¿Sólo palabras?
Me dicen lectores que me excedo al sugerir que la maniobra para ampliar mandato del presidente de la Corte anticipa la ampliación del mandato presidencial. Puede ser, pero subrayo: es un mal síntoma de la inclinación a dar y tomar poder por encima de las reglas.
Leo Zuckermann ha hecho un sugerente ejercicio sobre las palabras que el presidente López Obrador usó para justificar la ampliación del mandato del ministro Zaldívar (Excélsior, 19/4/21).
Fue un argumento sobre el hombre necesario por encima de las normas. El Presidente dijo esto:
“El presidente de la Corte es un hombre íntegro, honesto y que ayudaría mucho en la renovación del Poder Judicial, porque urge la reforma al Poder Judicial. Entonces, si ya se aprobaron esas leyes y si para llevarlas a la práctica se requiere que el actual presidente continúe dos años más, porque es garantía de que esos cambios se van a llevar a la práctica, yo estoy de acuerdo […]
Es un mal síntoma de la inclinación a dar y tomar poder
Si no se amplía el periodo, quien llegue va a ser más de lo mismo, más de lo anterior, más de lo que significaba el antiguo régimen. Entonces, no olvidemos que estamos aquí para transformar, no venimos a que las cosas continúen igual”.
Apliquemos estas palabras sobre el hombre providencial al Presidente, sugiere Leo Zuckerman, y veamos cómo sonarían en la voz de un emisario, un enviado o un visionario. Podrían sonar así:
“El Presidente de la República es un hombre íntegro, honesto y que ayudaría mucho en la renovación del régimen político que urge. Entonces, si se están aprobando leyes para hacerlo y si para llevarlas a la práctica se requiere que el actual Presidente continúe dos años más, porque es garantía de que esos cambios se van a llevar a la práctica, que se van a realizar, yo estoy de acuerdo […]
Si no se amplía el periodo, quien llegue va a ser más de lo mismo, va a significar más de lo mismo, más de lo anterior, más de lo que significaba el antiguo régimen. Entonces, no olvidemos que estamos aquí para transformar, no venimos a que las cosas continúen igual”.
Solo palabras, claro.
Héctor Aguilar Camín