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SERPIENTES Y ESCALERAS

La gente pelea por agua

Lo ocurrido el miércoles pasado en la capital de Morelos cuando vecinos de distintas colonias bloquearon por varias horas el Paso Exprés y diversas arterias viales de la ciudad expuso la gravedad del problema de agua que se vive en Cuernavaca. Este año es particularmente complicado debido a la sequia que prevalece en todo el territorio nacional, pero la situación se complica en un municipio donde, además, existe una absoluta incompetencia en el sistema que administra el vital líquido. Nunca habíamos visto en Morelos a la gente pelear por agua.

La falta de suministro de agua potable en distintas colonias de la ciudad no es un asunto nuevo, pero se ha agravado en los últimos años; el problema tiene diferentes razones, empezando por el multimillonario adeudo que tiene el Sistema de Agua Potable de Cuernavaca con la Compañía Federal de Electricidad.

En esta historia hay que añadir también que la infraestructura hidráulica de la ciudad tiene una antigüedad mayor a los 70 años y según datos que ha proporcionado la propia dependencia, 7 de cada 10 litros de agua que se bombean se pierden en fugas. El equipo con el cual trabaja el SAPAC es viejo y obsoleto, las bombas de los pozos son muy viejas y por ello frecuentemente se descomponen, además de que por tratarse de tecnología obsoleta su consumo de energía es mucho más alto que el de equipos de nueva generación y su rendimiento está por debajo de lo que necesita la ciudad.

El problema de suministro de agua en la capital de Morelos es muy complejo y su solución no vendrá de un discurso político; para que el servicio de agua potable para los ciudadanos de Cuernavaca mejore, lo primero que se necesita es dinero para cubrir el millonario saldo con la CFE. Luego de ello se necesita una inversión urgente, de muchos millones de pesos también, para renovar los equipos de los pozos de agua y cambiar casi en su totalidad la red hidráulica de la ciudad.

Atendidos estos dos temas, que desde ningún ángulo son menores, urge cambiar la forma de trabajar del Sapac desde sus mandos directivos; para que las cosas sean diferentes es fundamental colocar a cargo de la oficina a un profesional en la materia que conozca la ciudad y este preparado técnicamente para atender la problemática.

Esto último pasa, por supuesto, por un ajuste mayor en la estructura burocrática y operativa, por digitalizar los procedimientos, transparentar el funcionamiento y principalmente limpiar de corrupción la dependencia. Hace algunos años se decía que por la enorme cantidad de dinero que diariamente ingresaba a sus cajas, el Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Cuernavaca era la caja chica del ayuntamiento, el lugar de donde tomaban dinero para actividades políticas o para equilibrar el presupuesto de algunas otras áreas de la administración municipal.

Hoy las cosas son distintas: el dinero sigue entrando en grandes cantidades, pero ya no alcanza siquiera para la operación del organismo. Las preguntas son obligadas: Si la gente sigue pagando puntualmente su servicio a pesar de que muchas veces no llega agua a sus casas ¿Por qué el Sapac está quebrado y no abona a la deuda con la CFE? ¿A dónde se va el dinero que paga la gente?

Entender lo que ocurre en el Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Cuernavaca es fundamental para comprender la situación que se vive en la ciudad: e Sapac es un organismo ineficiente, corrupto, que no cumple la función para la cual fue creado y está generando problemas sociales de una magnitud incalculable.

Las escenas que vimos el miércoles pasado en distintos puntos de la ciudad deben llamar la atención a todos, no solo al inexistente presidente municipal Antonio Villalobos; los enfrentamientos físicos registrados en el Paso Exprés advierten de un conflicto social que está explotando y que pretende ser minimizado por las autoridades capitalinas.

Puede ser, como lo señaló públicamente el hermano del alcalde Villalobos a través de su cuenta de Twitter, que algunos actores políticos intenten sacar raja política de la situación en medio de una campaña electoral, pero eso no descarta que el problema de agua es real, que miles de ciudadanos no tienen servicio desde hace semanas y no hay respuesta de las autoridades. ¿Quieren los Villalobos sacar al Sapac del debate electoral? Simple: ¡Regularicen el suministro de agua potable!

El problema es que la situación ya está fuera del alcance de las manos del ayuntamiento y de su titular; el presidente Antonio Villalobos supo desde que llegó a la presidencia municipal que el Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Cuernavaca era una bomba de tiempo, que el problema financiero estaba ahogando al organismo y que se requerían acciones inmediatas para evitar su colapso. ¿Qué hizo? Se dedicó a echarle la culpa a otros e hizo del Sapac un negocio familiar.

El adeudo del sistema de agua de la ciudad con la comisión federal de electricidad es enorme, pero no tan grande como la incompetencia y la corrupción que hay en el ayuntamiento; lo que ocurre con en el Sapac no es distinto a lo que está pasando en las demás áreas del ayuntamiento, empezando por aquellas que tienen a su cargo las licencias de funcionamiento; la diferencia es que el agua es vital para la gente y sin ella la situación explota, como lo vimos el miércoles pasado.

La directora del Sapac afirma que enviarán pipas de agua a las colonias para atender la sequía en tanto el problema de abasto se regulariza, pero esta es una salida mediática, insuficiente y mentirosa: el abasto de agua en las colonias de Cuernavaca no se normalizará hasta que el Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Cuernavaca pague a la CFE o al menos logre un acuerdo para reconectar el servicio de energía, lo cual pasa por pagar; son muy pocas las pipas de agua con que cuenta el municipio y no hay forma de que se den abasto para atender la sed de los miles de ciudadanos que carecen del servicio. Operativamente hablando, suministrar agua a la gente con pipas es muchísimo más caro que bombearla hasta sus casas a través de la red hidráulica.

El ayuntamiento de Antonio Villalobos está metido en una espiral de desgaste que va a generar más problemas como los vistos esta semana; el alcalde es tan limitado neuronalmente y está tan pésimamente asesorado por su hermano y por su secretario privado que no se da cuenta el tamaño del problema que tiene enfrente.

La crisis de agua en Cuernavaca supera a la elección y está más allá de la campaña de cualquier candidato, porque se trata de un recurso no renovable, insustituible, que el gobierno y su titular están obligados por ley a brindar a los ciudadanos y no lo hacen.

Los señores Villalobos pueden insistir todo lo que quieran que se trata de un ataque político, pueden burlarse del descontento de la gente diciendo que se trata de acarreados, pero al hacerlo a quienes verdaderamente están dañando es a ellos mismos, porque la bomba está explotando y el problema no solo acabará con la carrera política del actual presidente municipal, se convertirá en un punto de presión para que autoridades de los tres niveles volteen a ver qué sucede en el Sapac y entonces los ojos de la federación estarán en las acciones de toda la familia Vilallobos.

Incluso como negocio el Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Cuernavaca está muy mal manejado; si el servicio fuera eficiente y la gente recibiera el vital líquido en sus casas, nadie repararía en lo que sucede ahí, ni tendría interés en fiscalizar un área técnica como el Sapac, pero como el servicio es malo, hasta la más mínima acción en esa dependencia salta a la vista.

Son los hermanos Villalobos quienes han politizado el tema del agua tratando de desviar la atención, pero no lo han logrado; lo único que consiguieron es que la gente salga a las calles y reclame por la falta de agua y por el desprecio a sus demandas.

Cuando la gente comienza a pelear por agua es que las cosas están fuera de control.

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