentro Social y Nueva Alianza; José Luis Urióstegui Salgado, representante de la alianza entre el Partido Acción Nacional y el Social Demócrata; Sergio Alberto Estrada Cajigal Ramírez, abanderado de Fuerza por México y Matías Nazario Morales, del Movimiento Alternativa Social.
En principio, por la fuerza de los partidos que representan, Argüelles y Urióstegui se perfilan como los aspirantes más rentables de la contienda, pero en un escenario tan sui géneris como el que estamos viendo, donde la victoria podría alcanzarse con menos de 30 mil votos, ni Estrada ni Nazario pueden darse por descontados.
Veámoslo de esta forma: en la elección del 2018 con la ola obradorista en su mejor momento la coalición Juntos Haremos Historia en Morelos obtuvo casi 68 mil votos en Cuernavaca, 25 mil votos por encima del candidato del PAN que obtuvo 43 mil. Tres años antes en la elección del 2015 Morena con Raúl Iragorri como candidato a la presidencia municipal de Cuernavaca apenas superó los 7 mil votos.
Con dos elecciones y cifras tan dispares (7 mil y 68 mil) no se puede tener certeza de cuál es el voto duro del Movimiento de Regeneración Nacional en la capital de Morelos, porque lo ocurrido en el 2018 fue una oleada electoral provocada por la candidatura de Andrés Manuel López Obrador; esta vez, igual que como les sucederá al resto de los partidos, los números bajaran porque se trata de una elección intermedia.
En el caso del candidato del PAN sí es posible encontrar un piso electoral ubicando la peor votación que ha tenido Acción Nacional en Cuernavaca en los últimos 24 años: en el 2015 con Luis Miguel Ramírez los panistas apenas consiguieron 18 mil votos; tres años más tarde con Javier Bolaños el PAN superó los 43 mil sufragios. En el PRI también es viable ubicar su piso: en el año 2009 Manuel Martínez Garrigós logró 57 mil votos y en el 2018 Víctor Saucedo Perdomo convenció a menos de 8 mil personas.
Cuando compitió por la presidencia municipal de Cuernavaca en el año 1997 Sergio Estrada Cajigal obtuvo poco más de 37 mil votos; sus antecedentes como alcalde capitalino y luego como gobernador de Morelos ponen al candidato de Fuerza por México en la pelea. En el caso de los candidatos independientes el mejor resultado lo ha obtenido hasta ahora José Luis Urióstegui en el 2018 con 27 mil votos.
Matías Nazario es un político que nunca ha ido a una contienda, pero ha estado detrás de muchos candidatos a lo largo de veinte años. El abanderado del MAS es un estratega que conoce bien el territorio; desde hace varios años Matías ha ido sumando liderazgos a su estructura y desde hace algunos meses los apoya de diferentes maneras. Los números que pueda lograr Nazario no son claros, pero seguramente estará entre los cuatro finalistas.
Luego de entender lo que trae cada uno de estos personajes vienen los demás: a resto de los contendientes les costará mucho seguir el ritmo de la elección porque no tienen la estructura, ni los recursos, ni el conocimiento que hay en estas cuatro casas de campaña. Para la mayoría su participación en la elección será testimonial y pasará desapercibida.
Un dato importante: el padrón electoral del 2021 es casi el mismo del 2018, pero la participación ciudadana seguramente será menor porque así sucede en las elecciones intermedias; si los aspirantes no logran mover el avispero electoral y motivan a más gente a participar veremos el mismo número de votos dividido entre más candidatos, lo que dará como consecuencia que el ganador alcanzará la victoria con una cifra pequeña. Ahí se vuelven importantes las declinaciones.
El que un candidato decida bajarse de la carrera y se sume a otro puede derivar de tres variables: 1- Que lo convenzan de que otro proyecto es mejor o se de por vencido (así pasó con el exrector Alejandro Vera). 2- Que un candidato compre su candidatura y lo sume a su campaña (como lo hizo Rodrigo Gayosso con Nadia Luz Lara Chávez en el 2018) o 3- Que se genere un movimiento político social que llame al voto útil.
Otro dato: los votos de los candidatos a las presidencias municipales no ayudan directamente a mantener el registro de los partidos políticos, por esa razón algunas candidaturas fácilmente pueden volverse moneda de cambio político, porque cederlas no afecta las prerrogativas de las dirigencias.
En esta campaña los candidatos necesitan tener una estrategia bien definida que incluya todos los elementos que rodearán el proceso; hablar de la estructura es sencillo, pero construirla no es fácil y apostar el triunfo a ella es un error porque en todos los procesos electorales hemos visto que las estructuras fallan o juegan para otros candidatos.
La estrategia política de una campaña implica tener claridad sobre todos los escenarios que existen para ganar, tomando en cuenta la posibilidad de convencer a los rivales, construir un frente electoral común o de la forma más burda: comprar a los rivales.
En la elección del 2018 Morena ganó Cuernavaca con casi 68 mil votos, el PAN obtuvo 43 mil con Javier Bolaños y José Luis Urióstregui como candidato independiente consiguió 27 mil sufragios; en esa elección vimos como la ola obradorista provocó una participación electoral superior al 66% del padrón con 9 candidatos compitiendo por la alcaldía. En el 2021 la participación electoral podría caer por debajo del 45% del padrón, pero los votos se dividirían entre 19 candidatos.
Por estas y otras razones la elección del próximo mes de junio será muy distinta a las pasadas; en esta ocasión es muy fácil ser candidato, pero será mucho más difícil obtener los votos y se ganará con cifras por debajo de las que históricamente hemos visto.
Un estratega de campaña profesional debe tener en cuenta todos los aspectos que intervienen en la elección, desde la estrategia y la comunicación, hasta la operación política que incluye la posibilidad de que uno o varios candidatos declinen.
Esto último no sucede por casualidad: las declinaciones se trabajan desde antes de que arranquen las campañas.
posdata
Las candidaturas deben ser complemento unas de otras, aunque no siempre sucede así. Los aspirantes a los distintos cargos de elección deberían ser parte del engranaje político de los partidos y caminar de la mano en busca de los votos, pero eso rara vez sucede.
En Cuernavaca lo que vemos es una mezcla irregular de candidatos que no se ayudan entre sí, que no tienen sincronía y que en algunos casos se hacen daño entre ellos. Pongámoslo de esta manera:
Los candidatos a las diputaciones locales de la coalición Morena PES no son del mismo peso ni ayudan igual al candidato a la presidencia municipal; Alejandra Flores es una muy mala aspirante, no tiene trabajo social en su distrito y su única oferta política que tiene es venderse como simpatizante de Andrés Manuel López Obrador, aunque su desempeño parlamentario no responde a los preceptos de honestidad de la cuarta transformación. Marco Martínez es candidato al segundo distrito y pese a no tener un liderazgo destacado, es un personaje que sabe trabajar en el territorio y tendrá el apoyo de su hermano Jesús, un regidor que sí ha caminado las colonias. Lo peor: el candidato a la diputación federal en el primer distrito de Morena es un perfecto desconocido.
En la alianza PAN-PSD la historia es similar: Andrea Gordillo recibió la oportunidad de competir por el primer distrito y lo hace con entusiasmo y alegría, pero sin estrategia ni conocimiento; la señorita tiene carisma, pero le falta estrategia y mucho (pero mucho) profesionalismo en el manejo de su campaña. En el segundo distrito las cosas son terribles: Ángel Adame está desaparecido, parece que no le interesa ganar o que buscó la postulación para ver qué beneficio económico podría lograr; el restaurantero será una pesada carga para los candidatos panistas a la alcaldía y a la diputación federal.
Las propuestas de Fuerza por México son de claroscuros: Javier Bolaños es el contendiente más fuerte, quien tiene más posibilidades de ganar el distrito, pero la alegría en FxM se desvanece con Claudia Martínez Lavín y Nadia Luz Lara; las damas (principalmente Claudia) tienen historia y arraigo, pero les falta orden en campaña y logística en la búsqueda de los votos. En el caso de la magistrada, además, pesa su trayectoria profesional y el hecho de que en la elección pasada se entregó a Rodrigo Gayosso.
Las aspiraciones de los otros partidos en estos distritos pasan desapercibidas, se pierden en la inmensidad de las redes sociales y en la dinámica de una elección con muchos rostros, pero con pocos liderazgos. Ahí andarán, haciendo cosas y compartiéndolas en sus cuentas para que solo las vean sus contactos; son candidaturas caseras.
En teoría, la construcción de las candidaturas debe hacerse de manera homogénea, es decir, sumando activos y multiplicando virtudes, hilvanando personalidades, géneros y armando proyectos que se complementen en todos los sentidos. La realidad es otra: casi siempre llegan candidatos que terminan siendo un lastre.
Ejemplos ahora hay muchos.
nota
Este día Hugo Salgado Castañeda cumple 39 años como titular de la Notaría Dos de Cuernavaca; han sido casi cuatro décadas en las cuales el fedatario se ha distinguido por brindar certeza y confianza a cientos de miles de familias.
El valor del trabajo que realiza cada día la Notaría Dos pasa por el sólido equipo que conforma la oficina, pero se destaca por el desempeño y la confianza personal que brinda su titular.
En Morelos hay muchos y muy buenos notarios, pero algunos como Hugo Salgado sobresalen no solo por su conocimiento profesional, sino por su calidad humana y los valores con que se conduce.
39 años son toda una vida. ¡Y los que faltan!
¡Felicidades Hugo!
post it
Ahora que vuelvo a revisar los números de las campañas pasadas en Cuernavaca caigo en cuenta de que en la elección del 2018 compitió Fernando Martínez Cué, el pato.
Este sujeto ha participado en varias ocasiones y la mayoría de las veces ha perdido; obvio: tuvo su momento de gloria en el PAN cuando fue impulsado a una diputación local, pero a partir de ahí su ambición lo acabó. Además de corrupto, el pato es un chapulín profesional que ha utilizado el servicio público como negocio: empezó en el PAN, ha estado en el PRD, en el PRI, en el Verde, en Movimiento Ciudadano y la última ocasión en Nueva Alianza; incluso en alguna ocasión se trenzó a golpes en un restaurant por cuestiones de dinero con Jaime Álvarez; dato morboso: Jaime lo tundió. En la pasada elección para presidente municipal del 2018 apenas superó los 3 mil votos.
Esta vez el pato Martínez no compite, pero en su lugar participa su hermano.
¡Qué bonita familia!
redes sociales
45 días de campaña pasan volando. Cuando algunos candidatos se den cuenta, la elección ya estará definida.
Los aspirantes a las diputaciones federales ya van por su segunda semana de campaña sin que la mayoría las note o les tome importancia.
Algunos candidatos apuestan todo a su estructura. Ojo: el voto de las estructuras ayuda a entrar a la competencia, pero no define la elección.
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